~ ¿Pero qué tenemos aquí? ~

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Kate:







-¿Carlos?-Pregunté sorprendida al verlo. -¿Pero qué…?

-Lo lamento. ¿Estás bien? Vine a buscarte.- Oírlo hablar  atropelladamente y de forma nerviosa, me hizo dudar.

¿Venir a buscarme?
¿Para qué?
¿Kendall lo sabe?

-¿Kendall sabe que estás aquí?- Me aventuré, aún a la expectativa.

-No. Bueno, sí. No. Es que…- Se rascó la cabeza algo acongojado y confundido. ¿Porqué se contradecía?- Sí. Lo sabe. Él… él me envió por ti.- Su mirada se volvió algo turbia y sombría.

»Algo le sucede.« Supuse. »No es de reaccionar de esta manera. ¿O sí?«

Mi alma y mi  subconsciente negaron con la cabeza al unísono.

Intenté ver a dónde quería llegar: -Ammm… ¿No se supone que Kendall debería venir a…?

-Él me lo pidió, Kate. No… no estás a salvo.

Tragué saliva con dificultad.
¿Que no estoy a salvo?
Claro que no lo estaba. Y más estando embarazada.
Me toqué el vientre por puro reflejo.
Como si hubiera recibido una descarga eléctrica.

Y la sentí en todo su esplendor cuando Carlos apenas me rozó el brazo, más precisamente la muñeca.
Su tacto era relativamente frío. Nada comparado a Kendall. ¿Porqué será?

-¿Qué sucede?

En sus ojos ví reflejado el dolor, la angustia, miedo, sorpresa…
Más que nada, dolor.
No lo comprendía.

-No es nada.- Negué con la cabeza, intentando aclarar las ideas. Lo mío son falsas especulaciones.

¿Porqué ahora desconfío de él?

-¿Porqué Kendall te mandó? ¿Qué sucede?- Me acaricié la muñeca.

Soltó un bufido, rodando los ojos: -Está ocupado, Kate. Tiene asuntos que resolver y me mandó a buscarte. Algo no va bien. Creí que Kendall te lo dijo.

Algo hizo click en mi cabeza. Empecé a ver sus nervios e insistencia en querer sacarme a rastras de la escuela de ser necesario.
También recordé…

»Tengo que irme.« Oí su voz en mi cabeza con respecto a esta mañana. Lo ví mirar hacia todos lados como si alguien nos estuviera vigilando.

»Corre, Kate.«

Volví a la realidad y lo miré: -Sí, me lo dijo. Ayer en la noche.- Mentí.

-Exacto.

»Corre, Kate.«

-Te equivocas.- Ví cómo se descompuso su rostro. -Esta mañana, fue la última vez que hablamos…

»¡Corre ya, Kate!«

Le hice caso a mi alma.
Me eché a correr, tirando mis libros y mi mochila al suelo.
No sabía hacia dónde iba, pero seguí corriendo.

Algo no iba bien con Carlos.
Él quería algo.
Conmigo.

¿Pero qué?
¿Hice bien en dudar?
¿Huir como una cobarde frente a sus narices era lo único que podía hacer?

-¡Kate!- Oí el eco de su voz estridente. Lo oí enojado. Muy enojado. -Supongo que no querrás hacerme enojar más de la cuenta. Coopera. ¡Vamos! ¡Sal ya!

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora