Capítulo XLI

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¿Cuántos meses tengo?

Siete...

Los mejores de mi vida. Siempre me he preguntado que era en realidad la felicidad y estos meses la he conocido, creo que no existe nada que te haga mas feliz que un hijo deseado con el hombre que amas, que te sobreprotege, y te antepone a todo.

A veces me pregunto que he hecho para merecerlo, para merecer a un hombre que, aunque pocos juzgan por su aspecto, es para mi el mejor hombre del planeta, mejor que uno que esta podrido en músculos y que algunos que la sociedad los cree un ejemplo por no llevar un tatuaje... mi hombre es el mejor de todo.

—No subas escaleras sola, no camines mucho, ¿Comiste? No debes trabajar tanto, ¿Por qué no te recuestas? — Son las palabras mas frecuentes que me ha cantado durante estos siete meses.

No puedo negar que hemos discutido un par de veces ya que no quiere siquiera que salga de casa por mi seguridad y la del bebé, desde que nos notificaron que estaba embarazada su sobreprotección aumento. Las empresas las ha dejado de lado y solo asiste a estas cuando es obligatorio, su hermano Logan, al igual que yo le ha dicho que exagera; pero no hay nada que lo haga cambiar de opinión.

Es un testarudo por excelencia.

Tendremos un niño... si, será un varón; algo que entusiasmo aun mas a Ian. Mi madre y algunas compañeras de trabajo no me creían cuando les decía que el escogió toda su ropa, me arrastraba por todo el centro comercial comprando cosas para el bebé, tuve que detenerlo cuando quiso comprarle una moto para niños, nuestro hijo no podría usarla hasta que cumpliera seis o siete años al menos. Estaba haciendo compras innecesarias.


— ¿Ya pensaron como van a llamarlo? —Pregunta mi madre mientras conduce, voy a su lado en el asiento del copiloto y vamos a reunirnos con Ian y mi hermano en una de sus empresas.

—Nada aun, Madre. Quiero llamarlo como papá, pero no se lo he comentado a Ian. —Ella duda un poco y ladea su cabeza.

—No lo se... ¿Aarón? Dios no, ya tenemos demasiado con tu padre, ¿Y si saca su carácter? ¿Te imaginas? —Sonrió, tenia razón.

—Nos pondremos en eso esta misma noche. —Prometo.

Mi mirada se enfoca en algún lugar por la ventanilla de la camioneta de mamá. Un suspiro brota de mi garganta y apoyo el rostro en mi mano... ¿Cómo le habría puesto ella? Ladeo la cabeza y aparto el pensamiento porque se, que terminare con lagrimas corriendo por mis mejillas. En cambio, me entretengo observando a una pareja en el auto de al lado que en la parte trasera llevan a un pequeño niño. ¿Seremos Ian y yo buenos padres? ¿Y si no los somos? Dios no, quiero ser la mejor madre del mundo, me estoy preparando física y mentalmente para eso.


Mamá trata de buscar un puesto de aparcamiento pero parece que todo este lugar esta lleno, ¿Cuántas personas trabajan aquí? Luego de unos diez minutos de buscar observamos un auto salir y mamá acelera para tomar el puesto ahora vació.

Bajamos del auto mamá me ayuda con eso, ya que mi barriguita esta un poco gigante y se me dificulta un poco con su camioneta que es alta. Agradezco a mi madre y cuando nos encaminamos a la entrada del edificio de mi esposo, nos llevamos una gran sorpresa...

Jordán esta frente a nosotras, mamá se interpone entre el y yo protegiéndome cuando lo ve, no puedo evitar poner los ojos en blancos y mi boca se abre levemente. Los recuerdos de los años anteriores me invaden y mis pies retroceden por inercia.

— ¿Q-Que quieres? —Pregunta mamá nerviosa.

—Necesito hablar con ella —Responde, dirigiéndose a mí. Algo me decía que no iba hacerme daño, pero lo ocurrido en el pasado me marcó de tal forma que ahora mismo me cuesta confiar en algunas personas, incluido el.

— ¿Qué necesitas, Jordán? —Pregunto, desde detrás de mi madre, el se acerca y mi madre se interpone aun mas.

—Si vas hablar con ella, quédate donde estas —Dice Mamá, notablemente nerviosa.

—Alana... nunca quise hacerte daño, lo juro, por dios que lo juro. Iban hacerles daño a mi madre y a mi hermana de solo doce años si no hacia lo que me pidieron. Lo perdí todo a consecuencia de eso, no puedo regresar a la Universidad, muy pocas personas me dan trabajo y ahora mismo el único que me ayuda es I...

— ¡Aléjate de ella! —Escucho la voz de Ian, que corre hacia nosotras seguido por Lucas y mis guarda espaldas.

Pongo los ojos en blanco cuando veo a Ian acercarse bruscamente a el y empujándolo con fuerza.

— ¡Ian, no! —Grito.

— ¡Te dije que no te acercaras a ella, te estoy ayudando maldita sea! ¿Qué mierda quieres? ¿Quieres que les quite mi ayuda a ti y a tu familia? —Grita Ian, claramente enojado.

—Solo quiero pedirle perdón —Dice Jordán, sus ojos están húmedos por las lagrimas —Quería pedírtelo a ti personalmente porque ya fui a la tumba de Daniela y se lo pedido a ella también —Mis ojos se ponen en blanco al escucharlo y no puedo evitar abrazarme a mi misma.

— ¡No tenias derecho de ir a verla! —Grita Lucas enojado y acercándose a el, estalla su puño en su cara — ¡No se te ocurra volver! —Dice y repite la acción, un grito brota de mi garganta a ver aquella escena.

—Llévatela —Manda Ian a Abraham, mi guarda espaldas —Llévatela, sácala de aquí así tengas que cargarla.

—No... no dejes que lo golpee, Ian. —Grito, a pesar de lo que paso; no apoyo la violencia en ninguna de sus aspectos.

Soy arrastrada por Abraham y Adelmo dentro del edificio junto con mi madre. Estaba nervioso, mis manos temblaban y las imágenes de Lucas golpeando a Jordán se reproducían en mi cabeza una y otra vez. No pueden ser tan duros con el, la esta pasando muy mal... además; todos merecemos una segunda oportunidad.

Sabiendo como eran Natasha y Adán no dudo ni un momento de la palabra de Jordán, eran y son personas tan frías que no les importaba hacerle daño a cualquiera con tal de recibir algún beneficio.

A lo que parece una hora mas tardes los dos entran a la oficina de mi esposo —Donde los esperábamos— Ian entro y de inmediato chequeo que todo estuviese bien conmigo y con el bebé, Lucas por otra parte se le veía enojado, tanto que no me atreví hablarle; cuando se trataban de asuntos que tenían que ver con Daniela el tomaba una actitud... dolida, se negaba hablar de ello y puedo asegurar que también se sentía culpable.

Después de ese incidente Ian se negó rotundamente a que saliera sin Abraham, estaba a punto de que me quitara los guarda espaldas antes de que esto sucediera, hoy se que jamás va a permitir que se aparten de mi de nuevo.

Los días siguientes fueron un poco más calmados, decidí quedarme en casa y cuidar de mi embarazo ya que me quedaba poco tiempo para dar a luz.

Ahora mismo tengo treinta y ocho semanas, el medico me dijo que podía dar a luz por lo que decidimos esperar en vez de hacer una cesaría. Estoy acostada junto a Ian, pero me levanto para ir por un vaso de agua y cuando estoy por bajar las escaleras... unos dolores intensos me atacan.

Coloco mi mano por debajo de mi pancita y entonces, soy consiente de que mi hijo va a nacer...

— ¡Ian, Ian creo que es hora! —Grito, Mi esposo se asoma en la puerta de la habitación con los ojos en blanco y la respiración agitada; no puedo evitar reír internamente al ver su rostro. 


...

Falta muy poco para el final... se que esta corto, pero debo hacerlo así para hacerlas sufrir un poco

De nuevo agradecerles por seguir conmigo. 

Gracias <3

—Essa Garcia <3

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora