Capitulo XXI

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Narra Ian:

—Ven ya a la clínica o envió a uno de los hombres de seguridad a buscarte.— dice papa, un bufido sale de mi boca, ni siquiera ellos podrán llevarme. Se escucha molesto y nervioso a la vez.

—¿Me estas amenazando?—digo retándolo.

—Solo ven hijo, por favor. Tu madre está muy mal, si no lo haces por ella; hazlo por tu hermano y por mí.—dice rindiéndose.

—Está bien, iré en un momento.

Cuando llego a la clínica donde tienen a mi madre internada desde hace dos meses, No veo a mi padre ni a mi hermano por ningún lado, joder.

—La señora vernacci, ¿Dónde se encuentra?— pregunto, la enfermera me mira mal y supongo que es por mi falta de educación, pero a la mierda, mi padre les está pagando una millonada, ella solo tiene que ser cortes. No recordaba donde se encontraba la habitación, la última vez que estuve aquí mi padre me condujo a ella.

—Sígame.— dice la enfermera, aun con su ceño fruncido.

Por alguna razón que no se explicar; mis manos tiemblan y me siento ansioso, entrelazo mis manos y froto mis pulgares para aminorar esto que siento. Cuando llegamos a la habitación la enfermera se detiene frente a ella, toma el pómulo de la puerta y la abre para mi, luego de entrar la veo marcharse.

Cuando vuelvo la vista a mi familia quedo paralizado. Mi padre y mi hermano parecen no haber dormido en semanas, sus ojos se ven tristes y las ojeras debajo llegan casi a la mitad de las mejillas, creo que han perdido unas veinte libras cada uno, sus labios están pálidos y se les ve descuidado.

—Parece que no somos los únicos que nos vemos mal, padre.—dice logan, mi hermano.

Sé que tengo un mal aspecto, sé que no me veo bien, pero a diferencia de ellos; yo no me he desvelado por mi madre, si no por una chiquilla mentirosa que piensa que puede engañar y manipular a la gente por el hecho de tener dinero.

—Hijo —escucho la débil voz de mariana, mi… mi madre.— Estas aquí —sonríe y sus ojos se llenan de lagrimas. Mi padre — que ahora está detrás de mi—toma mi mano y me da un apretón haciéndome entender que no quiere que sea grosero con ella.

—Como estas marian… mamá — digo, ella parece alegrarse por escuchar esa palabra de mi boca. Mi hermano y mi padre me miran aliviados.

—Supongo que estaré mejor en unos días. —dice, y no entiendo lo que quiso decir con eso.

Junto mis cejas en confusión y miro a mi padre y a mi hermano, este ultimo bajo la mirada y negó con la cabeza, aquí hay algo que no me quieren decir.

—¿A qué te refieres, madre? — pregunto, muy asustado y muy confundido.

—Te quiero Ian, quiero que lo sepas. Me arrepiento hasta el día de hoy por lo que viste, supongo que algún día te contaran la verdad, siempre fuiste mi niño y lo seguirás siendo siempre. Te vez cansado hijo, no me gusta verte así, no me gusta verlos así. De ahora en adelante prométeme que estarás con tu padre y tu hermano, que estarán juntos y se apoyaran los tres. — no entendía nada, pero estaba asustado hasta la mierda, no quería pensar que ella se iba a ir, ni siquiera me permitía que eso se me pasara por la cabeza. —Busca a alguien que realmente te haga feliz y que te acepte tal y como eres, porque eres perfecto mi niño — un nudo se forma en mi garganta y de inmediato me viene alana a la cabeza — y nunca, si la amas de verdad, nunca la dejes ir. — termina. En mis ojos se acumulaban lágrimas sin derramar.

—Todo está bien, madre —digo tratándome de convencer mas a mí que a ella — Tu estarás aquí con nosotros y lo arreglaremos todo, olvidaremos lo que paso, y por supuesto yo olvidare lo que paso. — ella sonríe y las lagrimas caen por sus mejillas.

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora