— Recuérdalo— le advirtió el barbón antes de sacar otra botella de su bolsillo—. Se hace tarde pero quiero que veas esta otra memoria antes de que salgamos...No tomará mucho—dijo Dumbledore, una vez que hubo vaciado el recipiente—. Estaremos de vuelta antes de que lo sepas. Una vez más dentro del pensadero, luego...
Y Alex se hundió de nuevo tras la superficie plateada, cayendo esta vez justo enfrente de un hombre al que reconoció al instante.
Era un mucho más joven Horace Slughorn. Sus pequeños pies descansaban sobre un almohadón de terciopelo y él estaba sentado en un confortable sillón, con una mano agarrando un pequeño vaso de vino y la otra hurgando en una pequeña caja de ananás cristalizadas.
Dumbledore apareció a su lado y vio que estaban en la oficina de Slughorn. Media docena de jóvenes estaban sentados alrededor de Slughorn, todos en asientos más bajos y duros que el suyo y todos en su media adolescencia. Alex reconoció a Voldemort al instante. Su cara era la más bonita y estaba más relajado que el resto de los muchachos. Su mano derecha estaba despreocupada sobre el brazo de su silla, con un estremecimiento, ella vio que estaba usando el anillo dorado y negro de Marvolo, ya había asesinado a su padre.
—Señor, ¿Es verdad que el profesor Merrythought se retirará? — preguntó.
—Tom, Tom, si lo supiera no te lo podría decir— dijo Slughorn, sacudiendo un reprobante dedo cubierto de azúcar hacia Riddle, a pesar de que el efecto se corrompía apenas por el brillo—. Debo decir, me gustaría saber de dónde sacas tu información, chico, estás mejor informado que la mitad del cuerpo docente—. Riddle sonrió, los otros muchachos rieron y le dirigieron miradas admiradoras—. Con tu extraña habilidad de saber cosas que no debes y tu cuidadosa adulación a las personas que importan (gracias por el ananá, es evidente que estás en lo correcto, es mi favorita)...— mientras muchos de los chicos sonreían, algo muy extraño pasó. La sala entera se llenó con una espesa niebla blanca, por la que se no veía nada más que la cara de Dumbledore, que se hallaba tras él. La voz de Slughorn se escuchó a través de la niebla, inusualmente fuerte—. Vas por mal sendero, muchacho, toma en cuenta mis palabras.
La niebla se aclaró tan rápido como había aparecido y nadie hizo alusión de ella, y nadie miró como si algo inusual hubiera pasado. Confusa, Alex miró el reloj dorado que tenía el profesor Slughorn sobre el escritorio y que ahora daba las once de la noche.
— ¿Ya es esta hora? — Dijo Slughorn—. Deberían irse chicos, o estaremos todos en problemas. Lestrange, quiero tu ensayo para mañana o tendrás una detención. Lo mismo para ti, Avery— Alex no pudo evitar verlos al oír sus nombres, era el apellido de mortífagos...
Slughorn se paró del sillón y llevó su vaso vacío al escritorio mientras los chicos salían. Voldemort, a pesar de esto, se quedó. Se podía decir que se había retrasado a propósito, esperando ser el último en el salón con Slughorn.
—Tom— dijo Slughorn, girando y hallándolo todavía presente—. No quieres ser encontrado fuera de las camas a deshoras, como eres prefecto...
—Señor, quería preguntarle algo.
—Pregunta entonces, mi chico, pregunta...
—Señor, ¿Me preguntaba que sabe sobre... sobre Horrocruxes?
Y pasó todo de Nuevo: la densa niebla llenó el salón y Alex no vio a Slughorn o a Voldemort, solo a Dumbledore, sonriendo serenamente a su lado. La voz de Slughorn retumbaba de nuevo, justo como lo había hecho antes.
— ¡No sé nada sobre Horrocruxes y no te diría si supiera! ¡Ahora vete de aquí pronto y no me dejes encontrarte mencionando eso de nuevo!
—Bueno, eso es todo— dijo Dumbledore plácidamente al lado de la chica—. Hora de irse.
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Mi igual (Draco Malfoy)
FanfictionTodos sabían que Tom Riddle, o como muchos los conocen, Lord Voldemort despreciaba a los Muggle y a los magos hijos de Muggle, llamados también por algunos como sangre sucia, pero eso no impidió que se interesara en su ciencia. En específico una peq...