Las Sombras de Grey II

Capitulo 39

Perspectiva de Christian Grey.

-Andrea pasa todas mis reuniones que tenga el día de hoy para mañana. –hablo con mi tono serio que uso para todos mis trabajadores mientras paso a su lado, no tengo ganas hoy para estar soportando pretenciosos hombres de negocios que vienen para adularme y hacerse mis amigos para que sus empresas sean más conocidas, hoy no tengo ganas de eso bueno no tengo ganas ni cabeza para estar en ninguna reunión más, solo quiero ver a mi preciosa diosa de ojos azules, estar a su lado, almorzar con ella para luego llegar al departamento y usar su boca para que satisfaga a mi polla que de solo pensar en ella está completamente dura.

-Si señor Grey. –se pronuncia Andrea con una sonrisa dibujada en sus labios mientras yo presiono el botón del ascensor que se demora una eternidad en subir el día de hoy hasta el último piso, o ha de parecer que se demora más hoy por lo desesperado que estar con mi futura esposa.-¿Algo más, señor Grey? –

-Nada más Andrea, muchas gracias solo encárgate de hacer tu trabajo de siempre, no me llames al menos que sea algo importante lo demás se puede encargar Ross. –vuelve a asentir mientras fija sus ojos en su ordenador que lleva la marca de mi empresa, si me encanta volver a ser el amo del universo, tener el control, el mando, dirigir la mejor empresa de Estados Unidos.- Gracias. –le repito en un tono más cordial ya que es una buena asistente, la mejor que he podido conseguir, muy eficiente además de respetosa. Alexis al menos en esto no se equivoco, tiene un buen ojo para elegir al personal y sé que cuando termine su carrera tendré ya las cosas un poco superadas y el seguro con mucho gusto regresará a trabajar acá. A mi lado, como mi mano derecha.

Sacudo mi cabeza acomodándome la corbata que está perfectamente colocada pero solamente lo hago para no guiar mis pensamientos en mi madre que descansa en paz, aunque no he podido ir estos días a visitarla, me he encargado de que alguien vaya a dejar flores en su tumba, ya pronto iré a verla.

-Christian ¿Ya te vas? –me pregunta la pelirroja a mis espaldas conforme sigo esperando el 'puñetero ascensor.

-Si Ross, confío en que te encargarás perfectamente en los asuntos de última hora que surjan. –le regalo una sonrisa aunque estoy de espaldas y no lo puede ver, escucho una maldición por parte de ella al las puertas del ascensor al fin abrirse luego de hacer un irritante pitido.- Hasta mañana. –me despido al ingresar al aparato y ver a una Ross con el ceño fruncido que me asesina con la mirada.- Diviértete. –hablo antes de que las puertas del ascensor se cierren, normalmente no me gusta dejar personas que se hagan cargo de lo que yo puedo hacer personalmente pero aparte de que es Ross y confío en ella plenamente tampoco tengo cabeza en este momento para concentrarme en otra situación que no sea mi amada Ana, no se me quita de la cabeza aquel video que vi de ella, debo reconocer hizo que suelte una sonora carcajada y escupa todo el café en plena reunión aparte de que me puso completamente duro ver que haga eso... Oh soy un completo pervertido.

El ascensor comienza su descenso conforme mi mente comienza a alucinar malvadamente el sin fin de cosas que Ana y yo podríamos hacer dentro de estas cuatro paredes, ella gimiendo con sus manos sujetas en el frio metal mientras yo la embisto fuertemente con la cabeza de mi polla abriéndose paso en su sexo completamente húmedo y hambriento de mí. Mis manos sujetas en su cintura para que mis acometidas sean más intensas y entre más profundamente dándole placer a su palpitante clítoris... Embestirla y embestirla hasta lograr que de un fuerte gemido, que callare comiéndole los labios, libere sus fluidos que en combinación con mi semen bañen tanto sus palpitantes paredes vaginales como la dureza y longitud de mi polla.

Sí, en definitiva tendremos que hacerlo en un ascensor para verle su cara por el reflejo de las paredes del ascensor mientras alcanza su límite... Pero de momento, hoy en la noche sé que ella se encargara de mi dureza mientras me la chupa hasta que me corra en su boca para luego yo embestirla fuertemente para llegar juntos a nuestra corrida.