Capítulo XXIII

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—Debes colocar una denuncia, esto no se puede quedar así. Esta vez solo fueron golpes y moretones la próxima puede ser huesos rotos y hasta la muerte. —dice el doctor, mi cuerpo se estremece al escuchar sus palabras; este mismo pesa y me duele cada centímetro de él.

—Mañana a primera hora pondremos la denuncia, gracias doctor. — dice Daniela junto a mí. Tengo unas cinco horas aquí, mientras me hacían los exámenes y placas. Me darán de alta ahora mismo ya que; según el doctor, no hay de qué preocuparse.

—Debes comprar estos medicamentos —dice el doctor extendiendo unos papeles a Daniela — son para el dolor, si no ceden con eso, deberás volver para chequearte.— Nos regala una sonrisa y Daniela asiente con la cabeza.

Salimos de la clínica en el auto de Jordán, no sé que hubiese pasado si ellos no hubiesen llegado. Mi cuerpo se estremece ante aquel pensamiento, antes de ir a mi apartamento pasamos por una farmacia a comprar las medicinas, agradezco tener una amiga como Daniela, ella compra con su dinero ya que yo no traigo ni un centavo conmigo, también pago los servicios de la clínica pero prometí devolverle el dinero pero ella se negó rotundamente.

Al llegar a mi edificio le rogué a dios para que Ian no estuviese por aquí, tenía mucho tiempo sin verle pero con todo lo que me está pasando no dudaba que se apareciera por aquí, pero no fue así.

Daniela se quedara conmigo hoy, mientras ella se despide de Jordán yo me meto al baño. Las lagrimas se acumulan en mis ojos cuando me doy cuenta de los moretones en mi cuerpo, dolía como nunca pero no imagine que estos se veían de esta forma, tienen un color de verde a morado oscuro, están en mis brazos, en mi abdomen es donde más hay y es donde están de un color más fuerte, algunos en mis muslos, mi labio inferior esta roto y en mi cara hay un moretón horrible. Inhalo con fuerza y aparto la vista del espejo frente a mí; no necesito ver más, ya sé que estoy lo suficientemente horrible.

—Ali, ¿Sigues allí? —escucho la voz de Daniela, y me sobresalto en mi lugar.

—S-si, ya salgo —digo, seco mis lagrimas.

Coloco la toalla alrededor de mí y salgo de baño, trato de caminar como se debe pero el dolor en mi pierna izquierda no me lo permite y hace que camine pausado y con dificultad.

—¿Quieres que te ayude?— pregunta Daniela acercándose a mí.

—Oye, tampoco es que estoy inservible —digo para tranquilizarla, y le regalo una sonrisa.

—Vamos a cenar, tomaras tus medicamentos y dormiremos. —Dice, yo la miro confundida porque no hemos preparado nada para cenar — Pedí sushi —termina.

Después de devorar una caja de sushi sentadas frente a la tv de la sala viendo un programa de crímenes nos fuimos a dormir. En mi apartamento hay tres cuartos totalmente equipados para quedarse, pero Daniela duerme conmigo en mi habitación. Antes de irme a la cama, revise que todo estuviese bien cerrado.

—Todo va a estar bien —dice Daniela recostada al marco de la puerta — Nadie va a entrar, nadie a volver hacerte daño. — termina y algo dentro de mí se relaja.

Mis padres me han escrito mensajes y me han llamado al igual que mi hermano menor preguntándome como estoy; con Lucas aun no he hablado y eso me hace sentir mal de alguna forma. Ninguno de ellos sabe lo que me pasó, se pondrían como locos y mi padre haría que la rubia pasara toda su vida en la cárcel como mínimo.

Tengo dos días que no voy a la universidad, Daniela por el contrario ha asistido a todas las clases y me trae los apuntes y trabajos a entregar. Mi amiga dice que no me preocupe, que le ha entregado copia de mi constancia médica a los profesores y ellos están al tanto de lo que paso, claro que les invento que me habían asaltado y había recibido algunos golpes.

Mi cuerpo aun duele, los moretones no han desaparecido a pesar de que me aplico las cremas que me receto el doctor. No he salido de mi apartamento, no porque tenga miedo porque estas chicas me vuelvan a golpear, solo no quiero que me vean así y alguien pueda avisarle a mis padres. Se que de alguna manera el me observa.

Preparo algo de almorzar para cuando mi amiga llegue, quiero proponerle a Daniela que se quede a vivir conmigo, así no tendrá que pagar esa habitación y estará más cerca de la universidad; pero no quiero presionarla, no quiero que sienta que la estoy absorbiendo completamente, que no la dejo respirar y que; literalmente estoy robándome todo su tiempo.

Para cuando Daniela llega ya tengo listo y servido sobre la barra de la cocina.

-—No tenías porque hacer todo esto, aun no estás bien. — me regaña Daniela y yo ruedo los ojos al cielo.

—Por dios, no estoy invalida, solo son algunos moretones. — me mira con el ceño fruncido, su rostro cambia a furioso cuando me termino de hablar y de inmediato me arrepiento de haberlo recordado.

—La muy perra pago la fianza y ya salió libre de nuevo. — dice con rabia. Al día siguiente de haber sido golpeada fuimos a poner la denuncia y casi de inmediato arrestaron a la rubia. — No puedo creer que la justicia funcione así. —termina molesta y metiendo un cucharada de la sopa que prepare para ambas en su boca.

—Todo va a estar bien, su problema conmigo era por Ian. Ya no estoy él con, ya no habrá más problemas. — digo, arrastrando las palabras.

—Había olvidado decírtelo —me mira y revuelve su ropa por unos segundos —Ian ya volvió a la universidad.— ¿Cómo puede olvidar decirme eso? Trago con dificultad ante su confesión, dios; cuando regrese a clases lo veré la mayoría del tiempo y eso no me ayudara en nada.

—Está bien —digo, porque no se que mas decirle, en este momento las palabras se han esfumado.

—Jordán me ha pedido que lo acompañe a una fiesta esta noche. ¿Puedes quedarte sola hoy? — pregunta, y sé que se siente culpable por tener que dejarme sola, pero no la puedo obligar a quedarse; ya bastante hace por mí al cuidarme.

—Por supuesto que puedo, ve y diviértete. — digo sonriendo para ella y dándole un giño de ojos.

La tarde pasa más rápido de lo que pude procesar, Daniela se marcho a las cuatro para el apartamento de Jordán diciéndome que la llamara si pasaba algo. A las seis de la tarde de escribí a las chicas con las que practico el voleibol poniéndolas al tanto de mi situación, ellas me respondieron positivas y me pidieron que volviera cuando estuviese mejor.

Hice mi cena, leí un poco y vi mi programa de criminales favorito. Para cuando tome un baño eran las diez de la noche, coloque mi pijama y asegure las ventanas, estaba en un quinto piso pero conociendo a esas personas con las que se mantiene la rubia no dudo que puedan llegar hasta aquí. Termino de secar y cabello y camino hacia la puerta principal para asegurarme de cerrarla bien, entonces; escucho que alguien toca el timbre, casi por inercia me vuelvo hacia el reloj para verificar la hora y son las once con quince minutos ¿Quién puede ser a esta hora? Mi cuerpo se congela y un escalofrió me recorre cuando me imagino que pueden ser la rubia y sus amigas.

Doy pasos torpes e inseguros hacia la puerta, no pueden ser ellas, no a esta hora, el vigilante no las dejaría entrar. ¡Vamos alana, no pueden ser ellas! Me digo a mi misma. Entonces aprieto el paso y termino por abrir la puerta.

Su rostro palidece y imagino fue a causa de los moretones en mi cara, sin mencionar mi labio inferior roto, retrocedo casi por inercia y el trata de tomar mi brazo pero no se lo permito. No lo quiero ver ¿Por qué esta aquí? ¿Por qué ahora, después de tanto tiempo?

—¿Quién te hizo esto? —pregunta Ian apretando la mandíbula. Esta enojado, no hay que ser un genio para darse cuenta de eso.

•••

Hola,  me tarde en actualizar lo se; Hice un bookTrailers de la novela. Aun no lo he colgado pero apenas lo haga les estaré informando por si desean verlo. Saludos. Los quiero grandemente.❤

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora