Capítulo XXI

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—Eres virgen —volvió a murmurar JiMin, haciendo notar su suave risa—. Tienes 17 años y eres virgen.

—Cállate —murmuró con desgano y harto de que vaya repitiéndolo—. No entiendo qué tiene de relevante la edad con mis relaciones sexuales —siseó más para sí que para responderle al otro.

Además, y si no recordaba mal, lo hicieron en el club gay, maldición. ¿Por qué decía que era virgen si supuestamente tuvieron relaciones sexuales? Pues bueno, tampoco era para debatirse demasiado, después de todo el chico se esforzaba en molestarlo como fuese, independiente que sea basado en semejante estupidez.

Movió lentamente el carrito del supermercado mientras JiMin seguía repitiendo lo mismo una y otra vez, sin percatarse siquiera de qué compraba realmente.

—Eres virgen —dijo el otro como si estuviera cantando una estúpida canción infantil.

Maldición, el infantil era el castaño por burlarse de algo tan imbécil.

—Ya deja de hacerlo —gruñó y dejó escapar el aire que tuvo contenido. Se detuvo delante de la leche—. ¿Cuál deberíamos llevar, de chocolate o frutilla?

—¿Tanto te molesta que diga que eres virgen?

Rodó los ojos. JiMin ignoró lo que dijo—. ¿De chocolate o...?

—¿Te molesta? —insistió el otro.

Se contuvo de maldecir y tomó el carro para empujarlo, doblando en la próxima esquina. Entró por el pasillo de los cereales.

—¡Hey! —Se volteó ante el grito que provino desde sus espaldas.

Algo se estampó ruidosamente contra las cajas de cereales, pero no supo qué porque se concentró más en lo que pasaba consigo mismo, ya que JiMin estaba justo frente a él con los ojos cerrados y los labios posados sobre los suyos.

En un inicio se quedó completamente petrificado y con los ojos sumamente abiertos debido a la sorpresa, pero acabó cerrando estos porque los del otro también estaban cerrados. Al darse cuenta que JiMin no parecía tener intenciones prontas de separarse se movió con gestos estúpidos, pasando finalmente los brazos por sobre los hombros del contrario para aferrarse a algo y no desvanecerse ahí mismo. Su acción logró atraer al otro hacia su cuerpo y entonces sintió como la lengua ajena se introducía en su boca y chocaba contra la suya.

Se besó otras veces con JiMin —si es que realmente la cantidad de choques que tuvieron se podría llamar besos—, pero esa fue la primera vez que realmente ambos estuvieron ahí sin otra circunstancia real que los obligaran a tomar aquellas acciones.

El castaño se separó y lo miró directo a los ojos. Parecía avergonzado y extrañamente tímido, pero aun así buscó su mirada.

Lamentablemente la conexión se perdió cuando se fijaron en las cajas de cereales que estaban esparcidas por el suelo. No eran muchas porque fue el carrito el que terminó chocando con una de las estanterías, pero al parecer sí fue motivo suficiente para que llamaran al personal porque el aviso se escuchó a través de los altavoces.

Para su extrañeza JiMin lo tomó de la mano y tiró de él, haciendo que el guardia que iba hacia ellos se pusiera a correr en su dirección.

—¡Deténganse! —El grito resonó en sus oídos, pero no pudo reaccionar, solo se dejó llevar por la mano del otro que tiraba de él.

Escuchó la risa del castaño como si viniera de un lugar lejano, pero de igual manera lo hizo reír y volvió a estar consiente de la realidad de un sopetón, como si se cayera de la cama después de un sueño.

From what to what? • || JimSu ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora