Capítulo 19

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Después de que Jane entrara a la casa salí hacia la casa de mi abuela. La saludé, cené con ellas y me llevé a Dani.
Ya de regreso en la casa, dejé a Dani en su cuarto y subí al mío. Me duché lentamente, no podía evitar pensar en el día que toque a Jane. Ella es tan...no sé, pero es una chica tan sexy, sencilla y hermosa. No sé, algo en ella me trae loco, creo que ya no sólo físicamente. Apagó el agua y salgo del baño envuelto en una toalla sólo de la parte de abajo. Entró a mi cuarto. No puedo evitar abrir los ojos de par en par.

—¿Que demonios haces aquí? ¿No te dejé más en claro que no quiero nada contigo?

Suelta una pequeña risa sarcástica y se voltea. Marie, la ex más controladora y obsesiva que en la vida me han puesto mis padres como novia.

—Ay, ¿Qué es ese humor Hood? ¿No te acuerdas de lo bueno que solíamos tener?

Se muerde el labio y me mira con sus ojos azules que contrastaban con el negro de su pelo y delineador. No les voy a mentir, es una chica atrevida, sexy y con carácter, pero es la persona más celosa que he conocido.

—Amm, no.

—¿Por qué no me dejas recórdartelo ¿Eh? —Se acerca y lleva sus manos a la extremidad de mi toalla.

Le cojo las manos, alejándolas de la toalla.

—Te repito. ¿Que mierdas haces acá? ¿Cómo entraste?

—Bueno Calum, ya que no me dejas de bombardear con tus preguntas, está bien, te lo voy a decir. Tus padres me pidieron que viniera. Quieren que volvamos, y yo también, aún no me olvido de lo mucho que nos divertíamos.

—Pues yo sí me olvidé, y no me interesa volver a recordarlo. Y por otra parte, no volvería a tener nada contigo ni aunque me pagaran. Ya vete antes de que pierda la paciencia.

Camino a mi armario dispuesto a sacar una camiseta limpia y una sudadera cuando siento unos brazos al rededor.

—No Calum, tú no me rechazas así.

Me volteo y le quito sus brazos de encima.

—Escúchame Marie, o léeme los labios. No. Te. Quiero. Entiéndelo de una vez, no te quiero y no me interesas.

—Pero...

De repente comienza a sonar mi celular. Marie corre a cogerlo.

—¿Hola? ¿Quien eres linda? Yo me llamo Marie, su novia, sí ya te das por enterada así que aléjate de él...

En ese momento le quito el celular y me lo llevo a la oreja.

—¿Aló?

—Disfruta a tu novia Calum.

En ese momento Jane cuelga. La rabia comienza a invadirme.

—Lárgate. —Digo tratando de no gritarle.

—Awww ¿Le dolió la verdad a esa tonta?

—¡Que te largues!

—Ay ya ya me voy, te veo mañana en el colegio mi amor.  —Me besa y sale corriendo.

Sin ninguna vergüenza me paso el dorso de la mano con brusquedad sobre mis labios.

Demonios. ¿Ahora que hago? Jane cree que es mi novia. ¿Que hago?
Le marco. Pero no me contesta. Lo hago de nuevo. Nada. Golpeo la pared. ¿Por qué siempre se caga todo cuando ya voy bien?

[...]

Paso corriendo a una floristería.

—Hola, ¿Me daría un gran ramo de rosas?

—Claro joven, ¿Para su novia?—Me pregunta la vendedora.

—Algo así. —Sonrío de medio lado.

—Un ramo grande de rosas.

—Gracias.

Vuelvo a salir corriendo directo para el instituto. Llego a las puertas del colegio y entró corriendo. La gente me mira extrañada. ¿Calum Hood, el playboy del colegio con unas rosas?

Sigo corriendo cuando a la distancia visualizo a Jane, sola. Perfecto.

—¡Jane!

Me ve y cierra el locker. La alcanzo y le tomo del brazo.

—Jane. —Digo jadeando por la maratón que di.

—¿Qué?—Su tono era frío, pero apagado, lo cual me dolió.

—Por favor Escúchame, tenemos que hablar y yo...

—Calum si vamos a hablar en un sitio más...privado.

Asiento.

—Sígueme.

La sigo. Llegamos hasta el lugar donde la vi pelear con Michael.

—Habla. ¿Qué quieres de mí?

—Por favor, no creas lo que Marie te dijo anoche.

—¿Por qué? ¿No que era tu novia? Digo si hasta le trajiste flores.

—No, no es mi novia. Es una ex que está obsesionada conmigo. Hasta ahí.

—¿Y qué hacía contigo?

—Se metió a mi cuarto sin que me diera cuenta y la estaba hechando cuando llamaste. Te quiero Jane.

—Calum no me digas eso.

—Entonces no lo haré....

Me lanzo y atrapo sus labios entre los míos. Se resiste un poco pero termina cediendo.

—Y estas rosas... Son para tí.

—Gracias yo...

—Cállate.—La vuelvo a besar con más pasión.

—No puedo tener tus flores.

—¿Por qué no?

—Porque...—El timbre suena.— Tengo que irme.

Se hace a un lado y comienza a caminar.

—Jane...¡Jane!

—¡Hablamos luego!

Sonrío, aunque me siento frustrado. Pero sólo es el primer paso.

Losing It All | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora