Perspectiva de Anastasia Steele.
Gail entra con la bandeja del almuerzo que huele deliciosamente, mi barriga ya comienza a crujir... Grr quiero comer, últimamente me ha dado un hambre de los mil demonios. Los niños sueltan una carcajada mientras aplauden por las afueras se escuchen unos truenos que me hacen sobresaltar de vez en cuando.- Gracias.- le digo cuando deja mi plato que contiene un delicioso filete de pollo asado, Gail como siempre me sonríe mientras da un asentimiento de cabeza alejándose... Les deja sus verduras a Sophie y Tommy quienes apenas ven el plato fruncen el ceño dejado de aplaudir.
-Señor De...- Gail trata de pronunciar el apellido tan difícil que tiene mi nuevo amigo que he hecho, ni siquiera yo puedo pronunciar su apellido es más ni recuerdo muy bien como era, deja el plato con la misma comida delante de él sobre la extensa mesa de cristal... Sin Christian todo se ve vacio, me hace mucha falta... Lo has visto hoy en la mañana no seas tan empalagosa me riñe mi subconsciente, pero maldita sea lo extraño... Quiero que me haga el amor sobre esta mesa, aprieto mis muslos tratando de relajar esa zona que con sólo pensar en Christian se estaba comenzando a humedecer... Oh malditas hormonas.
Él hombre que tiene unos ojos verdes engatusadores, en realidad sus ojos parecen de un gato pues tiene un brillo muy especial, le sonríe amigablemente mientras sin importarle nada le sujeta de la mano besándole los nudillos de sus dedos, Gail se sonroja un poco lo que es muy raro en ella conforme mi amigo suelta una carcajada dejando libre su mano.-Solamente Damian por favor... Simplemente soy un invitado, no me gusta tantas atenciones ni mucho menos eso de señor... Eso déjelo para los viejos.- ¿Christian es viejo? Pff si es viejo entonces es uno bien potente... Bien.
Suerte con eso, me ha costado mucho a mí que me llame por mi nombre pienso sonriéndole a Damian quien espera una respuesta de Gail que al igual que todas las personas que ven por primera vez a Damian se queda pérdida en sus ojos... Como lela, ida.
-De acuerdo Damian.- Se los dije, esperen... ¿Qué?... Me quedo con la boca abierta, a mi me costó dos meses que me diga Ana y él con su primera visita lo consigue.- Ahora me retiro que tengo que ir a comprar unas cosas... Por favor cuiden a Sophie.- habla vagamente Gail mientras se retira dejándonos en el extenso comedor donde una melodía suena a lo lejos bañando ahora la silenciosa mesa pues los niños examinan con el ceño fruncido su plato.
-¿Qué pasa Anastasia?- pregunta mientras se lleva un trozo de pollo a su boca, yo niego con la cabeza frunciendo el ceño ignorando por un momento los comentarios de Sophie y Tommy hacen sobre que odian las verduras.
-Es injusto esa capacidad que tienes para engatusar a la gente.- bebo de la taza de té que me ha dejado Gail antes de servir el almuerzo, es muy bueno para combatir el desolador frío que aunque acá dentro no se siente... También preferiría café pero creo que tengo que dejar poco a poco ese vicio.
-Es mi encanto.- me guiña un ojo sonriendo, ese es otro de sus encantos... Su endiablada sonrisa que tiene, que con solo curvar los labios derrumba las barreras de todas las personas.- Que pena que tu novio no haya podido venir al almuerzo, me hubiera gustado mucho conocerlo en persona... Pues sólo lo he visto por unos minutos.- suspira haciendo que el polo negro que lleva remarque más sus firmes pectorales.
A mí también me sorprende que me haya dejado sola con Damian, o tal vez ya se entero de la opción sexual de mi amigo, por lo tanto no lo considera una amenaza.
-Tiene una cita con el padre de Tommy a la cual no puede faltar.- el pequeño levanta la vista de su plato de verduras que se lo está comiendo de mala gana, sus ojos se le iluminan con el sólo pronunciamiento de su padre...Bueno espero que su padre para este entonces siga aún vivo.
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Las Sombras de Grey II
FanfictionContinuación de LAS SOMBRAS DE GREY ... Si no la has leído no podrás entender. Luego de los últimos acontecimientos en Las Sombras de Grey muchas cosas han cambiado... Algunas para bien, otras para mal, pues todo no puede ser color de rosa...