~ ¡He aquí tu seguridad! ~

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Katelyn:






-Dime que los viste...

Carlos me miraba como si fuera una... Loca.

Y no. No iba a permitírselo.

-¿Los viste?- Elevé la voz para que fuera capaz de responderme.

-Pues...- Se rascó la barbilla, un tanto pensativo y a la vez, negando con la cabeza.

-Carlos. No-estoy-loca. ¡Sé lo que vi!- Me agarré la cabeza y señalé hacia la puerta, afuera del mundo.

-Okay, de acuerdo. Sí. Los viste. Y yo también.- Se rascó la nuca, completamente nervioso. -¿Conforme?

-Tenían alas...

-Tal como los viste.

-¿Porqué?- Pregunté, reprimiendo los escalofríos que recorrían mi cuerpo.- Me dijeron...

-Ángel del demonio.- Suspiró. -Lo sé. Los oí, Kate.

-¿Me... Lo puedes explicar?

-Aaahhh. No puedo.- Y salió nervioso de la habitación.

Ah, no. Claro que no. No vas a evitarme, duende.

Lo seguí, pisándole los talones.

-Si no quieres decirme lo que está pasando, ahí tienes la puerta.- La señalé. Dudaba mucho que se fuera así porque así.

-De acuerdo.- Y tomó el pomo de la puerta, listo para....

-¡NO!- Grité, agarrándome el pecho.- No... No hablaba en serio. Quedate. Carlos, por favor...

-Me pones en aprietos, Kate. No puedo. Es mejor... Mantenerte al margen.

En sí, nunca llegaba al punto. Le daba vueltas y vueltas al asunto. Y cuando creía que finalmente lo sacaría de su pecho...

Se retracta.

-Entonces...- Pensé muy bien mis palabras para retenerlo un poco más.- ¿Puedes hablarme de... Esa protección que generaste para mi? ¿Un... Alma fantasma que... protege mi aura?

Abrió los ojos como platos: -Creí que, en tu estado de inconsciencia, no lo recordarías...

-Pues, como verás, sí.- Me crucé de brazos.- No voy a mentirte. Mi alma me lo está diciendo ahora mismo.

Y eso era cierto. Kendall me había dicho que hablara con mi alma. Cuando lo intenté en un principio, eran puras incoherencias.
Y ahora...
Eran palabras exactas. Comprensibles. No necesitaba hablarme de forma directa. Ella me decía las cosas como si supiera realmente lo que quiero saber.

Aunque...
Cuando le hablaba de Kendall...
Se quedaba callada. Se acurrucaba en un pequeño rincón de mi conciencia y se abrazaba a su propio cuerpo.

¿Eso era miedo?
¿De Kendall?
¿Porqué?



......





-Este embarazo no es real, Kate.- Carlos me tomó de las manos y me condujo hacia el borde de la cama. Me crucé de piernas.- Esa protección... Es... ¡Argh!- Se agarró la cabeza y se levantó de sopetón. Decidí no levantar la voz ni recriminarle por su actitud.

-Escucha.- Se arrodilló frente a mí y me miró intensamente a los ojos. -Kendall se... Fue.- Mi corazón se partió a la mitad. -Pero NO por lo que hizo contigo, sino porque... Quería protegerte. Él creía... Que no era nada bueno que estuvieran juntos. Sin embargo, se dejó vencer. Ambos sucumbieron el uno al otro. Y me pidió que me quedara contigo. A protegerte.

Se me formó un nudo en la garganta. La angustia de recordar que se fue sin avisarme, o sin siquiera despedirse, comenzaba a destruir lo poco de sentimientos que me quedaban hacia él.

-¿Protegerme? ¿De quién? ¿O quiénes? Debería decir.

-Es complicado.- Palmeó mis manos en señal de cariño. -¡He aquí tu seguridad!- Y puso sus manos sobre mi vientre.- No estás embarazada, Kate. Es sólo una protección. Pero...

Aún no entendía porque me protegía con un embarazo no real. ¿Porqué estaba pasando todo esto?

-Un momento.- Lo miré. ¿Porqué dijo eso? -Oh, no. No puede ser posible.

Se levantó, nervioso, y dio vueltas por cada rincón de la habitación. Se sobaba la cabeza, la nuca. De repente, sus propias pisadas parecían derretir el piso. Desprendía calor.
Demasiado calor.

¿O solo era yo?

Comencé a hiperventilar. El calor se me subió de golpe y moví mis manos en forma de abanico.
Algo parecía quemarme por dentro.

-Dame un minuto.- Se agachó nuevamente y tocó mi vientre.

Cerró los ojos y pronunció palabras desconocidas para mis oídos. Eran leves murmullos a los cuales mi alma respondía. Alcé una ceja al escucharla.

»Aún disfrazada, necesito saber. Si ese embarazo es real, demuestralo ante mi ser.«

Gemí al darme cuenta.
Los ojos asustados y sorprendidos de Carlos, chocaron con los míos. Su mirada me lo confirmó.

-Sí que lo estás. Estás... Embarazada. De Kendall.

Dejé de respirar y caí de lado.

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora