Capítulo I

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YoonGi no encontró manera para dejar de llorar. ¿Acaso había algo más que pudiera hacer?

No. La respuesta era un rotundo no, ya que su madre seguía sin dejar su llanto atrás mientras su padre estaba ahí... sobre ella.

Un golpe; otro, otro y otro.

Se tapó los oídos sin lograr soportar por más tiempo el sonido de la mano de su padre sonando contra alguna parte del cuerpo de la mujer. Por lo mismo se levantó decidido y se acercó hasta el hombre para tomarlo por los hombros y así separarlo de su madre. Lo único que recibió por su parte fue un fuerte golpe en la mejilla, un golpe de tal magnitud que lo dejó tendido en el suelo, con los trozos del jarrón que quebró al caer sobre su cuerpo e incluso pudo sentir un líquido común correrle por la mano.

El hombre luego de eso se fue sin más, como siempre lo hacía; salía por la puerta principal haciendo sonar esta fuertemente al cerrarla. Una vez solos YoonGi se acercó a su madre gateando y se sintió morir porque ¿cómo podían hacerle eso a una mujer tan bella?

En cuanto llegó a su lado le acarició el rostro, donde se abrían las nuevas cicatrices y los moretones se mezclaban con los anteriores.

—Vete al instituto, hijo —dijo la mujer sonriendo levemente con los ojos entrecerrados—. Vas a llegar tarde.

—Vamos a tu habitación. —Tuvo intenciones de ayudarla a levantarse, pero ella se resistió.

—Te dije que te fueras —habló ella con un tono más fuerte.

—No voy a dejarte sola —repitió de manera decidida mientras la levantaba, pero ella no se movió.

—¡Vete! —gritó su madre con la poca fuerza que tenía y se separó para dejarse caer en el sofá que estaba a su costado. Alzó las manos para cubrirse el rostro y sollozó.

Se acercó y arrodilló delante de ella para tomarle las manos y así entrelazarlas, haciendo que la sangre que salía de sus muñeca se mezclara con la de ella.

—Ve, por favor —suplicó su madre llorando—. Sale de este infierno, aunque sea por unas horas.

De un infierno a otro, pensó. No obstante, no dudó en mantenerlo en su consciente y no decirlo, después de todo no podía hacerle las cosas aún más difíciles a la mujer.

—No te quiero dejar sola. —Hizo un puchero en un intento de desconcentrarla y ella llevó la mano hasta su pelo, pero no lo tocó.

—Límpiate y vete —dijo mirándole las manos antes de tocarle la cara y acariciar el golpe del día anterior y el de hace un rato—. Vete ya.

YoonGi se levantó y la miró.

Tenía razón. Debía salir de ese infierno... debían salir ambos, pero por el momento no podía hacer nada para sacarla de ahí.

—Me iré al instituto —le dijo y ella sonrió.

Retrocedió sin apartar la mirada de la mujer porque no quería dejar de mirarla, de observarla como si fuera la última vez que la vería, y no era del todo falso, siempre podía ser la última vez para él.

Miró el viejo reloj que estaba cubierto de polvo mientras colgaba de una de las paredes. Si no corría hacia el instituto llegaría tarde. Tomó la mochila que de seguro tenía los cuadernos de unos días anteriores y salió de la casa, quitándole la mirada a su madre y sintiéndose angustiado debido a ello. Sin embargo, sabía que su padre no llegaría hasta la noche, lo que significaba que estaría allí junto a ella cuando pase de nuevo.

Corrió al instituto, haciendo que el frío viento que chocaba contra su rostro lo despabilara un poco.

Quizás la vida hubiera sido más soportable si su cuerpo no cayera al suelo debido a la distracción, a los pensamientos alternándose entre su madre y la tarea que no hizo para la primera clase que tenía.

From what to what? • || JimSu ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora