Capítulo XXXVIII

7K 488 15
                                    

Narra Ian:

Cuatro meses…

No estaba concentrado, todo este tiempo he tenido la cabeza en otro lado menos en lo que debería. Alana ocupaba todo mi tiempo, y no me importa, joder, juro que no me importaba, pero las cosas se me estaban saliendo de las manos.

—Gracias por apartar la oscuridad de mí este día—

Esas palabras me habían sacado de balance, es decir, ella estaba peor de lo que yo me imaginaba. Al día siguiente  hable con su familia para conseguir ayuda para ella, había contratado a la mejor psicóloga de la ciudad; pero no parecía funcionar, por lo que la despedí, en total contrate tres psicólogos y apenas con el ultimo estoy viendo algo de resultados… pero necesito mas.

Alana estaba fuera de control, hace mes y medio se unió a Lucas para olvidarse de todo ahogados en alcohol. Y yo no sabía que mierda hacer para sacarla de ese maldito mundo. Joder, la necesitaba demasiado. Esa  niña es mi vida.
Agradecía a Logan  que me ayudaba con las empresas que estaban a mi cargo, porque si no, ya se hubiesen ido a la quiebra. Estaba exhausto tanto física como mentalmente, y lo peor, es que todos lo notaban. No quería que creyeran que ella era la culpable de mi mal estado.

La puerta de mi estudio es tocada y me enderezo en mi asiento.

—Señor, lamento molestarlo — Es Abrahán, uno de los guarda espalda de Alana —Se trata de la señora Alana… no está en su habitación, ni un ninguna parte de la casa. —Mi rostro se descompone al instante y me levanto de golpe de mi asiento.

—¿Y donde esta? ¡Para eso están ustedes! —Espeto con rabia, sin poder controlarla.

—Se-Señor, su esposa está muy escurridiza últimamente. —Dice, me quedo en silencio y paso las manos por mi cabello frustrado porque es verdad.

—Voy a buscarla. —Digo, tomo mi chaleco y salgo sin mirar atrás de allí.

Fui a casa de sus padres, fui a su apartamento, a mi apartamento, a algunas propiedades que teníamos pero nada, joder, nada. No estaba y me estaba volviendo loco. Mi celular suena y lo tomo de inmediato en mi afán por creer que es mi esposa.

—Diga. —Digo con voz dura.

—Señor, he localizado el celular de la señora Alana en el club que es de su hermano. —Maldita sea, voy a matarlo.

—Muy bien, Abrahán. —Cuelgo y piso el acelerador para dirigirme hacia allá.

Esta arrebozar, demasiadas personas  bailan al ritmo de música electrónica y casi me impiden el paso. Además de toquetearte cada vez que pueden, las mujeres, por supuesto. 

Diviso a Lucas en el VIP y camino hacia el de inmediato, se me hace difícil llegar, además de lidiar con un nuevo trabajador que no sabe quién soy yo y me dificulta la entrada, hasta que llega su compañero. Las mujeres a su alrededor llevan muy poca ropa y lo besan cada dos segundos, es algo asqueroso, es como si se pasaran la saliva todas ellas.

—¿Dónde está Alana? —Le pregunto cuando llego hasta el. Me sonríe muy borracho.

—¡Hey! ¡Un trago para mi cuñado! —Dice y me pasa una de sus manos por mi hombro, lo aparto enseguida.

—¡No quiero una mierda, Lucas! ¿Dónde está Alana? —Mi paciencia se agota a ver su sonrisita.

—No lo sé. Me dejo su teléfono, dijo que visitaría a su amiga. —Dice, y su sonrisa se borra —Por cierto… ¿Cuál amiga? La única que le conocí está muerta.

Maldita sea.

—Debes buscar ayuda, Lucas. —Digo y trato de irme pero me toma del brazo.
—¿Qué busque ayuda? ¿Tu estas ayudando a mi hermana? —Dice en tono de reproche.

Destino 《EDITANDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora