Capítulo 20

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La luz del sol entraba suavemente por la ventana cuando me desperté. Recorrí toda la habitación con la mirada. Era una linda habitación, paredes pintadas de un lindo color verde, un gran armario, un costoso televisor y un escritorio, sobre el un cuadro que tenía pegado varios posters de bandas, de esas que nos gustan a el y a mi. ¿Quién lo diría? Ayer a esa hora creía que no había una mínima chance de que todo esto sucediera. Sin embargo ahí estaba, envuelta en sus brazos debajo de las sábanas, con mi cabeza descansando en su perfecto pecho tatuado. Su mano descansaba en mi espalda desnuda. Levanté mi cabeza y lo miré. Eres tan lindo. Su rostro angelical me daba tanta ternura cuando dormía. Las mariposas en mi estómago estaban despertando, así que me acerqué a su rostro y dejé un suave beso en sus labios. Luego me solté cuidadosamente de él. Para no despertarlo, y el se volteó para darme la espalda y seguir durmiendo. Sonreí y tomé mi ropa que estaba en el suelo. Me puse mis pantalones, el sostén, la remera y mis zapatilla, luego salí cuidadosamente sin hacer mucho ruido y fui al baño.
Recorrí la casa buscando el tocador y al encontrarlo entré. Cuando me mire al espejo tarde un momento en reconocerme a mi misma. Estaba radiante a pesar de que acababa de despertarme. Mis ojos brillaban con una chispa, como las que vi por primera vez cuando bese a Jimmy en la casa de Zacky. La sonrisa en mi rostro era prueba de la felicidad de saber que lo que sucedió ayer no fue un sueño.
Cepillé mis dientes con el cepillo de Jimmy. Arreglé como pude mi alborotado cabello, y cuando terminé fui a la cocina y puse agua a calentar. Le quería preparar un desayuno al amor de mi vida, y llevárselo a su habitación como en las películas. Sabía lo cursi que sonaba, pero estaba enamorada, y así actuamos todos en situaciones como esa. Luego tiré la bolsa con agua del hielo que Jimmy me preparó, por el golpe que me había dado Jason. Ese imbécil, desearía nunca haberlo conocido. Pero ya nada de eso me importaba, estaba tan feliz que nada podría arruinar esa sensación de plenitud. Mi mirada se perdió en la nada recordando la noche anterior.
Sus deliciosos besos, sus caricias, sus palabras. Ese cuerpo tan perfecto, su delicada piel blanca cubierta de esos rudos tatuajes, todo había sido mío la noche anterior. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar cada hermosa sensación que me hizo sentir, esas que no había sentido hace tanto tiempo. Mi corazón se aceleraba. Él era mío, eres mío James. Y yo soy tuya, porque no quiero ser de nadie más, nunca.
Me asusté y paralicé cuando alguien me abrazó por la cintura desde atrás, pero entonces mi corazón salto de alegría al reconocer ese inconfundible tacto.
- Buenos días hermosa. - besó mi cuello y me tensé.
- Así que ¿ya te levantaste dormilón? - dije burlona y me volteé para quedar cara a cara con él.
Estaba recién salido de la ducha, guapísimo como siempre. Una remera de Guns n' Roses, pantalón negro, zapatillas y su delicioso perfume me envolvía. Me abrazó otra vez por la cintura y envolví mis brazos sobre sus hombros.
- No estabas conmigo cuando me desperté - puso cara de perrito - por un momento creí que lo de ayer fue un sueño - me reí. Gracias a Dios que no fue un sueño, sucedió y fue lo mejor que me pasó.
- Estabas tan lindo que no quería despertarte. - dejé un pequeño beso en sus labios.
- Parezco un angelito ¿verdad? - me dijo burlón.
- ¡Sí! - nos reímos y luego me silenció con un beso.
Un lento y apasionado beso. Cerré mis ojos y dejé que me transportara a otra galaxia, solo como él sabía hacerlo. Era como si hubiésemos nacido para el otro. Nuestros labios encajaban perfectamente en cada movimiento, y se sentía tan bien.
Nos separamos y volvió a dejar un corto beso en mis labios.
Miró la mesada de la cocina y vio la bandeja preparada.
- ¿Preparando el desayuno? - me miró y asentí.
- Siéntate, ya está listo. - volvió a besarme y me soltó para ir a sentarse a la mesa de la sala - ¡siéntete como en tu casa! - le grité burlona cuando abandonó la cocina.
- ¡Claro! - respondió irónico y me reí. Después de todo estábamos en su hogar.
Tomé mi bolso que quedo desde la noche anterior en la cocina y me lo colgué al hombro, cargué la bandeja hasta la sala y la apoyé sobre la mesa, donde Jimmy me esperaba sentado.
- Aquí tienes - le serví una taza de café con leche, y otra para mí.
- Mmm no está tan mal - me dijo probando un sorbo y lo fulminé con la mirada.
- ¿Eres exigente Sullivan? - le reproché y comenzó a reírse.
- Esta delicioso, mi amor. - respondió y me tensé.
Madre mía, cada momento a su lado, cada cosa que me decía hacía que me enamore mas y mas de él.
- Voy a morir de la ternura ¿sabes? - le dije sacando el celular de mi bolso, el solo volvió a reír. - Oh, oh - miré la pantalla y Jimmy me miró dudoso.
- ¿Que sucede?
- Sucede que... - le mostré mi teléfono - los chicos van a matarte.
Nuestro grupo de chat estallaba en mensajes:
Matt: SULLIVAAAAAAAAAAAAAN ¿DONDE DEMONIOS TE HAS METIDO?
Brian: Desgraciaaaaado. Ni si quiera ayudaste a traer tu batería, que por cierto quedó en mi casa, y ahora es mía.
Zacky: ¿Acaso te fuiste con alguna mujer? ¿Y nos dejaste abandonados? Mal compañero.
Johnny: Estas expulsado de Avenged Sevenfold.
Brian: Imbécil.
- ¡Vaya! - dijo riendo y rascándose la cabeza - Todo paso tan de repente que me olvidé de los chicos.
Negué con la cabeza y puse azúcar en mi taza.
- Se van a enfurecer, y todo es mi culpa.
- Mnh - frunció el ceño y negó con la cabeza mientras masticaba una galleta. - no es tu culpa, yo fui el que se fue sin avisarles - tragó - no me gustó nada como ese idiota de White te arrastró del lugar, y tuve que seguirlos.
- Gracias a Dios que lo hiciste Jimmy - miré el suelo - me siento una imbécil, jamás tuve que hablarle a ese desgraciado. - Miré a Jimmy y el me miraba con ternura y un poco de tristeza. Luego se separó un poco de la mesa y se golpeó los muslos, entonces me levanté de mi silla y me senté en sus piernas y envolví mis brazos en sus hombros.
- Es verdad, es un desgraciado - asintió con la cabeza - pero tu no tuviste la culpa pequeñita - me miró apenado con sus hermosos ojos celestes - Perdóname por las cosas feas que te dije ayer, y aquella vez en que nos peleamos, cuando conociste a ese idiota. Yo... realmente estaba furioso, no pensé en las cosas que dije. Jamás me agradó ese idiota, y créeme que me puse tan celoso cuando lo ví llegando contigo ese día. Es que te amo, y te quería solo para mí - hizo pucherito y me reí suavemente. Que lindo era saber que se puso celoso por mí.
- No tienes que pedirme perdón guapote - sonreí y acaricié su mejilla - Yo tampoco me porté bien contigo, y lo lamento tanto - lo besé - Te amo - le dije sin separarme de él.
- Te amo pequeña.
Lo abracé, besé su mejilla y volví a sentarme en mi lugar para así poder terminar el desayuno.
Nos reíamos, mientras hablábamos de muchas cosas. Le conté lo mal que me habían caído los chicos de Guilty Spawn, y estallé de risa cuando el comenzó a imitar la voz de Nick, el cantante. Entonces después de que terminó su café, devolví la bandeja a la cocina y me puse a lavar las tazas.
Cuando volví a la sala mi celular sonó con un aviso de batería baja.
- ¿Me prestas tu cargador?
- Claro - me respondió encendiendo el televisor - está enchufado a lado de la puerta, en esa habitación - me señaló una puerta que estaba del otro lado de la sala.
Caminé y entré a esa sala. Era muy linda, estaba pintada de un color rojo. Había posters en las paredes. Había un espacio vacío en el suelo, donde supuse que era donde tenía armada su batería. Y hoy no estaba por el recital que dieron ayer. Del otro lado había un enorme equipo de música, con grandes parlantes y un piano. Imaginé que Jimmy pasaba el mayor tiempo en esta parte de su casa. Conecté el teléfono en el enchufe que estaba a lado de la puerta y lo apoyé sobre una mesa y entonces encontré un disco. Decía "Pinkly Smooth".
- ¿Encontraste el cargador? - Jimmy entró a la sala.
- Eh, sí, si. Gracias. - le mostré el disco - ¿Pinkly Smooth? ¿Esto es de tu vieja banda? - pregunté emocionada. Jimmy me había contado en algún momento de nuestra amistad, que había tenido una banda con Brian llamada Pinkly Smooth.
- Sí - me dijo tímido.
- ¿Puedo oírlo? - hice pucherito y el suspiró.
- Esta bien.
Encendió el equipo de música y puso el disco, entonces una canción llamada "Mezmer" comenzó a sonar.
Me quede por un momento mirando a la nada. Era muy original, y no se parecía en lo absoluto al sonido de Avenged Sevenfold. La voz de Jimmy comenzó a sonar luego del piano y la introducción de guitarra. Canta tan hermoso, es un verdadero artista. A la mitad de la canción estaba riéndome mucho y el me miraba serio.
- ¿Realmente es tan malo? - pregunto con miedo.
- ¿Bromeas? ¡Es genial! - respondí riendo.
Entonces el rió y me dejo embobada cuando comenzó a cantar sobre la música. Sentía que no podía estar mas enamorada de el, era imposible. Entonces la canción termino y el saco el disco mientras yo seguía caminando por la habitación.
De repente mi corazón se detuvo al ver esa foto en la pared.


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