Capitulo 45

7.4K 352 20
                                    

Perspectiva de Christian Grey

Dejo que el agua caliente recorra mi cuerpo desnudo desde la punta de mi cabello pasando por mis duros abdominales hasta la punta de mis pies que reposan muy cerca del agujero en el que se cuela el agua llevándose consigo el sudor que tengo impregnado en mi cuerpo por los ejercicios mañaneros que he hecho y a la vez los chorros que expide la ducha consiguen que los músculos de mi cuerpo se relajen pues he estado un poco estresado estos días ante la sola idea de irme y dejar sola a mi diosa pero ya no puedo atrasar más este viaje, además solo serán unos días pero de seguro estando lejos de ella se me harán eternos. Si estoy perdidamente enamorado de ella.

El jabón que me hecho en mis pectorales acariciándolos lentamente por mis manos es quitado rápido por el agua caliente, me refresca mucho y a la vez consigo que mi corazón se me desacelere un poco y logre ir a un latido normal a la par de mi respiración. Coloco una mano en los fríos azulejos de la ducha y la otra en la una enorme lámina de vidrio que hace de puerta y que se ha visto un poco opacada por el vapor del agua caliente, con mi dedo comienzo a hacer corazones en la lámina de vidrio para luego escribir tontas frases al lado de los corazones >Te amo< >Anastasia, eres el amor de mi vida< >Te amo, más que a mi propia vida< >Sin ti, no soy nada< >Quiero que tu mundo empiece y termine conmigo< conforme escribo una a una la voy borrando sin detenerme a pensar en la verdad de esas frases solamente en lo cursi e idiota que me debo de ver haciendo esto, conforme acaricio está lamina que se ha convertido en una pizarra veo como el vapor nuevamente la opaca toda. Cierro los parpados disfrutando de cómo las fuertes y rápidas gotas que expide la ducha se llevan con cada toque que da directo a mi cabeza disminuye el temor que siento por visitar los hogares de caridad.

El sonido de la alarma pasado unos minutos que suena fuertemente desde el cuarto corta de una mis desenfrenados pensamientos generando que una sonrisa se me dibuje en el rostro al predecir lo que pasará en unos momentos al la alarma no dejar de sonar, la sonrisa se expande más y más dejando que el agua ahora pase por mis blancos diente, sigo aun con los parpados cerrados conforme espero pacientemente su pronunciamiento que con su sola voz alegrara mi día y a su vez espantara mis temores. La melodiosa voz que se escuchara como trompetas de ángeles celestiales se hará escuchar en cinco... cuatro... tres... dos... uno.- Christian, apaga la alarma. –

Con una sonrisa ya limpio y fresco como una lechuga recién cosechada, salgo de la ducha luego de cerrar la manija de esta, al momento de abrir la puerta el vapor se entremezcla con el aire del blanco baño llevándose consigo un cansado aliento que sale de mis labios, camino descalzo por sobre el helado piso blanco que se adapta perfectamente a las plantas de mis pies, dejo un rastro de huellas que llega hasta la puerta que separa ambas estancias, la puerta donde al otro lado se encuentra mi hermosa novia que sigue refunfuñando al la alarma volver a hacer su estridente sonido que normalmente también la despierta a ella pero al parecer hoy no. Me coloco una toalla negra que va en contraste con mi blanca piel, salgo así con mi torso denudo y mojado al igual que mi cabello cobrizo que gotea levemente solamente protegido por la toalla que rodea firmemente mi cintura adaptándose perfectamente a mis oblicuos.

Mi corazón late a mil al ver como el cuerpo de Anastasia que yace en la cama cubierta por unas sabanas que tapan todo su espectacular cuerpo desnudo se ve iluminado por los rayos de sol que ingresan por una pequeña ranura que no logra cubrir las persianas de nuestro gran ventanal que ofrece una magistral vista de Seattle al amanecer pero no mucho mejor que la que tengo yo, ni se acerca a la belleza natural de Anastasia que pareciera un ángel bajado desde el mismo cielo para guiar mi camino con su sonrisa y sus frases de amor. Luego de coger mi despertador que reposaba en la mesita de noche y sonaba al marcar las seis de la mañana, lo apago para maravillarme con mi futura esposa.

Las Sombras de Grey IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora