Capitulo 42

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Nota Importante al final.

Perspectiva de Anastasia Steele.

-Señorita Steele, ya hemos llegado. –la voz de Sawyer me saca de mi ensoñación sobresaltándome levemente, tengo mi mente cansada, los parpados me pesan más con cada soplido del viento, en definitiva amanecer haciendo el amor con Christian ha afectado mucho a mis niveles de energía y han causado un desgaste físico... Pero si que he disfrutado mucho, aunque en definitiva tengo que hacer más ejercicios para adaptarme al ritmo que lleva mi amoroso e insaciable novio, mi máquina sexual.- Estamos en la universidad. –vuelve a pronunciarse mi chofer– guardaespaldas, mirándome fijamente con su semblante tan serio, a veces creo que Christian a contratado robots.

-Muchas gracias, Sawyer. –digo desabrochando el cinturón de seguridad para luego salir por la puerta que él mantiene sujeta y abierta para mí, le sonrío amigablemente mientras mis zapatos de tacón tocan el suelo y un aire liberador azota mi rostro haciendo que los mechones de mi cabello se muevan libremente, un aire que trae consigo un delicioso aroma.- Nos vemos más tarde. –el asiente respondiendo a mi sonrisa, o bueno eso intenta.

Comienzo a caminar seguida de mis guardaespaldas que de seguro me acompañaran hasta el ingreso de la facultad, los ignoro para no lanzarles un libro que llevo en mi bolso sujeto conforme me mentalizó para poder enfrentarme a aquel profesor de fría mirada, no pienso dejar que siga riñéndome como si fuera cualquier cosa para luego a solas sea un pan de Dios conmigo. Yo no estoy para aguantar más hombres volubles en mi vida, así que tengo que decido mejor concentrarme en hacer caso lo más mínimo posible a sus palabras, tragarme mi orgullo para no contestar a los comentarios que lance para molestarme, morderme mi lengua viperina si es posible hasta que me salga sangre para no caer en su juego que no logro entender a que quiere llegar ¿Qué me echen de la universidad? Lo dudo pues Christian moviendo un solo dedo haría que estuviera dentro nuevamente. En fin aguantare todo lo que diga contra mí pero si se mete con Damian hiriendo con sus duras palabras ahí sí que sacare a la zorra que llevo dentro.

-Señorita Steele. –escucho la voz del hombre que en estos momentos es el que menos deseo ver en el mucho, pues no quiero que arruine mi día antes de haber comenzado siquiera, de eso ya se encargara el profesor Emerson seguramente. Me aferro a mi bolso ignorando a sus llamados, camino lo más rápido posible para alejarme de él pero con pasos ágiles fácilmente se coloca a mi lado con una sonrisa implantada en su perfecta piel y su cabello levemente húmedo, frunzo el ceño porque Christian ha mencionado a este hombre como persona segura y por ende los de seguridad no se le lanzan encima de él para arruinarle su carita de bebe, me veo tentada a dar una señal con la mano para que le den unos merecidos golpes pero me contengo porque si no haría sufrir a mi amigo así que simplemente sigo caminando ignorando.-¿Haciéndome la ley del hielo? –evito que mis sentimientos florezcan ante el tono dolido de su voz y no le contesto.- Pensé que éramos buenos amigos. –

Cada vez me acerco mas a la gran puerta de ingreso de la facultad de literatura y ahí dentro en algún momento tendrá que separarse para irse a las clases que tendrá que dar, así que sigo con un semblante frío y serio de la más perra, algunos alumnos miran extrañamente al profesor que va a mi lado que ha de ser de los más sexis y otros me miran a mí analizando como lo ignoro como si se tratara de cualquier persona.- Te ayudaría con tu bolso pero ahora estamos en el ojo de la tormenta, nos vigilan con lupa para que no tengamos una relación tan cercana con los alumnos. –habla en un susurro.- Sí que se han puesto muy serios con esa regla. –

Cuantas relaciones clandestinas habrán en esta universidad, muchísimas de seguro, aunque los directivos tienen la culpa en toda esta situación por contratar profesores tan jóvenes, pero dos en especial son los que despiertan más bajas pasiones. Gabriel y el idiota que está a mi lado hablándome entre dientes aun adentro de la faculta de letras, ocultándome con el techo blanco del incesante sol que comenzaba a calentar mi cabeza.

Las Sombras de Grey IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora