Capítulo XXXIV

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—Creo que es la mejor opción —Dice Aarón, pasando las manos por su cabello —Estará mejor allá.

—No papá, eso es lo que tú crees, puedo estar bien aquí. —Dice Ali, está muy decidida, ella no quiere irse.

—Ella no se quiere ir, ¿La enviara a un país totalmente desconocido para ella? —Digo, ya estoy perdiendo la paciencia, me vale una mierda que se trate de su padre.

Estamos todos reunidos en la casa de los Ferreyra, mi padre y mi hermano me acompañan. Aarón está decidido pero estoy seguro que solo es él, el que anda con toda esta mierda de sacar a Alana del país, ni sus hermanos ni su madre lo han apoyado en tan absurda decisión.

—Allá habrán personas cuidándola, yo me encargare de eso. —Habla de nuevo Aarón —Además, puedes terminal de estudiar allá.

—No voy a permitir que te la lleves —Escupo con rabia, mi mandíbula esta apretada al igual que mis puños a mis costados.

—Tú no la puedes cuidar estando en la ciudad, también estudias y estas a cargo de una de las empresas de tu padre. ¿Cuándo tendrás tiempo para ella? —Agrega Aarón. ¿Qué mierda? ¿Cómo sabe todo eso?

—Podríamos poner a alguien para que la cuide por un tiempo, Aarón —Propone mi padre, no puedo creer que me este ayudando con esto.

Todos estábamos en silencio, esperando a que el padre de la chica que amo se decida qué hacer, quería hacer las cosas bien esta vez, por eso estaba aquí; casi rogándole que no la enviara a ese jodido país. Lucas me miraba nervioso, joder nadie quería que se fuera, no se cual era su jodido empeño.

—¿Tu qué quieres hacer, Alana? — Todos fijamos la vista en Ali inmediatamente, en su cara se reflejaba la angustia, pero al momento de hablar se le ve decidida.

—Yo solo quiero estar con él —Dice, y me señala con un gesto con la mano, tuve que utilizar toda mi fuerza para no correr a abrazarla, joder, la amo, amo que luche por esto que tenemos.

—Debes pensar en las cosas importantes, hija. Tu relación con el no es algo estable. —Dice Aarón. ¿Cómo puede decir eso? ¡El no sabe una puta mierda!

—Por supuesto que lo es, Papá. Estoy muy segura de lo que ambos tenemos.

—Al parecer el que no está seguro aquí es usted. Pero para aclarar tal duda, entonces… permítame casarme con ella. —Todos sueltan un grito ahogado. Mi padre y mi hermano me miran con los ojos en blanco, pero lo que me importa es la sonrisa que se ha formado en el rostro de Alana, yo se que ella también quiere esto. La conozco lo suficientemente bien para asegurarlo.

—¿Podrías dejar de decir tonterías antes de que mi padre te asesine? —Susurra Lucas a un lado de mí. Pero no me importa, su padre puede hacer lo que quiera, voy a luchar por ella, ella es mía.

—Aarón —Dice mi padre y todos fijan la vista en el —Mira, de lo que si te puedo dar seguridad en este momento es que mi hijo tiene claras y muy buenas intenciones con Alana, nunca lo había visto tan comprometido con una chica como lo está ahora mismo con tu hija. —Dios, amaba a mi padre.

El inmaculado e impecable señor Aarón Ferreyra solo se limito a asentir con la cabeza. Ojala esos sea una muy buena señal.



Había pasado un mes desde aquella conversación, Aarón termino aceptando que mi Alana se quedase en el país; pero con una condición: Que dos guardas espalda la siguiesen a donde fuera, ella insistió en que solo fuera uno, pero su padre dijo que eran dos o nada.   Resultaba un poco incomodo cuando nos reuníamos un su apartamento o en el mío, pero con el pasar de los días lo fuimos superando, al fin y al cabo, ellos se quedaban fuera mientras yo le hacía el amor dentro.

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora