Capitulo 52

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Perspectiva de Anastasia Steele.

Recuesto mi cabeza en la fría luna soltando un cansado suspiro pues han sido muchas emociones por el día de hoy, me detengo a pensar -conforme relajo mis musculos un poco tensos- en porque no sentí ni un toque de pena cuando vi la sangre tiñendo de un rojo vivo en piso, porque aun no siento nada de que aquel hombre haya acabado de una manera tan cobarde con su vida, de una manera que yo lo iba a hacer y que ahora solamente me causa mucha repulsión, él se merecía sufrir no terminar de esa manera efectivamente. Miro la noche oscura, tan oscura como mi alama se abra tornado, tal vez después de todo no he salido completa de ese lugar, tal vez mi alma con mis sentimientos se quedaron ahí pues en el momento que vi el cuerpo inmóvil de Jack con un disparo en la sien saliendo la sangre como si se tratara de agua de un caño, simplemente no sentí pena por él, no sentí pena por la muerte de un hombre. Más bien deseaba que viviera solamente para que sufra, sufra en carne propia los momentos de dolor que nos hizo pasar.

Sé que el odio es el sentimiento más bajo que una persona puede tener albergando en su corazón pero ahora ese sentimiento tan ruin lo siento por una persona muerta, y quizás ese sentimiento es lo único que ahora habita en mi cuerpo lo cual me causa mucha tristeza pero alegría a la vez pues eso quiere decir que ya no sufriré más. Porque si una persona solamente vive para odiar supongo que no le importará lo que los demás piensen, no le importará lo que les pase, no le importara absolutamente nada de la vida. ¨Pues si es así eso quiere decir que no volveré a derramar una sola lágrima más aunque de seguro mis ojos se han secado de tanto llorar como María Magdalena. Bien creo que estoy exagerando un poco, necesito descansar y poner en orden mis pensamientos pero definitivamente tendré que sacar una cita con Javier.

-Lo siento. –hablo en un susurro mirando de reojo al hombre de ojos azules que conduce mirando adelante, mirando la carretera vacía pues a estas horas de la madrugada todos duermen, aunque también estamos prácticamente en el desierto.- Siento lo de tu hermano. –miró su semblante aún un poco dolido, pero el cansancio es el que reina en su rostro perfectamente esculpido, creo que vivo rodeada de hombres completamente sexis, Rodrigo, Javier, Damian, Piero, Gabriel y por supuesto mi Christian, el hombre que ahora más extraño y necesito. Suelto un suspiro viendo como sus nudillos se torna blancos al aferrar sus manos en el volante, bueno al parecer si siento un poco de compasión por él, sigo sintiéndolo desde que lo vi derramar unas cuantas lágrimas al ver el cuerpo de su hermano, mientras abrazaba su cuerpo inerte, mientras susurraba palabras que para mí no tenían sentido, mientras le besaba su frente.- Te mentiría si te dijera que me da pena su muerte, pero lo siento por ti Gabriel. Siento por lo que estás pasando. –

-Hasta que al fin me comienzas a tutear. –suspira al fin hablando con una voz un poco desgastada.- No pudiste elegir un mejor momento. –suelta una triste carcajada aferrando más sus manos e el volante, es muy incomodo estar a solas con él, es muy incomodo estar con un hombre semidesnudo que tiene un torsos perfecto, con ese tatuaje que lo hace ver mucho más atractivo, con esa barba, un hombre tan sexi que tiene en pocas palabras un cuerpo de infarto y un culo muy bien formado tengo que admitir, sí lo he estado viendo pues sencillamente llama a observar, es en conclusión muy incomodo estar vestida en una simple bata con un hombre que antes odiaba, no soportaba ver pero ahora le estoy tomando un poco de cariño aunque aún espero me cuente un par de cosas para entender mejor su postura.- Gracias por tu sinceridad Anastasia, admiro mucho eso de ti. En verdad gracias por acompañarme en estos momentos. –suspira dando la vuelta en L para ingresar a otra carretera, una carretera mucho más oscura donde solo la luna y las diminutas estrellas con las luces delanteras de su coche iluminan nuestro recorrido, un recorrido que no sé cuánto durará pero agradezco estar a su lado, estar viva.- Ojala yo hubiera sido igual de sincero con ustedes en su momento, nada de esto hubiera pasado. –las lagrimas luego de unos minutos conduciendo han desaparecido, solamente a ambos nos quedan los surcos del recuerdo que se han formado en nuestras mentes, claro eso y las imágenes que seguramente nunca se borraran de nuestras memorias, siempre seguirán ahí presentes para hacernos daño, para atacarnos en los momentos más difíciles intentando que nos demos por vencido.- En serio, lo siento por todo lo que les he hecho pasar. –

Las Sombras de Grey IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora