~ Hacerlo rápido, sin sentir ni pestañear ~

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Metí mis manos por debajo de su camisa floreada hasta llegar a su sostén. Su piel reaccionó ante mi contacto.

Su alma estaba muy callada...
Tal vez era cierto lo que decía. Que era ella misma y no su alma.

Repartí besos a lo largo de su cuello y Kate ladeó la cabeza para que yo pueda obtener una mejor vista.
Sus manos acariciaron mi cintura hasta que se desplazaron hacia arriba hasta lograr desprenderme de mi camisa.

Tendría que luchar mucho para quitarme mi remera...

Solté un pequeño gruñido cuando mordió mi labio inferior.

-Perdona.- Ocultó su rostro entre mi pecho y mi cuello. Sentí sus mejillas arder.

-Te costará caro, y lo sabes.- Tomé su rostro entre mis dedos.- No sabes besar...- Mentí.

-Y tú tienes práctica...

Eso me causó gracia.
He experimentado el cómo se vive el amor mutuo y sus... consecuencias de terminar desnudos en la cama teniendo relaciones.

El diablo tienta a lo peor: la lujuria, el deseo incontrolable...
Es como si el diablo fuera el dios maldito del amor. Alguien que incita a lo más salvaje que hay en el mundo.

¿Hacer el amor?

-Jamás he besado a ninguna chica ni he estado con ninguna.- Besé la comisura de sus labios.

-Todos dicen eso.- Sonrió sarcástica.

-Tú no eres tan virgen...- Contraataqué pensando en lo que ese hijo del demonio le hizo.

James.

-¿Porqué no lo compruebas?- Había sorpresa y dolor en sus palabras. La había herido al decirle eso.

Sí. Lo hice. Mierda.
Debo aprender a cerrar la boca.

Me tiró contra la cama, haciéndome rebotar en ella. Se posicionó encima mío y me arrancó la remera de un tirón.
¿De dónde mierda sacaba esa fuerza?

-¿Qué dices ahora, Schmidt? ¿Te parezco tan virgen?

-Lo eres. Jamás tuviste relaciones estando con James. Y lo de ayer fue producto de una violación.- Agaché la cabeza viendo parte de su vida en mi mente.

Me miró de lado, sumamente sorprendida. Esa no se la vio venir.

-Sabes demasiado sin siquiera conocerme.- Se sentó a horcajadas sobre mi entrepierna.

-¿Recuerdas que durante la cena, me preguntaste si leía la mente? Sí. Lo hago.- Le confesé.- Lo siento.

-Olvidalo.





....



Quise levantarme, pero ella me lo impidió.
Así que hice uso de mi abuso.

Logré distraerla, y la di vuelta quedando yo encima de ella.

Su cuerpo se estremeció de puro placer.
Yo me sentí igual hace rato teniéndola encima.

Pero mi parte baja comenzaba a delatarme.

-Parece que alguien está despierto.- Katelyn sonrió con malicia.

Oh, no tienes idea...

Kate me atrajo hacia sus labios obligándome a arrastrarme como un dócil y lindo gatito a su lado.

¿Dócil?
No. Indomable.
Realmente... indomable.

Y el peor de todos.
El que no acata órdenes y pone sus propias reglas...

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora