Epílogo

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El viento sopló con fuerza cuando el joven hombre pasó como un rayo entre los árboles. Se acercó a un precipicio, pero era necesario...

Sin aminorar la velocidad de su carrera, saltó por el acantilado y el viento pareció convertirse en sus alas, cuando lo impulsó y amortiguó su caída.

Al incorporarse con agilidad, sonreía abiertamente, moviéndose entonces con la facilidad con la que lo hacía una pantera.

—Mina... —murmuró cuando un leopardo se materializó entre la maleza.

El felino rugió con fuerza al tiempo que saltaba contra su presa y lo tiraba al suelo, comenzando a lamer su rostro.

—Oye... —protestó el hombre entre risas— No porque seas un animal te puedes dar estos lujos.

—Lo siento, hacía tiempo que no te veía —se disculpó su hermana.

—¿Cómo van las cosas por allá? —preguntó haciendo a un lado al pesado gato e incorporándose.

Ella sonrió toscamente a causa de sus fauces felinas.

—Creo que mamá y papá pretenden hacer un pacto de paz, pero no te fíes, Σs'κα... son enemigos por naturaleza —le informó el leopardo caminando con la cola parada, agitándose como la de un gatito alegre.

Σs'κα sonrió.

—Nunca se sabe... —murmuró caminando detrás de ella.

Guardaron silencio, hasta que Mina no pudo guardarlo más:

—¿Ella está aquí? —preguntó curiosa.

—En todos lados —contestó su hermano mirando el bosque con un gran respeto y cariño—. Siempre.

—Lo sé, pero me refiero... su cuerpo.

—Me encomendó una tarea... Dijo que llevara estas semillas al pueblo de los πrεδηεκ. Es preciso que aprendan a cultivarlas.

—Todavía la ves en sueños ¿No es cierto?

Σs'κα no contestó, sino que se quitó la armadura, dejando su fornido pecho al descubierto. Mina observó la marca plateada que había en éste; era la de una pantera.

—Estamos conectados. Soy ahora protector de la tierra. Su sirviente... —contestó finalmente.

Mina sonrió.

—Šôrα me pidió que volvieras pronto.

—Dile que tendrá que buscarme... —respondió fríamente Σs'κα, sabiendo que por las tareas que le encomendaban era imposible que estuviera en un solo lugar por mucho tiempo.

—Ella desea acompañarte...

—Puedo hacer esto solo —la interrumpió Σs'κα.

Mina suspiró.

—Lo dices porque la ves cada treinta ciclos lunares y no quieres lastimar a Šôrα ¿Cierto?

Él asintió, bajando la mirada.

Mina sonrió por segunda vez.

—Šôrα tendrá su primer hijo.

Σs'κα la miró incrédulo.

Su hermana asintió lentamente cuando se empezaron a divisar las casas de los πrεδηεκ, construidas a base de un lodo biscoso y maderos. Aunque siempre se había dicho que aquellas casas mantenían el calor increíblemente bien.

—Ella quiere que su hijo conozca el mundo. Iría con su compañero también. Un viaje familiar al estilo antiguas civilizaciones... ¡Con una sola familia basta! ¡Se empieza un pueblo y de ahí siguen creciendo sin parar!

⌘Cαżαdοrα εrrαητε⌘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora