~ Furia ~ (Parte I)

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¡Últimos diez capítulos!









Kendall:









Un escalofrío recorrió mi espalda. Raro.
Se me estrujó el corazón.
Varias sensaciones… raras, nada habituales en mí me abrumaron.
Lo que más me molestaba y dolía, era mi corazón.
Era un latir difícil, como si cada latido me produjera una especie de...
Ataque cardíaco.
O algo así.

No puedo explicarlo con exactitud.
Como si mi cuerpo pudiera ser capaz de decirme que algo sucedía; que algo andaba mal.

¿Pero qué?

Levanté la cabeza.
Oí algo.
Gritos.
Sollozos.
Un olor… Como si algo se estuviera quemando.

Gemidos.

»Kendall.«

Presté atención.

»¡Kendall!«

Alguien clamaba a gritos mi nombre. Me levanté y caminé hacia esa voz.

Allá en lo alto en la pared.

Se me erizó el pelo de la nuca al oírla.

-Kate.

Pegué un salto en la pared y llegué hasta ella.
Su alma.
Una parte de ella.
Me era raro oírla. Sonaba asustada.
Cerré los ojos y me concentré.

»Kendall, ayúdame.« Oí su voz entre gemidos y sollozos. Me parecía raro oír suplicar a su alma. Nunca pasó algo así. »Kendall…« Su voz se fue apagando. »Kendall.« Repitió. »Ven a… buscarme. Tu… padre…«

Una imagen llegó a mí. La ví...
Acurrucada contra una sucia pared; y mi padre, justo frente a…
Ella.

Kate.
No.
Es… imposible.

¿La atrapó?
¿¡Cómo!?

¡Si ella estaba en la…!

Me trasporté inmediatamente a la escuela sin vacilar, en un chasquear de dedos y con el corazón en un puño.

















***






















No había nadie. La escuela estaba vacía, desolada.
El horario de salida fue hace una hora.
También, soy un idiota.
Debió cansarse de esperarme.
¿Qué clase de mierda irresponsable soy?

¡Malditas y estúpidas obligaciones por ser el hijo de mi padre!

Me agarré la cabeza, entrando en modo desesperación.
Presté atención. Tal vez aún esté aquí…

Me acerqué veloz por el pasillo y divisé sus libros y su mochila tirados por el suelo.

Contuve la respiración.

»Algo sucedió. ¿Pero qué?«

Las paredes lucían raras. Como quemadas, chamuscadas.
Miré al piso.

Huellas.

Y al parecer, de unas pisadas que conocía muy bien.
¿Será que él estuvo aquí y encontró a Kate?

Carlos.

-¡CARLOS!- Grité su endemoniado nombre y él apareció frente a mí en cuestión de segundos.

-¿Qué… sucede?- Preguntó nervioso.

-¿Hueles eso?- Olisqueé el aire.

Él asintió: -¿Algo aparte… de ti y de mí?- Lucía asustado. No era de esperarse.

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