Capitulo VII

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No falto a ninguna práctica de voleibol, eso hace despejar mi mente. Las tareas de la universidad y algunas salidas al cine con Santiago me han hecho olvidar el tema del periódico local y me han ayudado a relajarme y bajar la guardia.

He conocido a personas muy honestas en estas tres semanas. Santiago y Daniela son los más cercanos y hemos salido en dos ocasiones los tres, a ella parece gustarle mi amigo pero por parte de él no veo algún interés, aunque yo no soy la más experta en el amor dado que no sé mucho de eso. Hemos salido poco, no se conocen muy bien.

Daniela viene de un pueblo al norte del país y vive en una habitación que comparte con otra chica, sus padres la ayudan a pagarla para que no trabaje y solo se enfoque en sus estudios. Son muy atentos con ella y la llaman todos los días para preguntarle cómo está, de hecho, he hablado con su madre y es una gran persona. Me invitó a su casa y a ir a las playas cercanas a ella, le prometí que iría en cuanto pudiese.

— ¿Sabes que habrá una fiesta en el lago? —pregunta Daniela mientras vamos en mi coche hacia el supermercado a comprar algunas cosas que necesitamos.

— ¿En el lago? —pregunto confundida. Ni siquiera sabía que había un lago cerca.

— Por dios, Alana. No me digas que no sabes que aquí hay un gran lago.

—No lo sabía, lo siento —respondo.

— ¿Por qué te disculpas?

—No lo sé, ¿por no saber que hay un lago? —respondo dudosa.

—Por dios Alana, debes dejar de disculparte tanto.

—Está bien, está bien. Lo haré —ella ríe.

Entramos y cogemos un carrito para comprar, visitamos cada pasillo poco a poco para así tomar lo que verdaderamente necesitamos. Luego de recorrer los diez pasillos del supermercado con Daniela montada en el carrito de compras como una niña pequeña, decidimos ir al área de cosméticos. En su cara se filtró la indignación cuando le dije que solo tenía un labial color rosa claro y que no usaba mucho maquillaje, que no uso maquillaje para ir a la universidad. Cogió ocho labiales de distintos colores, dos polvos compactos, dos rímeles y también colorete; sentía que si utilizaba todos esos productos por mí misma, terminaría pareciendo un payaso o peor.

Ya tenemos todo y estamos listas para pagar. Salimos y cargamos todo en el coche hasta que a mi amiga se le ocurrió una idea, así lo llamo ella.

—Tenemos que comprar algo de ropa para la fiesta de hoy.

— ¿Hoy hay una fiesta? —pregunto confundida.

— ¡La fiesta del lago! —responde—. Ya te hablé de ella, es hoy y debemos ir, todo el mundo irá.

—No me dijiste que era hoy, además yo tengo ropa —me mira con decepción y niega con la mano.

—No, no, no. Compraremos la ropa adecuada para hoy. Mira ahí está el centro comercial, entremos ahí —no podía decirle que no, es muy insistente.

Ella se compró unos pantaloncillos cortos blancos con unas Vans y un crop top negro. Yo no estaba tan acostumbrada a usar tan poca ropa, así que escogí unos pantalones largos que llegaban hasta mi cintura. Daniela se encargó de ver que fuera la talla correcta con un crop top negro que ella me obligó a comprar, era pequeño pero me queda bien así que decidí arriesgarme y lo compré. Después de pagar todo salimos del centro comercial.

Abandonamos el estacionamiento y la escuche hablar sobre la fiesta todo el camino. La dejé en su habitación prometiendo pasar por ella a las ocho.

Llego a mi apartamento cargada con todas las bolsas. Lo coloco todo en la nevera y cuando termino veo el reloj el cual marca las seis y cuarto. Tengo tiempo para ver algo la tele y llamar a mi padre dado que ellos aún no han vuelto de su viaje, según lo que él me ha dicho, llegan la semana que viene.

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora