Capitulo 54

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Nota importante al final.

Perspectiva de Anastasia Steele.

-Hola Christian, si hace tiempo no nos vemos, ¿Cómo estás?, si bueno ya que lo preguntas te he extrañado mucho, tú también, pues me alegra mucho que ya estés de regreso. –hablo tratando de aparentar que no se el nerviosismo que actualmente gobernar mi cuerpo siendo lo más sarcástica posible al él solamente rodar los ojos cruzándose de brazos negando con la cabeza claramente cansado –no tanto como yo-, suelto un suspiro comenzando a jugar con un mechón de mi cabello castaño recostando bien mi espalda en el respaldar de la cama tratando de que mi actitud sea más relajada.- Unos días fuera y la educación se te ha ido por el caño, señor Grey, eso está muy mal. –la carcajada que logra su liberación de mis labios es cortada por el gruñido que de su cuerpo emite retumbando en cada parte de esta habitación en conjunto con sus pectorales se ciñen a la camisa, un gruñido que sin exagerar podría jurar que rajo el enorme espejo que hay en el cuarto y espanto a unos cuantos pájaros que se habían detenido en el marco de la ventana tratando en un intento fallido contagiarme de su alegría.- Uy, señor Grey ha espantado a los pobres pajaritos, en definitiva está muy gruñón. –niego un poco divertida.- Tendrá que mejorar eso antes de casarnos. –

Me relajo un poco más al ver como un amago de sonrisa aparece en sus carnosos labios formándose unos hoyuelos en su piel con un rastro de barba de unos tres días, suelta una leve carcajada mientras de una manera rápida se deshace de su corbata que caía un poco suelta por su cuello haciendo que se vea mucho más sensual, la deja reposando sobre la cama.- Extrañe muchísimo tu lengua viperina. –se quita el saco elegantemente dejándolo en el mismo lugar de la corbata para luego remangarse la camisa de lino negra hasta que llegen a sus codos dejando a ver la piel blanca de sus brazos cubiertos por una ligera capa de finos vellos rubios que brillan mucho por el ingreso del sol, ladea la cabeza sonriendo lo que me hace saber que no sabe toda la historia pues si lo supiera hubiera venido ya con un médico legista para que me revise y por supuesto hubiera puesto a toda la CIA trabajando en este caso.- ¿Y bien? Sigo esperando que tu lengua viperina me dé una buena excusa para no armar un escándalo. –

-Bueno... Pues como quieres que mi lengua viperina invente una excusa si no sabe sobre qué tema lo tiene que hacer. –ruedo los ojos, me sorprende que hable tan relajadamente luego de lo que paso hace unos días pero de seguro será porque es Christian con el que lo hago, el hombre con quién me casare, el hombre a quien amo, además que tengo que actuar lo mejor posible para que el hombre que se sienta a mi lado luego de palmear el espacio vacío -probando la blandura de la cama- no sospeche nada.- También lo recordaba más inteligente, señor Grey, me está decepcionando mucho. –

Apenas se sienta, luego de quitarse los zapatos, apenas un segundo pasa de que lo ha hecho y su calor inunda mi cuerpo, no un calor sexual sino uno que me otorga seguridad, seguridad que he necesitado hace unos días cuando él no estaba, seguridad que he ansiado para que no me suceda nada, no lo culpo por nada de lo que paso pues él no sabía que me sucedería todo esto, el no sabía que en su ausencia mi alma se destruiría pero a su lado las piezas caídas están volviendo a su lugar poco a poco. Más que todo estoy agradecida de que ya este acá conmigo nuevamente, a mi lado, envolviendo con su capacidad de controlar todo mi cuerpo relajado.- Anastasia. –pronuncia en un tono de advertencia dándome a entender que no está en broma, suelto un suspiro tratando de pasar de fingir felicidad a fingir ahora seriedad, creo que soy una actriz amateur.- ¿Por qué no contestaste ninguna de mis llamadas, a ninguno de mis mensajes? –ambos miramos al frente, me sobresalto un poco al una de sus manos acariciar la mía trazando lentos círculos, trato de relajarme controlando de que a mi mente no lleguen las imágenes de Jack acariciándome a mí pues si no eso llega a pasar, si me mente se ve bañada de recuerdo, alejaré de un puñete a Christian. Al parecer lo consigo pues no dice nada –el hombre que su cabello cobrizo luce muy brillante pero despeinado a la vez- sobre la tensión que ahora siento en mi interior.

Las Sombras de Grey IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora