Cap. 1

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¿Mi nombre? Alexia Sullivan, ¿Edad? 23 años y... vivo con mi padre. Tengo un hermano, aunque

Recuerdo el día en que sacaron a mi hermano de la casa...

No crean que somos malos, pero es repugnante saber cómo todos los días en las noches vas a escuchar a una y otra... zorra gemir por el sexo que le da mi hermano. En serio es repugnante, se los aseguro.

Pero da igual. Si no vive en la casa. Si no vive en la casa, no hay zorras. Y si no las hay, pues no hay problemas tampoco.

En estos momentos estoy buscando trabajo por todos lados en empresas en las que necesitan personal.

Bueno, en realidad, una que busque una secretaria ejecutiva ¿Saben?.

Por algo se debe empezar. Y es que, a pesar de todo, aquí está un poco difícil conseguir trabajo. Tengo justamente dos meses desde que estoy buscando trabajo, luego de graduarme de la un curso donde apenas y dan un certificado que me valga de algo.

Y justamente ahora, me encuentro preparándome para una entrevista para la empresa del Sr. Smith, empresario que no sé cómo a esta edad puede tener tantas empresas. Es que les juro, de verdad, que con tantas personas que le doblan la edad,que no tienen ni la mínima parte de lo que tiene el desgraciado. Seguro vende drogas por detrás.

Bueno, según lo que dicen, sus padres heredaron una pequeña empresa a la que fueron haciéndola crecer. Luego de eso, su madre le ha dejado algunas empresas de las que han ganado con esfuerzo. Pero no puedo decir nada, ya quisiera yo estar así.

La vida.

Según dicen, siempre el hombre es un malhumorado con los nuevos porque necesita que sepan las reglas y que obviamente si entran y el digamos, se pone flojo, pues se jode.

No lo culpo la verdad. Hasta yo me pudiera aprovechar, no puedo negarlo.

-Papá, nos vemos -dije corriendo por toda la casa para tratar de no llegar tarde.

- Claro hija, haz lo posible para que te contraten. Yo también me voy a trabajar. Hoy voy más tarde porque no hay mucho que hacer. -sí, así es él. Va tarde o temprano si quiere. Aunque lo prefiero así para él, siendo sinceros.

Su jefe es amigo suyo y le ayudó a conseguir trabajo en una tienda de sastrería. Aunque toda la ropa me queda al justo, cuando cumplo años, me regalan algo allá. Es de muy buena calidad.

A papá siempre le había gustado la sastrería. Me dijo que desde pequeño le encantaba inventar con la ropa. Y realmente es algo bueno porque, puede darme algunos consejos de cómo vestir y cosas así.

Él fue quien me ayudó a vestir cuando era pequeña. Y a mi hermano, por supuesto. Nos ha enseñado a jugar con la ropa y hacer algunos truquitos que le salvan el día a cualquiera.

Mi padre definitivamente, vale por dos.

-Claro, papá adiós. -le respondo de regreso.

- Sí hija, no te tomo mucho tiempo.

Le tiro un beso y me dirijo a la puerta principal para luego tomar un taxi.

Espero que me vaya bien. Necesito el trabajo.

Miro por la ventana en todo el camino. No me pasa desapercibido el hecho de cómo cambian las casas de donde vengo a donde voy.

Papá siempre se preocupaba para que viviéramos bien, aunque nunca logró ser rico, o millonario. Aunque eso a mí no me interesa en lo más mínimo. Siempre me preocupaba más por él hecho de que seamos felices, teniendo lo que teníamos.

Un suspiro escapa de mis labios. Era obvio que en la vida nunca se viviría eternamente feliz. Pero no importaba, estaba bien como estaba. Estaba... En el punto medio. Un poco de aventura nunca estaba de más.

Cuando he llegado a la empresa y entro, veo a una empleada en su escritorio oscuro de madera y camino hacia ella.

El edificio era de un buen tamaño. Este era la principal. Según los rumores, este podía ser una buena empresa. Pero no era oa mejor. Por ahí decían que esta empresa tiene un buen contrincante. Y este contrincante, nunca puede ser igualado o superado.

No los culpo.

Las empresas Evans tenían mucho tiempo ya, mientras que esta no tenía tanto. Pero, aunque esta no tenía mucho tiempo, ya tenía un renombre y yo creo que si se lo propone y busca los socios adecuados, estaría bien.

Pero es obvio que espera superar a la otra.

- Buen día, ¿el Sr. Rodríguez? ¿se encuentra? -pregunto algo curiosa. Pregunta tonta, obviamente si me han citado para hoy, es porque debe de estar aquí.

Pero ¡Vamos! Que siempre está ese hombre que cancela una reunión a último minuto. Y quizá ya haya elegido a su empleada. Pero no está de más preguntar.

- Sí, cuarto piso, tome el elevador y allá le pregunta a otra persona. -contesta con indiferencia.

- Gracias.

Me dirijo al elevador y subo hasta el piso numero cuatro. Allí hay una fila de chicas esperando su turno. Soy la última, supongo. Las chicas aquí visten elegantes y ropa de marca, que aunque no es tan buena que digamos, es mucho más pasable de las que yo utilizo. La espera me mata, hasta que me llaman.

Y la verdad es que, estaba nerviosa aún cuando sabía todo lo que me iban a preguntar. Necesito este trabajo para comenzar y quiero conseguirlo. Espero conseguirlo

~▫~

Bien, supongo que salí bien ahí dentro, ahora me toca ir al último piso para ahora sí ver al Sr. Smith. Al parecer, las mejores chicas, por último, deben ir a la oficina del susodicho, que es para quien planeo trabajar.

Me dirijo al ascensor y no hay nadie. Mejor. Entro y presiono el botón hasta el último piso. Cuando llego al último piso, el 16 y veo todo blanco, apenas hay algunos sofás gris, parece todo tan seco, que diría que el hombre es un anciano. Hablo en serio.

Unas mujeres están en un mostrador a la derecha y me dirijo hasta ellas. Ellas me miran con indiferencia, a excepción de una sola, quien sólo me mira con un aburrimiento absoluto, con una cara de cansancio extremo. Sus ojos tienen una enormes ojeras color violeta debajo y parece cansada.

- Buen día, soy Alexia Sullivan, puede decirme ¿está el Sr. Smith?

- Sí, la puerta del fondo. -responde con la voz cansina la chica que no me miró mal y le dedico una sonrisa, antes de girarme hasta donde me señaló con su dedo

Los nervios me tenían los pelos de punta. Esperaba que me diesen el trabajo. Necesita urgentemente tenerlo. Me aproximé cada vez más a la puerta indicada.

Por lo que vi el psicólogo era familia de el dueño de la empresa porque tenían el mismo apellido. Mark Smith.

Me aproximé lo máximo que pude y toqué la puerta, mis nervios alteraron y cuando dieron el ''adelante'' no pude casi ni abrir la puerta, la abrí y ahí estaba él, con su traje y corbata.

- Buen día, soy...

- Sí, sé quién es, tome asiento -dijo en tono indiferente sin siquiera levantar la vista. Camino nerviosa hacia uno de los asientos del frente del escritorio.

Diez minutos duramos allí, solos, en los que el hombre este no me dirige una sola mirada, una sola palabra. Parece como si ignorase mi presencia y me enojo. No me cae bien el hombrecillo este. Creo que tanto poder le consumió el cerebro. Agh. Se me quitaron las ganas hasta de trabajar con él.

¿Puedo devolverme? No, necesito el trabajo urgentemente. No quiero ser una carga para mi papá aunque él diga que uno nunca lo es.

Solamente hay que estar en keep calm. Respirar profundo y no caer en la tentación de hablarle mal.

Calma, Alex, calma.

¿Qué opinan de Alexia?

¿De su hermano?

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Maldito Jefe © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora