Cap. 43

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Alexia Sullivan

¿Éste quién se cree que es para hablarme así? Sinceramente quiero matarlo ahora mismo. No soporto que me estén hablando mal. ¿Él piensa que soy un animal o qué? No sé a quién estoy odiando más de los hermanos Evans, si al idiota de Bastian o al maldito de Christian.

Ni por suerte se parece a un Christian
Digo, si tomamos en cuenta que podríamos estar hablando de Christian Gray.

Ugh. Tengo cinco minutos buscando los contactos y no he encontrado ni la mitad. ¡¿Por qué la estúpida de su otra secretaria no podía poner un maldito orden entre todo esto?!

No, porque ahora con el poco tiempo que tengo aquí he estado ordenado todo esto. O al menos, haciendo un intento de ello.

¡Pero no!

Porque justo ahora tengo que buscar una maldita manera de arreglar todo esta mierda. Buscar todo y aparte darle un informe al maldito de mi jefe para que no me despida. ¡Si ni siquiera sé porqué sigo con él aquí!

Siete minutos después he encontrado la mitad. Al menos. Uuuummfff...

Pero faltaban tres malditos minutos para tener que entregarle los putos teléfono. Bueno, no gano nada con decir malas palabras pero igual ya me voy a quedar sin trabajo así que...

Suspiro.

Quince minutos después, no he terminado siquiera. Bueno, como sea. Luego de esto dudo perfectamente que yo pueda volver a salir sin traumas de un trabajo como éste.

He estado preparándome para el momento en el que tenga que mirar a los ojos a Nicholas o a Reymond. No lo sé, pero siento que esto puede más conmigo que otra cosa. Sólo deseo irme de aquí y buscar una simple manera de estar bien en mi cama para poder dormir al fin.

Como sea..

Me levanto de mi asiento y me dirijo a la puerta de su oficina. Frunzo el ceño. Suspiro y finalmente hago de mi mano un puño y toco dos veces con los nudillos para luego escuchar un <<pase>> de su parte y poder entrar finalmente.

¡Cuántos pasos por el amor de Dios!

Cuando entro, noto que él está todavía con los papeles que le he dado anteriormente. Suspiro nuevamente y cierro la puerta tras de mí. Me dirijo hacia una de las sillas que están frente al escritorio del jefe de mierda y me quedo allí parada decidiendo si lo mejor sería quedarme parada hasta que me duelan los pies o sentarme y quedarme embobada mirando a mi jefe trabajar mientras me ignora completamente. Aunque desde aquí arriba puedo comerlo von los ojos también, ni necesariamente sentada.

- E-em, -carraspeo falsamente -éstos son los contactos que ha pedido, señor. -.

Él levanta la cabeza y luego levanta la mirada, para mirarme con el ceño algo fruncido. Se ve tan guapo cuando lo hace que sinceramente quiero morir por lo mojadas que pueden estar mis bragas por verlo haciendo ese gesto que hace que se vea aún más sexy.

- Ha tardado demasiado, ¿No cree? Creo que debería de despedirla.

¿Todo lo que va a hacer es amenazarme? Porque es estúpido ya que sólo amenaza pero no cumple con las malditas amenazas. Él parece sólo buscar intimidar a las personas. Pero conmigo no. Ya no.

- Lo lamento, señor, pero la última secretaria que ha contratado, ha dejado todos los papeles en mal estado y no están para nada ordenados. No tengo idea de la técnica que hacía, si es que alguna vez hacia una técnica pero no va a pasar de nuevo, me haré cargo de que los papeles estén ordenados de ahora en más.

- Es si deber como secretaria ¿Ni lo cree? -pregunta mirándome fijamente mientras enmarca una de sus estúpidamente sexys cejas. Agh, odio que sea así de perfecto e impecable -.

Lo único que me permito hacer es cerrar la boca donde mis mejillas se llenan globo y aprieto muy fuerte los labios, frunciéndolos. Este hombre es un maldito hijo de...

- Sí, señor. Es mi trabajo. Pero como puede darse cuenta, el trabajo de la última secretaria era dejar todo en orden para cuando llegase su reemplazo. Entonces..

- Eso no tiene que importarle a usted. Si lo que desea es más dinero por hacer esto, lo tendrá pero me ordeno que no me haga hacer un mareo con tantas... Cosas que dice. Ahora continuemos con lo que estábamos.

- Como desee -mascullo por lo bajo de mal humor. Maldito hombre del demonio -.

- Muy bien, ahora siéntese -ordena en un suspiro -.

Hago caso a lo que me pide y me siento frente a él para terminar de una buena vez con esto.

~*~

En la tarde decidí por llamar a Kourt, Alice y Marlie. Necesitaba un respiro.

Les he contado absolutamente todo sobre Nicholas y Raymond. Ya saben, es algo importante para mí todo eso.

Me han dicho que lo mejor que yo puedo hacer es tratar de ignorarlo. Pero es obvio que él no me va a ignorar. Ni sé si él sabe que yo trabajo aquí. Pero no me gusta la parte donde me ve y me vuelve a acosar.

Mi vida es épica y original. En serio que muy original. Tengo a tres hombres buscando de mí, -según las palabras de Lee -que simplemente no me agrada la idea de estar con ellos.

Nicholas. No puedo negar que está para comérselo. Pero esta completamente loco. Es anormal y eso no es bueno, supongo. Fue mi primer jefe, era obvio que pude estar algo... Cohibida por su belleza pero eso fue antes de que viera a todos los demás. Fue el primer hombre que ha visto mis pechos. Aunque estoy muy agradecida de que ni pasamos a más. Me estuviese arrepintiendo justo ahora.

Luego de él está Raymond. Es algo, muy, demasiado dulce. Es obvio que le gustaba. Bueno, no porque yo lo supe de verdad, sino porque veía, escuchaba, a las chicas hablando sobre lo evidente que supuestamente era el que yo le importara un poco, supuestamente aunque sea para pasar la noche. Es obvio que no me lo hubiese esperado. Es decir, no lo veo a él como de los hombres que usan a las mujeres para una simple y sola noche. Pero cuando he escuchado a cuantas se ha llevado a la cama por una noche, y que entre ellas estaban algunas que aún seguían trabajando, ya lo creí. Aunque aún me sigue pareciendo algo dulce.

Luego está Bastian. Él es como... Un callo en un mal lugar. Desde la primera vez me pareció hermoso. Es decir, ¿A quién no le parecería hermoso? Pero es que cuando abre la boca, todo se va a la mierda. Creo que nunca he tratado de evitar problemas con él. Aunque si lo he evitado a él. Supongo que si ego lleva al cielo. Es un maldito y aún creo que no es lo que yo esperaba cuando lo vi sentado en la cafetería aquella vez. Pero ya ven. La vida es un carrusel que da vueltas y vueltas.

Suspiro y sigo dejando las botellas en la mesa donde se hará la Junta. Sí, sólo faltan unos minutos para que ese maldito hombre vuelva a verme. No me importa. Cuando termino de dejar todas las botellas del agua y las copas, me retiro para...

- Amm... Lo lamento... Yo...

- ¿Alexia? ¿Alexia Sullivan? -repite ahora con una risa seca. Levanto la mirada y... Es a quién menos quiero ver.

- Buenas tardes, señor Smith. Con permiso -trato de pasar por su lado y rápidamente él toma mi codo -.

- Señor, si me lo permite, necesito que m suelte para poder terminar con...

- ¿Qué está pasando aquí? -la estruendosa voz de mi jefe se escucha en el salón. Lo miro y abro mis ojos como platos, se le ve furioso -¿Qué hace tomando a mi secretaria por el codo? -pregunta en tino autoritario. Siento como Nicholas suelta mi brazo y éste baja rápido. - ¿No piensa contestar? -pregunta otra vez Christian -¿No lo hará? -insiste apretando la mandíbula -.

Le sigo mirando pero allí detrás viene alguien más que llama mi atención. Mierda. Reymond. Rápidamente la sala se llena de personas. Bastian, Reymond, Christian y Nicholas están aquí. Pero nunca imaginé que alguien como él ex o lo que sea de Lee también esté aquí. Lo miro con los ojos como platos. Él me mira y también se sorprende luego de unos momentos en los que le tocó darse cuenta de quién soy.

Maldito Jefe © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora