Capítulo 35

132 10 0
                                    

Cuando desperté sentí un delicioso aroma a comida y me sentí totalmente confundida. ¿Cómo llegué aquí? Estaba acostada en la cama de Jimmy. Su perfume estaba rodeándome, en las sábanas que me cubrían. Se sentía como un verdadero hogar. Me apoyé sobre uno de mis codos para observar bien la habitación y sentí un dolor en mi mano. Noté que ambas palmas estaban vendadas.

- ¿Qué está sucediendo? - susurré con la poca voz que me quedaba. Realmente mi garganta había quedado destrozada de tanto llorar.

Miré hacia el otro lado de la cama vacía, y recordé la primera vez que desperté en esta cama. Él estaba a mi lado, abrazándome luego de haberme hecho sentir cosas que jamás había sentido con un hombre. Pero el no estaba despertando conmigo... el se encontraba ahora en una cama de hospital, y solo Dios sabe si volverá a despertar. Mis ojos comenzaron a arder y hundí mi cara en el almohada.

Luego hice silencio y presté atención cuando escuché pasos acercándose. Una mujer robusta, con el cabello medio ondulado entró por la puerta con una bandeja.

- Hola... - sonrió con tristeza - ¿te sientes mejor? - apoyó la bandeja sobre mis muslos.

Me quedé mirándola por un momento. Su sonrisa no podía ocultar su tristeza. Sé que estaba sufriendo, sus ojos colorados e hinchados la delataban.

- Señora Sullivan. - susurré.

Acercó la silla del escritorio y se sentó junto a la cama a mi lado.

- Dime Bárbara, pequeña. - me sonrió, y su sonrisa me recordó la de Jimmy. - Con Joe nos preocupamos mucho cuando te encontramos en el suelo desmayada, y tus manos llenas de sangre... - miré nuevamente las vendas.

Recordé ese día en que conocí a la familia de Jimmy. Estaba tan nerviosa, y no sabía que pensarían de mí. Mi lindo baterista me dió un dulce beso en los labios antes de entrar al cálido hogar de familia de los Sullivan y me dijo que me tranquilice, que no había razón para que no les agrade. Y quiero creer que no lo hice, porque sus padres y sus hermanas me llenaron de abrazos esa tarde. Simplemente son personas que valen oro, y aquí estaba la madre. Preocupándose y cuidando a la perra desalmada que le dijo a su querido hijo que no lo amaba, y lo hizo sentir que no valía nada. Y por culpa de esa perra, ahora estaba en coma.

- Estábamos en casa durmiendo cuando recibimos la llamada. - la miré para prestarle atención.- Bueno, las chicas habían ido a trabajar. Joe tenia el día libre hoy... El teléfono sonó y me levanté a responder... - unas pequeñas lágrimas se asomaron a los ojos de mi ex suegra, y en las mías también. - Era un policía avisando que mi niño había sufrido un accidente en su auto... - comenzó a sollozar y yo me tapé el rostro con mis manos para no ponerme a gritar ahí mismo del dolor.- No lo quería creer, así que llamé a Brian... - respiró profundo para poder seguir hablando. - Y me dijo que Jimmy no aparecía desde ayer en la noche... Vinimos tan rápido como...

- ¡Lo siento! - lloré. Ella me miró confundida. - ¡Lo siento tanto Bárbara! ¡Todo es mi culpa! - me tapé la cara y susurré. - Maldita sea... todo es mi culpa. Levanté mi rostro para mirarla y con todo el miedo del mundo, seguí hablando. Sabía que iba a odiarme para toda la vida. - E-el se embriagó porque le dije que ya no lo amaba, Bárbara. Pero es mentira... demonios... yo nunca he dejado de amarlo. Solo quería que sea feliz, y para que sea feliz, tenia que dejarlo ir. - ya no pude contener mas el llanto - Lo siento... lo siento tanto. - le supliqué negando con la cabeza - ... solo quiero morirme.

FictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora