Estamos en biología, la clase que da Yago. ¡Madre mía qué guapo está! Parece que se ha puesto así a posta. Mientras que explica se me queda mirando varias veces, cuando cree que no me doy cuenta.
Termina de explicar y manda varias actividades. Se pasea por las mesas para ver si tenemos dudas, pero a la mía no se acerca ni un sólo momento... ¡Ni que tuviera sarna!
Otra vuelta por todas las mesas menos por la mía... Una y otra vez...Toca el timbre que indica el cambio de clase y todos empezamos a recoger.
-Chicos, esperad un momento. Quería comentaros que esta tarde a las siete habrá una charla de un profesor de biología muy prestigioso en la biblioteca municipal, estaría bien que os pasarais por ahí si tenéis tiempo. Os podéis ir.
El resto de las clases no sé siquiera de lo que van porque no atiendo, estoy demasiado ocupada dándole vueltas a la cabeza pensando en cómo me ha ignorado hoy Yago en su clase sin ningún motivo.
Estamos en geología, Dante está explicando algunas de las propiedades de los minerales cuando se abre la puerta y aparece Yago.
-Perdón, Dante, ¿puedo preguntar algo?
-Claro.
-Chicos, ¿cuántos estaríais interesados en ir esta tarde a la charla?
-¿Tú irás?-Pregunta Álex.
-Sí.-Contesta, y varias personas, incluida yo, levantamos la mano. Se me queda mirando.-¿Puedo sacar a Kenya un momento?Salimos al pasillo y me lleva a las pistas traseras que están vacías.
-Tú dirás.-Nos sentamos en las gradas.
-Kenya, no puedes ir a lo de esta tarde.
-¿Por qué no?
-Porque... Porque no.-Le vuelvo a notar igual de nervioso que la otra noche en la colina, cuando me quería decir algo y no se atrevía.
-¿Cómo?-Me estoy empezando a indignar...
-Porque no creo que debas ir... Porque es sobre un tema un tanto aburrido, no creo que te interese.
-Si me interesa o no solamente me tendría que preocupar a mí, ¿no crees?
-Kenya, por favor, no me lo pongas más difícil. Soy mayor, y creo que sé lo que te conviene y lo que no.Parece que no se esté refiriendo a la conferencia, parece que está hablando de nosotros... Noto dolor en sus ojos... Me levanto para irme, no quiero escuchar más. Hace que vuelva a sentarme.
-Por favor, no te enfades conmigo. No lo soporto.-Pone su mano sobre la mía y entrelaza sus dedos con los míos. Madre mía como alguien nos vea... Le miro a sus preciosos ojos y tienen un brillo diferente.
-Contigo no me puedo enfadar. No me sale.Nos quedamos así un rato. En silencio, contemplándonos, disfrutándonos... Hasta que mi curiosidad estalla.
-Yago, ¿confías en mí?
-Por supuesto.-Me da un apretón en la mano.
-Entonces dime la verdad. Dime porqué no quieres que vaya.
-El evento lo organiza Natalia.-Tardó en salir la pelo-quemado.-Y cuando pasó lo del sábado decidí que no podíamos seguir.-Me llevo las manos a la cara para ocultar que se me acaba de iluminar.
-¿Tú estás bien?
-Sí. Nuestra relación era un tanto escabrosa, ¿sabes? Llevábamos saliendo un año... No sé ni cómo hemos aguantado tanto, éramos tan distintos... Ella trabaja en un pueblo, también de profesora de biología, por lo que no nos veíamos mucho, y cuando lo hacíamos no sé cómo pero siempre acabábamos discutiendo. Antes de que empezase el curso decidí que no podía seguir así, ya no la quería y estando con ella sólo me perjudicaba; pero ella me prometió que iba a cambiar, que cambiaría por mí. Yo no quiero que nadie cambie por mí, pero en ese momento ella lo estaba pasando mal y decidí que no era el momento oportuno. Aguanté, te prometo que aguanté todo lo que pude con ella para no hacerle más daño... Pero después de lo que hizo el sábado...
-Eres un santo.-Me parece tan tierno escuchar todo lo que hizo para que la otra no estuviese mal que creo que me he enamorado más aún.
-No, no lo soy... Verás, no quiero que vayas porque lo más seguro es que ella esté y al verte se vuelva a liar. ¿Me entiendes ahora?
-Si. Perdón por haber sido tan borde. A veces soy demasiado impulsiva.
-Me gusta que seas así.-Dice casi sin pensarlo y todo mi vello se eriza.
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De Lobo a Cordero
RomanceKenya, 18 años. Mi vida nunca ha sido un cuento de hadas, pero ahora, gracias a él, veo luz al final del túnel; aunque esa luz se disipe por momentos.