Capítulo XXXIX

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—Aún no lo hará público. —HoSeok le dio una lamida a su dulce.

—No lo presiones. —Jugó con el lápiz mientras que su vista estaba fija en la libreta que apoyaba en sus piernas.

—Es tan desconsiderado...

—Deja de hablar mal de mi novio. —YoonGi levantó la cabeza para mirarlo seriamente.

—Está bien. Lo siento, chico. —Elevó los brazos mientras que en una de sus manos tenía el palillo del dulce—. Pero sería mejor que él estuviera aquí con nosotros, ¿no crees?

—Es su decisión, HoSeok. Solo dejémoslo. —Volvió la vista hacia la libreta y tomó el lápiz para escribir la primera palabra en la hoja en blanco.

—¿Andarías con él de la mano después de que lo contara todo? —preguntó el contrario para después volver a introducir el dulce en su boca.

—HoSeok, cállate un rato. No puedo concentrarme. —Lo miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué no quieres hablar conmigo? Siempre estás metido en esa libreta y ni siquiera me quieres decir lo que haces. —El pelinegro se cruzó de brazos.

Arrancó la hoja en la que solo escribió una palabra y la hizo bolita para después cerrar la libreta con un suspiro con la intención de guardar el objeto junto con el lápiz dentro de su mochila. No le gustaba que alguien viera dentro de aquella libreta.

—Está bien. ¿Qué quieres hacer?

De forma imprevista HoSeok le metió en la boca el dulce que anteriormente estuvo chupando, ante lo cual, asqueado, tomó el palo para sacarlo de su boca y se lo tiró al pelinegro, haciendo que este rebotara en la pelinegra cabellera.

Se rio cuando vio como HoSeok se masajeaba la frente. Otra vez tomó el dulce y se lo volvió a lanzar, aunque esa vez quedó atrapado en su pelo. El chico rápidamente lo tomó y tiró del objeto. Solo después de un rato pudo sacarlo y le apuntó con el dulce mientras abría los ojos y elevaba las cejas.

—No me lo vuelvas a meter a la boca —se le adelantó y lo miró seriamente.

—¿Y qué quiere que haga? ¿Llamo a JiMin para que te lo meta por el culo? —Las palabras de HoSeok sonaron bastante tajantes, pero al segundo se puso a reír sonoramente.

YoonGi lo empujó de manera brusca, provocando que el chico cayera de culo.

—Si vuelves a decir cosas así seré yo quien te meta ese palo por el culo hasta que se te salgan los ojos —amenazó, aunque su amigo se mostró más divertido que preocupado por sus palabras.

—¿Cómo se siente, YoonGi? —preguntó el otro mientras que calmaba su risa.

—¿Cómo se siente qué?

—Que alguien te la meta por el culo —dijo sin vergüenza alguna.

—¿Hablas en serio? —Lo miró con una ceja alzada.

—¿Qué tiene de malo? Tengo curiosidad.

—¿Por qué mejor no vas a un club y pruebas que tal se siente? —Dejó atrás su expresión divertida y se levantó para volver a apoyarse sobre el tronco del árbol en el cual estuvo hace unos minutos.

—¿Debería ir? —HoSeok se acomodó sobre el pasto mientras cruzaba las piernas y lo miraba seriamente.

—Puedes hacer la mierda que quieras, HoSeok. —Suspiró mientras apoyaba su cabeza sobre la superficie del árbol—. Ya eres suficientemente raro, independiente lo que hagas no empeorarás.

—¿Crees?

—En realidad... no creo estar muy seguro —dijo lentamente—. Conociéndote, es posible que te pongas más raro.

—Me agrada ser raro cuando estoy contigo. —HoSeok le miró con una sonrisa.

—¿Por qué?

—En mi otro instituto los chicos siempre me excluían por ser demasiado extravagante. —Su compañero se encogió de hombros—. Pero al parecer a ustedes les caigo bien. Me agradó conocer a tus otros amigos, me sentí parte de la familia.

—Aún te falta conocer a mi mejor amigo. —Sonrió sin apartaba su mirada del pasto, sintiéndose melancólico de repente.

—¿Yo no soy tu mejor amigo? —preguntó el otro haciendo un puchero—. Eso me desilusiona. —Le sonrió un poco, dándole a demostrar que no estaba verdaderamente molesto con él.

—Cuando lo conozcas te darás cuenta por qué es mi mejor amigo.

—¡Ya! ¡No hables de él! —Saltó HoSeok como niño pequeño—. Me hace sentir celoso.

Rio un poco y luego le tiró una de las bolas de papel que hizo hace un rato cuando escribía. Para su suerte, la bola rebotó justo en su frente, ante lo que ambos rieron.

—Tu chico está molesto —dijo HoSeok con tono burlón.

—¿Qué? —Frunció el entrecejo mientras su vista se dirigía hacia donde miraba el pelinegro.

Notó a lo lejos como JiMin conversaba con sus amigos, pero al parecer este no puso atención a lo que decían los demás y solo se concentró en ellos dos. YoonGi vio de reojo que HoSeok movió efusivamente la mano de un lado a otro y bien en lo alto para que todos lo vieran. De un manotazo YoonGi le hizo que dejara de saludar a JiMin.

—No te pongas celoso. Solo lo saludo.

—No estoy celoso. —Rodó los ojos—. Solo lo avergüenzas.

—¿Qué más da? —dijo HoSeok con alegría—. A ti te avergüenzo siempre y nunca dices nada.

—Es porque yo soy yo, pero JiMin es JiMin.

—Tienes razón. Si ni siquiera tiene las pelotas como para agarrarte de la mano en público no sé cómo me devolverá el saludo. —Su compañero bajó la mano con desilusión mientras miraba hacia el castaño.

YoonGi se volvió a acomodar sobre la corteza del árbol y notó a su amigo observándolo con una sonrisa pícara.

—¿Y a ti qué te pasa ahora? —preguntó, frunciendo el ceño.

—¿Qué tal si nos besamos?

Inmediatamente rodó los ojos e hizo una mueca—. ¿Para qué mierda quieres besarme? Te dije que fueras a un club.

—Quiero poner celoso a tu novio —dijo el contrario sonriendo de manera triunfante—. Él no me quiso saludar.

—¿Estás consiente de lo infantil que suenas hora mismo? Además, ¿te imaginas qué pasará si me besas? —preguntó divertido mientras movía su mano derecha para expresarse.

—Me golpeará, pero yo también...

—Solo no hagas mierdas raras —lo interrumpió y por suerte el otro optó por guardar silencio.

El pelinegro se acercó hasta él y se recostó para apoyar la cabeza sobre sus piernas. YoonGi lo miró con una ceja alzada.

—Voy a dormir un rato. ¿Qué tal si escribes en tu diario niñita? —se burló antes de cerrar los ojos.

|•••|

[Miércoles, 11:37 a.m.]

Se removió en el poco espacio que tenía. A pesar de despertar hace apenas unos segundos estaba consciente de que el brazo de JiMin permanecía alrededor de su cintura. Se apegó más al cuerpo caliente que estaba a su costado y pasó su brazo por sobre la espalda ajena, aún manteniendo los ojos cerrados, deleitándose por el olor de JiMin. Escuchó un grito ahogado a lo lejos, lo que le hizo abrir considerablemente los ojos y miró hacia un costado para observar la cara del castaño, a quien aplastó un poco, pero el chico seguía igual de dormido que antes. Se giró, haciendo que el brazo de JiMin quedara sobre su abdomen. Frotó sus ojos y luego se sentó sobre la cama para averigua qué hizo ese ruido.

—¿Tae? —murmuró sin aire al notar al castaño parado a un lado de la puerta con la boca levemente abierta y con una maleta a su costado.

From what to what? • || JimSu ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora