~ Tienes razón. Me escuchaste ~

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>>Te lo ruego, por lo que más quieras, no...

>>Deja de hablar, niñita tonta.<< La voz sarcástica del chico parecía escupir veneno. >>Te dije bien claro que no me gusta que te me escapes sin mi permiso...

Sentí una bofeteada en mi cara y gruñí ante la sensación. Era una mano fuerte. Y difícil de controlar.

Respiré esa ira que era música para mis oídos.

Hasta que...
Todo estalló delante de mí.

Vi su rostro.
Era... ella.






***





La observé entrar al aparcamiento. Tenía gafas de sol.
Enarqué una ceja. El día estaba nublado.

Me vio. Desvió la vista y entró a la escuela.

Algo está pasando.






...




No la vi en la cafetería. No sé porqué, pero... Algo me decía que estaba evitandome.

Hasta que la vi sola, yendo a su cambio de clases.
Fui tras ella.

-Kate.- La jale suavemente del brazo.

Ella se detuvo y no me miró. Su cuerpo se tensó ante mi contacto.

Su alma se agitó de una manera jamás conocida por mí. Era como si su alma quisiera evitar su contacto conmigo. Y aquello no sucedió ayer.

Estaba rara.

-¿Qué pasa?- Pregunté haciendo que me mire.- ¿Qué... hice?

Katelyn desvío su mirada de mí. Unas lágrimas se deslizaron bajo sus lentes de sol. Algo pasaba. Estaba sufriendo. Podía verlo. Podía sentirlo.

-¿Kate?- Volví a insistir.

-Estoy bien.- Su voz la delató. No. Claro que no estaba bien.- Estoy llegando tarde.

-Mirame.- Le implore sin soltarla. E intenté quitarle las gafas.

-¡No!- Exclamó alterada.- Es... una alergia. Déjame ya, Kendall.

¿Una alergia? ¿Por quién mierda quiere tomarme? ¿Por un estúpido?

-Ven. Hablemos.- La agarré desde la cintura y fuimos hacia los árboles, alejados de todo el gentío de la secundaria. Donde nadie nos puede ver.

-Kendall, por favor...- Me imploró, desconsolada.

-Déjame verte.- Insistí con total ternura. No podía verla así.

Y cuando le quité los lentes...
Me llevé la peor sorpresa. ¡Sus ojos! Había... círculos morados bajo sus párpados. Cualquiera diría que estuvo sin dormir.

Pero yo no me tragaría ese cuento...

Oí cómo gritaba su interior. Cómo... Pedía a gritos que alguien la salvara.

Y unas imágenes llegaron a mí. >>Por lo que más quieras, no...

Una bofetada me traspasó de lado a lado. Era ella. Era Kate. Y la culpa era... de su maldito novio.

Hice rechinar mis dientes. Cómo no me di cuenta anoche...
La escuché, ¡Maldita sea! Y ni siquiera me detuve a mirar atrás...

-¿Fue él?- Hice rechinar mis dientes de pura rabia.- ¿Él te hizo esto?

Katelyn tomó los anteojos de mis manos y se los puso nuevamente.- Sí.- Dijo con dolor en sus palabras.

Le quité sus anteojos. No... permitiría que los volviera a usar.

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora