Capítulo XXVIII

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Añoraba con toda mi alma que estuviese aquí conmigo, pero las circunstancias y mis padres no se lo permitían. Había amanecido estaba con mi familia y mi mejor amiga desayunando. Todos estaban en silencio y las miradas que Lucas y Daniela se dan me hacen sentir un poco incomoda, espero que solo sea yo la única que lo ha notado.

Ayer, después de recibir el mensaje de Ian caí dormida, pero unas horas después recibí una llamada de el informándome que ya había llegado a su apartamento. Me sentí aliviada, pero no descanse como lo quería ya que un par de horas mas tarde mi madre tocaba mi puerta para bajar a desayunar. Mis padres son muy estrictos con eso de estar todos en la mesa a la hora de comer.

—¿Cómo la pasaron ayer? —Pregunta mamá, yo miro a Jeremías, Jeremías mira a Lucas y Lucas mira a Daniela. Nadie responde y mi madre nos mira divertida con el ceño fruncido.

—Estuvo muy bien la fiesta, Tiffany sabe como organizarlas —Digo y todos me miran aliviados, ayer pasaron muchas cosas. Al menos para mí.

Por la tarde volvimos a la ciudad, fue incomodo para mi ver como mi amiga y mi hermano mayor se despedían, nunca se basaron o demostraron algún tipo de cariño, pero la atracción entre ellos era casi palpable. No empezare a interrogarla, al contrario, decidí no meterme entre ellos a pesar de que temo que ella salga lastimada como la mayoría de las chicas que salen con mi hermano.

—¿Qué sabes de Ian? —Pregunta mi amiga cuando vamos en camino. Me encojo de hombros, porque desde que me llamo en la madrugada no se nada de el.

—Estará descansando, supongo. —Digo, con la mirada fija al frente. Ella se queda callada, no dice nada más, y cuando vamos por medio camino se queda dormida.

Sonrió para mis adentros.

Solo quería llegar y verlo nuevamente. Estaba cansada y eso no era una novedad, literalmente me había acostado a las cinco de la mañana y dos horas después mi madre estaba tocando mi puerta para que bajáramos a desayunar. Una música relajante sonaba en mi reproductor a un volumen adecuado, sin molestar a la bella durmiente a mi lado.

Una hora después ya estábamos entrando por el gran portón de mi edificio, Daniela seguía dormía, un escalofrió me recorrió la piel cuando veo a los amigos de Ian y a el frente a este, estaban esas chica y por supuesto estaba la antisocial de Natasha, esa chica era un peligro para la sociedad.

—¿Por qué me dejaste dormir tanto?—Pregunta mi amiga cuando estoy estacionando el auto en mi plaza.

—Intente despertarte varias veces, pero eras como la bella durmiente. —Digo bajando del auto, ambas reímos por mi comentario mientras bajamos nuestros bolsos de viaje.

Al momento de entrar a la recepción del edificio mi teléfono sonó indicándome que me había llegado un mensaje

**Te espero en mi piso en media hora**

Era Ian, una sonrisa se forma en mis labios y trato de ocultarla para evitar preguntas por parte de mi amiga.

—¿Por qué no te mudas conmigo? —Pregunte a mi amiga y ella puso los ojos en blanco.

—¿Qué? —Susurra. Yo me encojo de hombros.

—Lo que acabas de escuchar, no me hagas repetírtelo. —Digo metiendo la llave en la cerradura de mi apartamento y abriéndolo.

— ¡Dios! ¿En serio? Te pagare una mensualidad lo prometo, cocinaremos juntas y prometo también no invadir tu espacio. —Una sonrisa se forma en mis labios.

—No necesitas hacer nada de eso, ¿Cuándo buscamos tus cosas? ¿Mañana mismo?

—Por supuesto que si —Dice soltando su bolso y lanzándose a abrazarme — ¡Eres genial!

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora