Capítulo 33

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*Narra Jimmy*

- ¿Dónde estamos? - le pregunté al pequeño yo. Al James Sullivan de 5 o 6 años frente a mí. Estábamos parados en medio de la nada, solo hay luz blanca rodeándonos. Un lugar completamente diferentes a los que he estado.

- ¿Recuerdas lo que sucedió? - respondió con esa voz infantil. ¿Yo hablaba así cuando era niño? Que mal.

- Recuerdo... - comencé a pensar - que me echaron del bar, luego... estaba ebrio y subí a mi auto y... - sentí una fuerte punzada de dolor en la cabeza. Reaccioné. - Tuve un accidente... ¿Estoy... muerto?

El niño rubio sonrió y se encogió de hombros.

- ¿Quién sabe?

No respondí. Solo me puse a contemplar bien a la personita frente a mí. Llevaba la misma apariencia y ropa que en el cuadro de mi habitación. ¿Por qué estaba sucediendo todo esto?

- ¿Por qué estoy aquí?

- ¿Recuerdas que sucedió antes del accidente? - evadió mi pregunta.

Intenté recordar nuevamente.

- Recuerdo una sensacion de plenitud... como bienestar, felicidad... y luego algo malo sucedio. Algo que hizo que todo mi mundo se derrumbara. Entonces me embriagué y...

Lleve instintivamente una mano al corazón cuando volví a sentir una punzada pero en ese lugar.

- Pequeña... - empecé a nombrarla desesperado casi sin darme cuenta. El niño frente a mi me miraba sin expresión.

- ¿Dónde está ella? - no me respondió. Seguía tan tranquilo y yo comenzaba a alterarme. - ¡¿Sabes dónde está?!

- ¿Acaso no lo recuerdas?... a ella ya no le interesa donde estés.

Lo miré confundido. ¿De qué está hablando este mocoso?

- ¿Por qué dices eso? Ella me am...

Dejé de hablar porque mas recuerdos llegaron a mi mente.

Estábamos en su departamento. Sentí un cosquilleo en mis labios... estábamos besándonos. Una sensación de paz me invadió al recordar el sabor de esos perfectos labios. Ninguna mujer en toda mi vida me había hecho sentir lo que ella me hacía sentir con el roce de sus labios. Estaba llevándola a su habitación, necesitaba hacerla mía una vez mas. Luego... oh no. Una mala sensación, dolor.

"¿Ya... no me amas?"

"No. No te amo"

...

- No... mierda, ¡no! - miré al niño. La desesperación me invadía.

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