Capítulo 33

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Él fue el primero que rompió con aquel breve instante volviéndose hacia los cazadores. Äρσητε iba al frente:

— ¡¿Qué fue lo que sucedió?!

Σs'κα sacudió la cabeza en una negativa y se encogió de hombros.

Me mordí los labios intentando dejar las dudas para mis adentros.

—Muchachos, traigan algo para limpiar las heridas de estos dos cazadores —ordenó Äρσητε sin perdernos de vista.

Rápidamente sus hijos corrieron por agua y hojas secas. De los ocho cazadores, contando a Σs'κα y Äρσητε, cuatro buscaban hierbas y dos platicaban conspiradoramente tras una roca más alta que ellos mismos. Me imaginé que uno de ellos sería Μιενε. Mientras tanto, Σs'κα se sentó sobre una elevada piedra. Su semblante se volvió pensativo.

Äρσητε se aproximó a Σs'κα.

—¿Qué fue lo que sucedió? —insistió bajando un poco la voz.

Intenté respirar hondo, meditando por primera vez en las palabras que me había dicho Σραπαδε: "Yo me sacrifiqué por los míos y pronto lo harás tú también"... ¿Qué significaba? ¿Que moriría al final de aquella travesía?

— Σs'κα... —dije con un hilo de voz. Ambos hombres se volvieron hacia mí, mirándome con atención. Tragué saliva con dificultad— ¿Moriré?

Pero no contestó; ni siquiera me encaró. Sus facciones se endurecieron, mostrando un extraño sufrimiento.

Entonces las lágrimas se derramaron por mis mejillas, cayendo sobre la capucha que aún cubría mi rostro. El silencio se volvió agobiante; ni el propio Äρσητε se dignó a hablar, mirando con cautela hacia ambos lados. Sus brazos se movieron como queriendo consolarme, pero aquel no eran el lugar ni el momento indicados.

—Padre, aquí están las hierbas y el agua —dijo uno de sus hijos al acercarse hacia nosotros.

Me miró con un terror indescriptible antes de entregárselas a Σs'κα y alejarse lo más posible de mí. Supuse que era natural que en aquel momento me temieran, pues había ocasionado la destrucción del interior del templo. Sin embargo, la sensación no era nada reconfortante.

Äρσητε se volvió hacia el resto de los cazadores.

— Nos hemos retrasado, así que saldremos lo más pronto posible y continuaremos con la caza para poder volver a nuestro hogar —informó.

Su voz estaba impregnada de autoridad. Ninguno de los presentes pudo evitar asentir con la cabeza obedientemente. Después se volvió de soslayo hacia nosotros dos.

—Y ustedes me deben una explicación... —continuó, bajando la voz.

Incliné la cabeza avergonzada y asentí lentamente.

Después de que Σs'κα limpiara meticulosamente su rostro sangriento con el agua, envolviera las heridas en sus brazos con hierbas medicinales, y después de que yo hiciera lo pertinente con las mías, continuamos con la caza como si nada hubiera pasado, como si aquel incidente le hubiera ocurrido a otros y nosotros sólo lo hubiéramos hecho una tranquila excursión de cacería.

El primer venado lo avistamos en un claro, escondidos entre la maleza. Yo estaba apretujada entre Äρσητε y Σs'κα.

—Yo iré, Äρσητε —dijo Μιευε, que se escondía tras un árbol.

Pero Σs'κα negó lentamente con la cabeza.

—Que vaya Đακαř —propuso con el desafío dibujado en el rostro.

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