Capítulo 21

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Me enmudecí por completo. Quería preguntar a Jimmy sobre esa foto pero simplemente las palabras no salían de mi boca.
Había un enorme cuadro en la pared, con una foto de un niño pequeño y rubio de pelo lacio. Estaba sonriendo. Tenia una hermosa sonrisa de esas que me inspiran confianza. Como la de Jimmy. Esa que cuando apenas conocí sentí que significaba algo importante, como si no hubiese sido esa la primera vez que había visto su sonrisa.
Y eso era porque no había sido la primera vez que vi su sonrisa.
Jimmy se acercó a mi.
- E-este niño... ¿Eres tú? - pregunté tartamudeando.
- Sí - sonrió y su sonrisa era idéntica a la de ese niño - ¿Verdad que era bonito?
- No puede ser.
- ¿Que sucede? - me preguntó confundido.
El niño de la foto, ya lo conocía.
- ¿Acaso a ti te gustaba ir al parque Central a jugar con los patos de la laguna cuando eras niño? - Jimmy me miró muy sorprendido.
- ¿Cómo sabes eso? - frunció el ceño.
Me quede en silencio pero luego comencé a reírme, pero de esas risas que hace una persona que descubre petróleo, y Jimmy me miró confundido.
Claro que conocía a ese niño. Ese niño es el que me había mostrado que había esperanza para una niña como yo. Solitaria y sin amigos. Ese niño que solía aparecer a veces en mis sueños, alentándome con su linda sonrisa a salir adelante. Ese sueño, que no era mas que una escena ya vivida de mi triste infancia. Donde yo era una más de esas niñas a las que rechazaban, e ignoraban, lo que me traería en el futuro problemas para integrarme. Él se había aparecido y me había demostrado que no todos los niños eran malos, que había motivos para dejar de llorar, porque existían personas que siempre estarían allí para demostrarte que no estas solo en el mundo. Ése niño, al que podría nombrar mi primer verdadero amigo en el mundo, era Jimmy. Mis ojos de a poco comenzaron a llenarse de lágrimas. Ahora todo tenía sentido. El porqué mi primer día de clases, cuando lo conocí había vuelto a soñar, luego de mucho tiempo con eso. El porqué sentí desde ese primer día que Jimmy y yo estábamos destinados a ser grandes amigos. Y el porqué, me había enamorado perdidamente de él, y no de Matt, Brian, Johnny, Zacky o cualquier otra persona en la universidad.
- ¿Por qué lloras pequeña? - me abrazó preocupado - ¿Tan feo era? - me reí.
- No, no. Eras hermoso.
Me soltó y me miró a los ojos.
- ¿Entonces que sucede, bonita? - secó mis lágrimas.
- Jimmy, esto parece una película... - suspiré y me seguía mirando confundido - No creo que tu te acuerdes de esto, fue hace tanto tiempo. Cuando yo era pequeña, y tenía unos cuatro o cinco años, fui con mi familia a ese parque. Yo intenté acercarme a jugar con unos niños, que se burlaron de mí, me rechazaron, como solía pasarme en el jardín de niños - me reí burlándome de mi misma - era muy patética. Bueno, luego me alejé de todos, me escondí, me puse a llorar y... Ese niño - señalé la foto - se acercó a mi, me invitó a jugar con el y con los patos... - de repente la expresión de Jimmy cambió, se tensó - y ese fue el día en que descubrí que no
importa lo malas que sean las personas, siempre habrá alguien que estará para tí... Yo por las noches, soñé muchas veces con ese día, y cuando lo hacía... Me despertaba llena de esperanza - mire la foto - No había soñado con eso desde la preparatoria y volví a hacerlo el día en que te conocí... - Jimmy se quedo mirando a la nada - Todo esto es tan...
- Siempre me preguntaba que había pasado con esa niña... - me interrumpió y lo mire - No puedo creer que eras tu.
Lo abrace y una imborrable sonrisa volvió a mi rostro. Estaba tan feliz. El era el hombre de mi vida, y ahora estaba segura de eso mas que de cualquier otra cosa en el mundo. Era como si estuviésemos destinados a estar juntos.
- Ahora entiendo porqué te amo mas de lo que jamás he amado a alguien - me dijo al oído. Su comentario me hizo creer que podría levantar vuelo y volar por toda la casa de la felicidad.
Levanté mi sonriente rostro de su hombro y lo miré a los ojos mientras otra lágrima caía por mi mejilla. Entonces el se arrodilló.
- ¿Qué haces? - le dije riendo.
- Mi amor - tomó mi mano - No creo que alguna vez lleguemos a entender bien esta vida. Hay hechos que tal vez jamás podremos explicar, porque el destino interfiere en ellos. Esa niña llorona que conocí cuando era pequeño hoy, luego de muchos años está aquí conmigo. Aquella niña a la que pude sacarle una sonrisa, de esas hermosas que hoy alegra cada uno de mis días. Esa niña a la que yo buscaba entre la gente en cada visita al parque luego de esa tarde, y que creí que jamás volvería a ver ha vuelto, porque el destino así lo quiso... - me sonrió y le devolví el gesto mientras me secaba otra lágrima - Volviste a mi vida de repente, en ese primer día de clases, donde ví algo en ti. En tus ojos, que me decía que eras especial. Y te hiciste especial, te convertiste en mi mejor amiga de un momento a otro, cuando no me había dado cuenta. Pero entonces, el cariño que sentía por ti era demasiado para ser una simple amistad. De repente dejé de interesarme en Nicole, dejé de interesarme en las otras mujeres. Nadie me parecía interesante, nadie como tú. Te convertiste en algo indispensable para mí... y entonces me dí cuenta de que te amaba. Que no quería ni necesitaba a nadie mas en este mundo para ser feliz, y sentirme completo. Es por eso que decidí darte mi corazón, porque nada en este mundo puede compararse contigo. - besó mi mano y solté una risita de alegría - Señorita __, ¿Aceptarías ser mi novia?.
Comencé a dar saltitos y tiré de su mano para que se pare, así poder besarlo.
Me abrazó por la cintura y me acercó mas a su cuerpo mientras profundizábamos el dulce y lento beso. Luego de un momento nos separamos.
- Entonces... - dijo recuperando el aliento - ¿Eso es un sí?
- ¡Claro que es un sí! - me reí - ¡Eso no se pregunta James!
Lanzó una carcajada y volvió a acercarme a su boca atrapándome por la cintura.
Mordío suavemente mi labio inferior y entonces decidí vengarme haciendo lo mismo con el suyo.
- ¿Eres mío sabes? - dije sobre sus labios.
- Y tu eres mía, solo mía - me silenció con otro beso.
- No mas Nicole - me separé para reprocharle y el sonrió.
- No mas Nicole, no mas Jason, no mas lo que sea - me reí y volvimos a besarnos, como si se acabara el mundo.
Una hora después estábamos mirando televisión en su sillón. Miré la hora en su reloj de pared, eran las once de la mañana, y mi casa había quedado sola desde ayer a la noche.
- Mi amor...
- ¿Mhn? - me dijo mientras besaba mi cuello y me ponía la piel de gallina.
- Creo que ya tengo que irme.
- ¿Eh? - se separó bruscamente - No quiero que te vayas linda - me puso cara de perrito y le sonreí.
- Dejé mi casa sola, y tengo que bañarme...
- Te bañas aquí - volvió para dejar un camino de besos desde mi cuello hacia mi boca - ...conmigo.
- Tu ya te bañaste, pervertido... - le correspondí el beso y se rió, pero luego me separé y me levanté del sillón.
- Ya enserio, me quedaría por siempre, pero me tengo que ir.
Fui hasta la habitación de Jimmy y me puse mi chaqueta que estaba en el suelo. Fuí a buscar mi celular y luego salimos al patio y nos subimos a su moto para ir hacia mi departamento.
Me bajé de la moto cuando llegamos y le devolví el casco, luego el también se bajó.
- Anoche, fue la mejor noche de mi vida - le dije y besé su mejilla.
- Esto es solo el comienzo pequeña - me sonrió y acarició mi mejilla suavemente sobre la marca que me había quedado del golpe de Jason. - prometo cuidarte y hacerte la mujer mas feliz del mundo.
- Ya lo soy - le sonreí.
Me besó suavemente los labios, porque ya a ambos nos dolían de tantas mordidas.
- Te amo - me dijo y me abrazó - no lo olvides nunca.
- También te amo, más de lo que imaginas.
Sonrió y volvió a besarme, luego se puso el casco, arrancó su moto y se fue.
Entré a mi departamento y la sonrisa no se iba de mi rostro, entonces tomé ropa y entré a la ducha. Intentaba no borrar el delicioso perfume de Jimmy en mi piel mientras cerraba mis ojos y volvía a recordar cada cosa sucedida de ayer. El idiota de Jason intentando abusar de mí. Jimmy mi salvador rescatándome. Nuestra pelea al llegar a su casa. Su confesión, y la mía. Ese verdadero primer beso, sin cervezas. Él, haciéndome el amor como nadie podría hacérmelo jamás. El desayuno juntos. Jimmy cantándome una de sus extrañas pero maravillosas composiciones de Pinkly Smooth. El cuadro con su foto de cuando era niño, y todo el descubrimiento de que el destino nos quería juntos. Su petición y cada palabra que dijo para pedirme que fuera su novia.
Salí de la ducha, me vestí y miré mi celular, que había recibido un nuevo mensaje.
Jimmy: "Te extraño, mi pequeña."
Cerré mis ojos. Madre mía, estaba tan enamorada. Entonces volví a tararear esa canción de amor que llegaba a mi mente cada vez que pensaba en Jimmy.


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