Ese día lo pasé en reposo total. Σs'κα no dejaba que me levantara ni siquiera para caminar dentro de la lona.
Me trajo comida y me cubrió con una manta esperando que el dolor de cabeza pasara. El resto de la tarde estuve sola. Σs'κα se fue, haciéndome prometerle que no me dormiría y no saldría hasta que él volviera, por lo que, resignada y acalorada, me quedé entre las cobijas mirando únicamente hacia el techo.
Empezaba a amanecer cuando los cazadores volvieron de la exploración. Me enteré por Äρσητε que habían cazado cuatro venados y que el primer grupo de caza partiría en un rato para llevar la comida al hogar. Me sentí inservible; otra razón para que los cazadores me odiaran más de lo que ya lo hacían... Pero Äρσητε me consoló diciéndome que yo estaría en el último grupo de caza por órdenes de su padre, así que todavía podría hacer algo. Después me contó que Μιευε, ya recuperando la movilidad, se jactaba de haberme ganado y que yo era tan débil que con un solo golpe suyo, ya estaba a punto de morir. Hablaba tan mal de mí, que los cazadores aún me tenían cierta desconfianza, aunque algunos otros, después de ver lo sucedido, preferían mantenerse neutrales; sin estar ni de un lado ni del otro.
Fue un alivio tener a Äρσητε conmigo esa mañana. No poder hacer nada era una tortura; era como mi infierno personal. Y Σs'κα, como compañero de cuarto, tampoco ayudaba mucho. Escuchaba los relatos de Äρσητε sentado en una esquina, trabajando aún en la talla de madera. No comentaba nada ni le dedicaba ninguna mirada a nadie, por lo que, era como si no estuviera allí, e incluso cuando Äρσητε se dio cuenta de que me estaba quedando dormida y salió de la lona, Σs'κα continuó con su trabajo sin comentar nada.
Mi pequeña depresión por la inmovilidad me impidió dormir después de un rato y bueno... con la actitud de Σs'κα tampoco me sentía muy motivada.
No fue que me levanté hasta la siguiente mañana cuando todos partían de nuevo. Me fue sencillo adaptarme a sus formas; traía mi arco y mis ocho flechas junto con el cuchillo. Mi única molestia era Μιευε, que, por órdenes de Äρσητε, también se iría hasta el último grupo.
—Σs'κα ya me dijo tu verdadera situación —me susurró Äρσητε al oído.
Sonreí, pero no dije nada. Los cazadores iban detrás de nosotros, aunque manteniendo una distancia prudente, así que no podía arriesgarme.
-Seguramente esto ha de ser una pesadilla para ti- comentó- y si te sirve de consuelo, en el viaje de vuelta todos mis hermanos, sobrinos e hijos sabrán de tu verdadera identidad ¿Estás de acuerdo con eso?- consultó.
Asentí rápidamente.
En realidad, desde la pelea con Μιευε nadie volvió a burlarse de mí y eso era un avance...
Si hablaban a mis espaldas, ni siquiera me enteraba, porque ni el propio Μιευε se acercaba a mí. El único que me hablaba era Äρσητε, porque Σs'κα no musitaba palabra, y si era así, era con otros cazadores, pero no necesitaba que me hablara nadie más.
-Padre- dijo uno de los cazadores que iba adelante con Σs'κα- Estamos cerca...
-¡Todos guarden silencio!- ordenó Äρσητε.
Caminamos pisando suave, pero lo que vimos a continuación no era una manada de venados como hubiera estado esperando, sino más bien una construcción de piedra gigantesca que me recordaba a los templos de mi pueblo. No pude más que mirar con la boca abierta al tiempo que caminábamos por un empedrado que dirigía a una entrada oscura.
La magia del lugar penetró mi cuerpo como si tuviera vida propia provocándome escalofríos. Sentí la energía proveniente del suelo con la sensación de que era una espesura que se podía cortar con el cuchillo.
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⌘Cαżαdοrα εrrαητε⌘
FantasyMi brazo estaba marcado. Allí, incluso de lejos, se veía la marca plateada, que cruzaba como una enredadera por mi brazo, comenzando desde mi palma hasta mi hombro. Era la marca de un cazador. Mi tribu por generaciones había puesto esa marca a los...