XXXV

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Después de trabajar, voy a casa y llamo a Álex para contarle la anécdota del parque y se queda tan flipada como yo.

-Kenya, las dos sabemos que no lo ha hecho sólo para que la anciana no pensase cosas raras.
-¿A que sí? Yo quiero creer eso, pero de todas formas... Lo nuestro es muy complicado.
-¿Qué tiene de complicado? Los dos os queréis, os hacéis felices mutuamente...
-Álex, te has saltado por alto dos puntos: El primero es que yo no sé si el me quiere, a lo mejor todo esto de las miradas y tal es producto de mi imaginación y de mis ganas de que mi amor sea correspondido. Punto número dos: ¿recuerdas que soy su alumna y el mi profesor?
-Déjate de tonterías, amor, se nota a kilómetros que entre vosotros hay química, biología y todas las asignaturas juntas.-Bromea haciéndome reír.-No, en serio, él te quiere, y no te lo digo sólo por intuición.
-¿Sabes algo que yo no sepa?
-Cariño, tengo que colgar eh, adiós.
-No, oye.-Me cuelga.

Me hago la cena y cuando termino de comer me quedo un rato viendo la televisión esperando la llamada de Louis, llamada que nunca se produce, así que al final terminó quedándome dormida.

El sonido del móvil me despierta. Será Louis, que ya habrá llegado. Miro la pantalla y son las seis y media de la mañana.

-¿Diga?-Digo adormilada.
-¡FELICES DIECINUEVE MI VIDA!-La voz alterada de Álex resuena tanto que tengo que separarme el teléfono de la oreja.
-¡Muchas gracias guapa!
-Ay... Perdona, estabas durmiendo, ¿verdad?
-No, qué va, estaba...
-Perdóname, es que no me podía aguantar las ganas.
-Perdonada.-Digo sonriendo.
-Nos vemos en el instituto.
-Sí, adiós amor.
-Adiós cumpleañera.

Me ducho, me visto, desayuno y me voy.
Cuando llego al instituto, todos mis amigos me jalean y me felicitan muy escandalosamente.

Durante las clases se lo dicen a todos los profesores para que me feliciten y así ponerme a mí en un apuro. Bueno, me felicitan todos menos María, que no me tiene más manía porque no puede...

Estamos en el recreo y cómo no, vuelven a cantarme el "cumpleaños feliz" para que todos se giren y me miren.

-Como no paréis no os invito a nada esta tarde.-Les advierto con la ceja levantada.
-Joooder, qué cortarrollos...-Dice Javi.
-No te enfades Kenya, que ahora toca biología.-Dice Álex divertida.
-¿Y qué pasa?-Intento disimular.
-Que es tu asignatura favorita, ¿no?
-Sí...-Cuando el resto no me mira la miro con cara de quererla matar.

Entramos a la clase y Yago ya está allí, cuando voy hacia mi sitio, veo que en la silla hay un paquete con un lazo enorme. Lo cojo corriendo y veo que en el lazo hay un post-it pegado que dice "Felicidades guapa". Álex -que se sienta en la silla de al lado- me mira emocionada mientras que el resto de la clase, incluido Yago, miran expectantes.

-¡Tía que guay! ¿Sabes quién es?
-No.-Digo flipada.
-¡Qué guay! ¡Un admirador secreto!
-No te rayes, seguro que ha sido alguno de vosotros.
-¡Pero ábrelo!
-¡Que ya voy! ¡Pero deja de gritar que me estas poniendo nerviosa!-Digo histérica.

Desenvuelvo poco a poco y con cuidado de que el post-it no se rompa. ¡Es un jersey de los Rolling Stones! ¡Me encanta! Mis ojos se abren como platos y mi boca se torna en una sonrisa... Realmente es precioso.

-¡Kenya qué bonito!-Dice la chillona de mi amiga.-¿De verdad que no sabes quién puede ser?
-Tal vez...

Recuerdo que mientras estábamos en París, una de las noches que pasé con Louis, tras hacerlo, me tarareaba "Angy" de los Rolling Stones...

-¡Creo que es Louis!-Le digo a Álex.

En ese momento puedo ver la cara de Yago, que cambia al escuchar su nombre y se vuelve seria. Noto vibrar mi móvil dentro del pantalón, lo saco y tengo un mensaje de mi croissant; está en la puerta del instituto. Inmediatamente recojo mis cosas, cojo el regalo y me voy.
Escucho la voz de Yago llamándome por el pasillo, ordenándome que vuelva a clase, pero mi francés me reclama y no le puedo dejar tirado.

-¡Bonjour!-Digo lanzándome a sus brazos.
-¡Bonjour guapa! Y felicidades.-Me abraza fuertemente.
-Te he echado mucho de menos.
-Y yo.-Nos damos un pico.
-¿Cómo has sabido que estaba aquí?
-Álex, lo suelta todo.
-Me lo debía imaginar.

Nos vamos a dar un paseo mientras nos ponemos al día. Por lo que me cuenta, Pierre ha conocido a una chica y están empezando a tener algo; y él, sigue como cuando le conocí: con una sonrisa de oreja a oreja y siendo un tipo descarado pero con un gran corazón.

-¿Y qué te ha regalado Yago?
-Pues nada... Tampoco tiene obligación de hacerlo, no somos nada.
-Bueno, no sois nada pero os gustaría serlo a los dos.
-Bueno...-No quiero pensar en que ni siquiera me ha felicitado.-Oye por cierto, muchas gracias por el jersey.
-¿Jersey?
-Sí, éste.-Digo estirándolo para que lo vea.
-No, yo no he tenido nada que ver... De hecho yo tengo aquí tu regalo.-Señala una bolsa.
-Ah, pues entonces no sé de quién es.
-Tienes un admirador, dragona.-Bromea y hace que me ría... ¡Cómo lo he echado de menos!

De Lobo a CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora