~ Verdad y accidente ~

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Kate:


















Al cabo de unos días todo pareció volver a la normalidad. Kendall había vuelto a la escuela y tomó la decisión de cambiar sus horarios de clase y adaptarlos a los míos.
Sí. Oyeron bien. Kendall y yo vamos a las mismas clases.
Juntos.

Antes era sólo Literatura. Ahora, lo tenía detrás de mí. Cuidandome. Todo el tiempo.

Carlos había desaparecido hace unos cuantos días. Desde esa vez que vomité a su lado y en el baño.
Ni siquiera Kendall sabe dónde está.

Y eso que son mejores amigos.

-¿Seguro que no lo has visto? Me preocupa.- Le dije a Kendall mientras salíamos de la escuela.

-Sinceramente, Kate, también me preocupa.- Soltó un bufido aferrando sus manos al volante. -He intentado... llamarlo. Ponerme en contacto. Es inútil.





















***















Llegamos a su apartamento como todas las tardes y tiré mis cosas sobre la cama.

-¿¡PUEDO DARME UN BAÑO!?- Grité con la esperanza de que Kendall me escuche.

Se asomó por la puerta de la habitación, sonriendome de costado: -Claro que puedes. No tienes que pedirlo. Es tu casa.- Me guiñó un ojo y desapareció.

Iba a llamar su atención, porque no tengo ropa que ponerme.
Pero, siempre que salgo de la ducha, mágicamente, mi ropa hace presencia sobre su cama.

Una de las cosas que amo que él. Sabe lo que necesito sin tener que pedírselo.

















.....















-Kate. Ya está la... cena.- Su mandíbula casi tocó el suelo.

¿Se preguntan porqué?
Por verme en ropa interior. No me había terminado de cambiar.
Y mis manos no eran lo suficientemente grandes para taparme el cuerpo.
No podía hacerlo.

Qué más daba. Me vio desnuda tantas veces...

Se acercó a mí y se arrodilló a mi lado. Besó a Kira a través de mí y mi corazón dio un vuelco. Sonrió tiernamente al levantarse y robarme un beso.

Desapareció en cuestión de segundos.

Me llevaron cinco minutos entre reaccionar, terminar de cambiarme y salir de la habitación.

Pero...
Ahí me detuve. Me apoyé contra la puerta. Oí la voz de Kendall. Y de alguien más que reconocí de inmediato.

¿James?

-Creí que Carlos te encerró en el inframundo. Me entero de todo, ¿sabes? ¿A qué viniste? ¿A fastidiarme?

-Más bien a llevármela. Y sabes el porqué, ya que no estás cumpliendo, Kendall. O debería llamarte Señor Diablo.

¿Oí bien?

Me asomé por la puerta y vi que Kendall tomaba a James del cuello para inmovilizarlo e intentar asfixiarlo.

No iba a meterme.
Por primera vez, tenía miedo. Miedo porque James estaba aquí.

¿Iba a llevarme?
¿De que hablaba?
¿Señor Diablo?

-¡Oh, mira! ¡Tenemos audiencia!- La voz de James no lucía estrangulada.

Ambos me miraron.
Tragué saliva. Me sentí observada y cohibida.

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora