Capitulo XX

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Las cosas van de mal en peor con Ian, desde que salió ese día de mi apartamento no he vuelto a saber de él.

En la universidad apenas y lo veo, ha pasado un mes desde que descubrió quien era y en estos 31 días que han pasado solo lo he visto tres veces. Una semana después de lo sucedido me arme de valor y fui a buscarlo en su apartamento pero en vez de él, la puerta me la abrió una chica rubia con muy poca ropa. Él ni siquiera dio la cara, solo le escuche decirle a la chica que me dijera que no estaba disponible y eso fue todo.

Las ojeras en mi rostro son más visibles que mis ojos. No duermo bien, por las noches solo lloró hasta quedarme dormida, en los días transcurridos apenas y recuerdo haber comido. Al pueblo no he ido este mes, no quiero que mis padres y mi hermano mayor se preocupen por mí, por mi estado de salud, y por lo demacrada que me encuentro en estos momentos.

Si Daniela no estuviese conmigo no se qué sería de mi, ella ha dormido estos días conmigo para así ayudarme a superar esto que me está matando y consumiendo poco a poco por dentro, pero de vez en cuando se tiene que ir a su habitación o con Jordán.

El timbre suena sacándome de mis pensamientos, me levanto del mueble aun en pijama para abrir y encontrarme con una Daniela preocupada

—¿Por qué no estás lista aun? Debemos irnos a la universidad, tenemos un examen importante hoy, alana. —dice, suena molesta pero un hilo de preocupación se filtra en su voz.

—lo siento, solo debo cambiarme— digo pasando la mano por mi rostro — estoy lista en cinco minutos, pasa. —digo, ella lo hace.

Camino sin ánimo alguno hacia mi cuarto, me siento por un momento en la cama, y casi por unos segundos olvido lo que vine hacer. Así es mi día a día, mi mente se la pasa en otro lado mientras hago cosas sin sentido y por inercia y mi cara no muestra emoción alguna. Me coloco unos vaqueros sencillos con un sweater blanco y mis vans azules, mi cabello lo recojo en un moño alto y tomo mi bolso de la universidad, ayer me pude concentrar y estudiar algo pero de igual manera no lo aprendí como debería.

—tu hermano me ha llamado.—dice Daniela, vamos saliendo de mi apartamento, aparto la vista del piso y frunzo el ceño posando mi vista en ella.

—¿Qué quería?—pregunto, sin interés alguno.

—¿Qué quería?—repite—Pues, nada menos que saber de ti, dijo que llevas un mes sin visitarlos.

Sonrió sin ganas.

—Se habían demorado. —susurro.

Ella inhala y niega con la cabeza, se que su paciencia se esta agotando, se que se cansara de mi y también se ira.

—Habemos personas que nos preocupamos por ti, ali. —Dice mientras salimos del estacionamiento del edificio —Ian está viviendo su vida sin ti, con muchas chicas y mírate tu, cada día estas más delgada y tu rostro está irreconocible, tú no eres mi ali, tú no eres esa alana que yo conocí. Que aunque fuese tímida y callada era la persona más valiente del mundo.—termina, la miro y tiene su vista fija en la ventanilla del auto. Aunque no lo quiera reconocer tiene razón.

Al momento de llegar a la universidad decido aplicarme algo de polvo compacto para así tapar un poco mis ojeras y mi lápiz labial de siempre. Bajamos y prácticamente corrimos a nuestra clase ya que íbamos tarde por mi culpa.

De las diez preguntas que salieron en el examen solo pude responder seis y no estaban exactamente bien respondidas. Luego de salir de allí nos dirigimos al cafetín donde nos encontramos con Jordán y este no paraba de mirarme con cara de preocupado ya que él estaba al tanto de todo.

Las practicas de voleibol hacían que me olvidara de todo por un rato, estar aquí con estas chicas despreocupadas de todo hacia que me relajara un poco y sacara a Ian por unas horas de mi cabeza, también me ayudaba con la ansiedad de ir a buscarlo y pedirle perdón así tuviera que arrodillarme, pero cuando pensaba con la cabeza fría sabía que era humillarme a mí misma.

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora