~ Furia ~ (Parte III)

140 14 16
                                    

¡Últimos ocho capítulos!




















Kendall:











No lo entiendo.
¿Qué tenían que hablar Dios y Adán?
¿Algo relativo a Kate?
¿A la bebé?
¿¡A MÍ!?

Cómo saberlo.
Y la espera, me carcome de los nervios.

¿Qué está pasando realmente?
¿Dios interfirió para que no me maten?

Muchas preguntas, sin una puta respuesta.

-Mamá, ¿qué está pasando?- Me paré firme frente a ella.

-Aprende a ser paciente, hijo.- Puso una mano suya en mi hombro.

-No es una de mis cualidades, mamá.- Bufé. -Suelo llevarme el mundo por delante.

-Precisamente.- La voz de Adán me hizo pegar un brinco. -¿No que no te asustabas por nada?- Se burló de mí.

-Ve al punto. ¿Qué fue lo que tú y mi querido barba hablaron?

-Me temo que no querrás saberlo. Y menos tú, Eva.


















***


















-No… no hay nada que podamos hacer por Kate. Ni tú ni nosotros.

-Bromeas, ¿verdad? Debe ser broma.- Elevé la voz ante la sorpresa.

-No voy a mentirte. Es lo que el Creador me dijo. Me dijo tantas cosas más… a las que no pude reaccionar.- No se le notaba. Estaba muy… tranquilo. Confiado de sí mismo.

¿Que no podemos hacer nada por Kate?

-Sé dónde está. ¡Puedo ir a buscarla!- Señalé a la nada, eufórico.

-Eso es lo que tu padre quiere. Pero Dios quiere… preservarte.- Abrí los ojos como platos al oírlo.

¿Preservarme?
¿A mí?

-Es una locura. ¡Una locura! ¿Y Kate? ¿Qué hay de ella? ¿Y de Kira? ¿¡Las dejará morir!?- Me enervé más de la cuenta. Sentí tanta ira y furia…

-No hay manera de salvarla. A ninguna de las dos.- Enmudeció de golpe.

-No juegues conmigo, Adán. ¡No es gracioso!- Golpeé la mesa con un puño.

-¿Te crees que es un juego? ¿¡Una broma!? ¿De verdad lo crees?- Adán elevó la voz ante mis reproches.

-Se te ve tan calmado. ¿No temes por tu hija?

-¿Te crees que no siento nada?- Aquí vamos de nuevo. -¿Te crees que no me incomoda saber que Dios eligió salvar tu vida y no la de Kate?- Di un brinco al verlo tocarme bruscamente con su dedo índice. Eso no lo sabía. -¿Que no siento nada? ¡Es mi hija, carajo! ¡MI HIJA! ¡Y me enfurece no poder hacer nada por ella!- Al oírlo despotricar de esa manera, quedé anonadado, sin aire. -Ahora, ya. ¿Estás conforme? ¿Mi actitud responde a tu maldita pregunta?

-¡Adán, por favor!- Rogó mamá, interponiéndose entre los dos.

Apenas pude reaccionar y dar un paso hacia atrás, alejándome de su mirada furiosa y acusadora.

Como si yo fuera el problema a todo.

-Prácticamente, lo eres.- Adán soltó un bufido.

• Enamorada del diablo • EDD1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora