~ Entrega, rapto y una noticia desalentadora ~

300 24 4
                                    

Kendall:






Desperté boca abajo, en una superficie fría y dura.
¿Desperté?
¿Cómo era posible?

Pude percibir a mi alrededor el calor infernal del infierno.
Me habían traído a mi hogar.
¿Porqué?
¿Qué hice como para que...?

-¿Encima lo preguntas?

Levanté el rostro al escuchar hablar a Logan, con un tono sarcástico.

-Tenía razón. La encontraste.- Lo oí acercarse. Por una extraña razón, no pude moverme.

Me sentí débil. Muy débil. Mareado y desconcertado.
Mi respiración era entrecortada. Algo me faltaba.

¿Pero qué?

-¿Qué se siente verte... Despojado de tus poderes?- Preguntó paseando a mi alrededor.

¿Qué?
Oh, no. Mis... ¡Poderes!

-¿Porqué?- Me falló la voz.- ¿Con qué derecho?

-Porque la encontraste y desobedeciste la orden directa de tu padre. Y ahora él... discute tu "entrega y rapto" de las manos del creador. Creeme que habría abierto un enorme agujero en el cielo para traerte de vuelta.

No pude responder. Me faltaba el aire y apenas podía arrastrarme sobre el suelo.
¿Qué mierda me pasaba?

-Al quitarte tus poderes, te convertiste en humano.- Lo miré con horror al confesarme eso.- Consideralo como un castigo a tu desobediencia por no terminar con tu trabajo.

Lo recordé.
Katelyn.
La dejé... A cargo de Carlos.

Ni él podría protegerla. No estando solo.

»Dios. ¿Qué... Hice?«

-Déjame... Ir.- Susurré a duras penas, atragantándome con mi propia respiración.

-Me temo que no puedo.- Aplaudió una vez en mi dirección.

-Haré lo que quieras.

-¿Qué dijiste? Dilo más alto.- Se hizo el tonto poniendo su mano sobre su oreja.

-Haré... ¡Lo que quieras!- Grité a como pude.- Haré lo que quieras, solo... Dejala ir. No... No le hagas daño. Por favor...

Me sentí patético rogándole a alguien como él, cuando debería ser al revés.
No podía soportar la idea de que le pusieran una mano encima a Kate.

Lo peor era... No tener mis poderes y no poder leer la mente para saber de sus próximos pasos a seguir.

Gruñí con dificultad para expresar mi euforia y a la vez para intentar levantarme.

Me sentí solo.
Desprotegido.

No pertenezco a ninguno de los dos mundos. Por lo que hice, Dios no me brindará su ayuda. Y aquí, en mi propio hogar, lo único que conozco es la maldad y la crueldad.

»Mamá.« Pensé en ella como último recurso. »No tienes idea de cuánto te necesito en este momento...«

Si estuviera aquí, me protegería. Me sacaría de aquí. De eso estoy seguro.
Pero no puede abandonar su hogar. Su "fortaleza"; su mundo frío al que fue confinada para que papá no tuviera acceso a ella y no pudiera lastimarla. Hacerle daño.

Matarla.

Suspiré derrotado.

-¡Uy!-Exclamó divertido.- ¡Parece que es tu día de suerte!

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora