Capítulo 37

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NARRA JANE:

Cogí mi moto y conducí lo más lejos y rápido que podía con las lágrimas nublándome la vista. Llegué hasta las afueras de la ciudad, hasta un pequeño lugar al que solía ir con mis padres. Era un pequeño caño y con una casa abandonada la cual proclamamos como nuestra. No he vuelto desde hace años, sólo vengo cuando estoy rota... Como ahora. Dejo la moto y salgo rápido para poder tirarme en la cama que mi padre construyó para él y mi madre. Me tiro y escondo mi cara en la almohada. Comienzo a chillar como nunca lo he hecho desde la muerte de mis padres. Ese maldito bastardo. ¿Por qué Calum? Tantas promesas, tantos "Te amo" y "Te quiero", todos fueron una mentira. La almohada comienza a empaparse de mis lágrimas. Desde que mis padrea fallecieron, nunca pensé que volvería a encontrarme tan rota y tan sola. Bravo Calum, lograste tu objetivo.

Me volteo en la cama hasta mirar el techo y la cruz de Jesús que mis padres pusieron para tener protección. Lloro más. No puedo creer que me encuentre justo donde no quería estar. Claro, como la señorita Jane es una ingenua y pensó que Calum no le haría daño, que todas sus promesas eras ciertas, que todas sus palabras lo eran. Me levanto al baño a sonarme todos los mocos que se me acumularon. Veo mi reflejo en el espejo. Maquillaje corrido. De la rabia de verme así aviento mi puño al espejo. Se logra fisurar  un poco. 

Le di mi cuerpo creyendo sus mentiras, le abrí las puertas de mi vida, le di mi amor cegada por sus palabras... Para terminar sabiendo que soy objeto de una apuesta. De inmediato salgo de la casa y enciendo mi moto en dirección a mi casa. 

Al llegar todo está igual, sólo que más vacío. Dejo la maleta y desempaco. Cuando termino de guardar las pertenencias de Teresa y Sebastián comienzo a guardar las mías. En mi habitación me encuentro flores que Calum me regaló, el montón de dibujo que hice de él, una carta que él me escribió y una foto de los dos. Agarro todo y lo meto en una bolsa. Guardo mi ropa cuando me encuentro con el vestido que me compró. Lo acaricio observando la tela y el bonito recuerdo de él y yo comprando, él estaba emocionado y yo sólo quería irme porque tantos vestidos y zapatos me abrumaban. Sonrío, pero sacudo la cabeza pensando en lo que hizo. Meto ese vestido en la bolsa con rabia. Al terminar salgo de la casa con la bolsa. Cojo todos y cada uno de los dibujos y la carta, y comienzo a quemarlos. Después arrojo las flores a las llamas. Veo como las llamas se expanden, y crecen. Observo una vez más el vestido, cuando las lágrimas se asoman a mis ojos arrojo el vestido. Saco la foto que tenía. La miro. Fue el día que estuvimos con Teresa y Sebastián en su lugar, fue de los mejores días. Las lágrimas comienzan a regarse lentamente. Y es ahí cuando boto el último recuerdo. Me siento en el piso a observar cada una de las cosas que alguna vez representaron el amor que sentí hacia él, se quemaron como estas llamas cada recuerdo y cada marca de Calum que yo tenía.

Se acabó. Calum está muerto para mí.

[...]

NARRA CALUM:

Observaba a Jane quemar todos los regalos y marcas de amor que ella tenía desde mi auto. Vine queriendo explicarle las cosas, pero creo que no va a querer incluso hablar. Me duele cuando veo que quema el vestido que le regalé. Ese es de mis recuerdos favoritos, porque a pesar de que ella quería irse, simplemente se dejó. Suspiro al verla sacar la foto que tomamos ese día que la llevé a mi lugar secreto. Se me parte el corazón viendo como la arroja a las llamas. Se sienta en la acera viendo como las llamas terminan de quemar lo último que le quedaba de mí. La veo llorar y jalarse el pelo de manera desesperada y dolida. Se me achica el corazón y cuando de verdad me doy cuenta que la cagué horrible y debí de decírselo, porque quizá así ella me perdonaría, porque sé que no lo va a hacer. No me va a perdonar el hecho de que jugué con ella a pesar de que en una última instancia, sí eran sentimientos sinceros. Arranco el auto silenciosamente y retrocedo yendo al cementerio. Necesito un consejo de mi viejo porque no sé qué hacer. 

No sé por qué siempre hago eso, de las únicas cosas buenas que yo tenía, y se fue por meter la pata. 

Losing It All | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora