Capitulo Especial

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Perspectiva de Gabriel Emerson

-Esto está mal. –repite la castaña jadeando con sus pupilas muy dilatadas mientras mi dureza se abre paso por su húmeda feminidad una y otra vez sin descanso, sus delicadas manos se aferra a mi amplia espalda, conforme clava sus uñas se me escapan unos fuertes gruñidos que bañan toda la habitación.- Oh Gabriel. –gime retorciéndose en la cama conforme yo le acaricio lentamente sus senos con mis manos que encajan perfectamente, doy leves apretones a esa parte dura y levemente rosada que va en contrate con su piel blanca, sus ojos se pierden cada vez más y más al yo acelerar mis acometidas.- Debemos dejarlo. –vuelve a gemir pero yo igual que siempre la ignoro otorgándole más placer, nunca la podré dejar pues ella es mi droga, soy adicto a su cuerpo, a su olor, a sus caricias, a sus besos. Mis dedos dan leves pellizcos a sus pezones que se enduren y se ponen de punta encantadas por las atenciones placenteras que le otorgo.- Oh, Gabriel. –sus piernas se enrollan en mi cintura dándole más profundidad a e entierro que hago en su sexo, salgo y entro fuertemente, cada vez que repito esa acción se humedece más, lo cual me encanta demasiado.

-Esto está mal pero nos encanta. No hay que negarlo más, aunque queramos no podremos dejarlo. –un gruñido se me escapa de mi pecho, mis pectorales suben y bajan a la par de mi acelerado corazón que comparte su palpitar con la cabeza de mi glande que cada vez está mas aprisionado por sus pliegues vaginales, el sonido de mi pantalón de vestir al chocar contra su pelvis extrañamente hace que me sumerja más en el infierno, un infierno que hace que mi cuerpo arda, queme, sienta fuego creciendo en mi interior como lava hirviendo, todo el deseo que en mi cuerpo reina se va concentrar directamente en mi miembro que esta en su completo apogeo gozando de su interior y de cómo su clítoris palpita, me entierro hasta el fondo quedándome quieto ahí, con su entrada comiéndose perfectamente a mi falo.- Pero pronto dejaremos de pecar. –mi voz es cada vez más inaudible conforme la tensión sexual que está presente en el ambiente consume todo mi cuerpo, mi alma, mi ser.- Te amo. –

Sus pliegues asfixian al máximo a mi hombría y esas dos simples palabras son el detonante de este maldito juego, un juego donde ambos salimos perdiendo, un juego erótico que sabemos está muy mal pero nos encanta. Ella se retuerce en la cama y de un fuerte gemido libera todos sus fluidos rompiéndose en mil pedazo y que bañan todo mi palpitante falo que de seguro está lleno de gruesas venas.- Oh dios. –hablo con mi cuerpo tensándose en el preciso instante que sus piernas flaquean cayendo en la cama, pero yo no me desentierro ni un solo centímetro disfrutando de cómo la sangre se concentra en la cabeza de mi erección que al cabo de segundos explotar en su interior al mi glande comenzar a liberar locamente todo mi liquido caliente como un volcán haciendo erupción, mi longitud al igual que sus paredes vaginales se ven mojadas por mi semen en combinación con sus fluidos.

Nos quedamos viendo fijamente por un largo tiempo, alejo mis manos de sus senos para posarlo en las sabanas de seda sin despegar mis ojos azules de los de ella, no decimos nada solo nos dedicamos a perdernos en nuestros ojos que son la ventana del alma, mediante nuestras miradas compartimos nuestros pecados, pecados de los cuáles nos arrepentimos días a día, mi polla un poco flácida aún sigue enterrada en ella, gozando de las últimas contracciones de su sexo. No abrimos la boca pues aún seguimos con nuestros corazones totalmente agitados latiendo a la par.

Sin decir nada nos profesamos cuanto nos hemos arrepentido de todo lo que hemos hecho y estamos haciendo. Trato de decirle algo que no puedo soltar pero espero que con mi mirada entienda, sé que prontamente me arrepentiré de las personas que dañare por el largo camino que aún me falta por recorrer, personas inocentes que no tienen la culpa de nada, pero a veces hay que ser egoístas en la vida para buscar nuestra propia felicidad. Cometeré un último pecado para lograr deshacerme de esa sombra que me ha seguido hasta el día de hoy. Odiándome por lo que he hecho, por lo que le hice y no puedo juzgarlo pero no puedo aguantar que me siga a donde sea que vaya, si él sigue presente en mi vida nunca podré conseguir la felicidad.

Las Sombras de Grey IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora