~ ¿Sangre? Está volviendo a suceder... ~

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Kate:











Días después...











No recuerdo cuándo fue la última vez que dormí tan bien como esta mañana.
Abrí los ojos. Me dormí boca abajo.
Las sábanas estaban...

Cálidas.
Algo templadas.
Un poco calientes.

¿Kendall?
No había rastros de él ni de su ropa desperdigada por el suelo.
Me ruboricé, recordando que solía acompañarme todas las noches y desaparecía durante casi todo el día.
Últimamente, Kendall me ayudaba con las tareas de la escuela.
¿Quién lo diría?
Y todo se lo debo a mi ausencia de varios días a un lugar remoto, donde pude conocer a mi madre.
Mi madre biológica, la cual Kendall y yo...

Me agarré el estómago.
¿Náuseas?
¡Maldita sea!

Me levanté de la cama dando trompicones hasta llegar al baño.
Me convulsioné y vomité.
Al parecer, todo lo que comía lo devolvía.
En estos días, solía dormir mucho, poner poca atención a la escuela y darme atracones con la comida.

Y mis rollitos comenzaban a notarse.
Tampoco Kendall me privaba de nada.

Volví a hacer arcadas y me quedé ahí, quieta, esperando que las convulsiones dejaran de hacerme temblar.
Cuando estuve a punto de bajar la palanca...

Oh, no.
¿Y eso?
¿Sangre?
¿Vomité... sangre?

»¿Hace cuánto que vomitas con sangre?« Recordé la pregunta que Carlos me hizo aquella vez cuando...

-Sangre.- Dije la palabra, cayendo en la realidad. -No puede ser posi...- Me agarré al retrete y volví a vomitar, como si esa palabra me produjera más arcadas. Y la idea...

Mi cuerpo dió una tremenda sacudida y con eso, mis alas hicieron acto de presencia, causando estragos a mi alrededor.
Aturdida, intenté moverme y cada vez que lo hacía, distintos elementos caían al suelo. Algunos, se rompían. Otros, me causaban miedo y daño.

¡El baño es muy pequeño!

O mis endemoniadas alas eran demasiado grandes.

¿Porqué me pasa esto?

-Kate.- Su voz y su presencia de la nada me obligaron a dar un brinco al tenerlo frente a mí. -Kate. Calma. ¿Qué sucede?- Me abracé a mi propio cuerpo. -Calma, calma. Ya. Shhh...- Me abrazó con fuerza mientras mis alas aleteaban nerviosas. Su voz logró calmarlas. -Dime qué pasó, ángel.

Sonreí, aún temblando.
Me desplomé contra su pecho, apoyando todo mi peso sobre su cuerpo.
No podía hablar. Tenía un maldito nudo en la garganta.

-¿Vomitaste?- Asentí al oírlo. -No... No puede ser. Kate.- Tomó mi rostro con desesperación entre sus manos. Sus ojos brillaban. -Vomitaste sangre.- Asentí despacio. -Ven aquí.

Caímos al suelo. Él me puso de espaldas, pasando sus brazos candentes alrededor de mi cuerpo.

Lo oí suspirar.

-Sólo es sangre.- Contraataqué. -No es nada...

Sus manos se detuvieron vacilantes sobre mi vientre.
Automáticamente, dejé de respirar al darme cuenta.

¿Era posible?
Puede ser, considerando que...

-Kate.- La voz de Kendall sonó algo estrangulada. Lo miré. Y al hacerlo, mis sospechas se iban tornando reales. No podía creerlo. -Kate, estás...

No pudo terminar la frase. Simplemente no lo dejé.
Apoyé mis manos sobre las suyas.

Es... Imposible.

-Kira.- Dijo de golpe. Derramé un par de lágrimas al oírlo pronunciar su nombre. -Será una niña. Una niña, Kate.- Me sonrió con ojos brillosos.

Mi corazón se detuvo.

-¿Cómo es posible que...?

-No lo sé.- Me interrumpió, plenamente feliz ante la sorpresa.- La escucho. La siento.

Comencé a sollozar. Temblores de felicidad me invadieron.
De verdad no podía...
Creerlo.

Está pasando.
Está volviendo a suceder y esta vez, no la perderé. Lucharé por ella hasta el final, de ser necesario.

Al relajarme completamente en sus brazos, mis alas ya habían desaparecido...


















***




















¿Kira? 😲😲😲
Oh, por dios. ¡Oh, por dios! La niña... 💔

¿Será que esta vez... nacerá? 🙈

Tenía que traerla de vuelta. 😢

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora