LXIII

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Dos meses han pasado ya y mi barriga no para de crecer. La selectividad la saqué con nota alta y al final decidí entrar en la carrera de Biología. Dentro de unos años seré bióloga, como Yago, que empezará este curso a dar clases en una universidad a varios kilómetros de casa.

Estamos muy contentos, las cosas nos van de bien a mejor. Álex acaba de estar en casa, está muy ilusionada con la idea de ser tía y ha venido a traer juguetes de bebé.

-¿Estoy gorda?-Pregunto a Yago mirándome al espejo.
-No.-Contesta cansado, llevo así desde que mi barriga empezó a crecer.
-¿Seguro?
-Segurísimo.-Se levanta del sofá y viene has mí.-Estás más guapa que nunca.
-¿Me querrás lo mismo si me pongo gorda?
-Mmm...-Hace como que piensa.-No. Te querré mucho más.
-¿Seguro?
-¡Qué tonta eres!-Dice riendo.-Anda, ven aquí.-Extiende los brazos y yo me acurruco en su pecho.-Estás preciosa, y este bichito que llevas aquí dentro,-Dice tocándome la barriga.-va a ser el niño más feliz del mundo porque tiene a la mejor madre de todas.
-¡Mira! ¡Se ha puesto feliz!-Digo emocionada al notar al bichito moviéndose dentro de mí.-¿Lo notas?
-Sí, parece que va a ser futbolista.-Dice Yago sonriente.
-Sí.-Le doy un casto beso en los labios.-Oye.-Susurro.-Que el padre del bichito tampoco está nada mal.-Le rodeo el cuello con mis manos.
-¿Ah, no?-Me recorre la espalda con las manos.
-No.
-Pues yo creo que estaría aún mejor con un beso tuyo.
-Sí, yo también lo creo.-Me pongo de puntillas y le beso.

Nos sumergimos en un río de besos que nos mece hasta la cama, allí Yago se quita la camiseta y yo los pantalones hasta quedar prácticamente desnudos.

-Para.-Digo con la respiración entrecortada.-¿Le haremos daño?-Digo señalando a mi barriga.
-No, mi niña, sino no lo haría.
-Vale, pero ten cuidado por si acaso.-Lo último que quiero es hacerle daño al bebé.
-Lo tendré, te lo prometo.-Dice con una sonrisa cariñosa.

Mi móvil suena mientras que nosotros nos disfrutamos. Hacemos caso omiso pero quien sea quien llama tiene mucha insistencia y me veo obligada a contestar.

-No lo cojas.-Dice Yago agitado.
-A lo mejor es importante.-Respondo en el mismo tono.
-Si lo es llamarán luego.
-Yago, espera un momento.

Voy hacia dónde está el móvil y veo en la pantalla que quien llama es Louis.

-¿Cómo está la embarazada más guapa de todas?-Escucho a la otra línea.
-Muy bien, aunque un poco ocupada, la verdad.-Mientras que hablo, los brazos de Yago me rodean el cuerpo haciendo que me estremezca, y me recorre el cuello con besos.
-Entonces seré breve: Pierre y yo vamos la semana que viene a España.
-¡Joder, qué bien! ¡Qué ganas de veros! Verás cuando se lo diga a Álex.-Apenas termino la frase y la risa sale de mí involuntariamente ante los besos en el cuello de Yago.
-Bueno, te dejo, que ya veo lo ocupada que estás.-Dice mi francés favorito.-Pásatelo bien y dedícamelo.-Broma.
-Va por ti, máquina.-Le contesto riendo.
-Y saluda a Yago.
-De tu parte. Un beso.
-Un beso dragona, nos vemos.

Cuelgo y me giro hacia Yago divertida.

-Un saludo de Louis.
-¿Dragona?-Pregunta aguantándose la risa.
-Son... Cosas nuestras.-Digo riéndome.-¿A ti no te han dicho de pequeño que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?
-Mmmm... No...
-Pues ya lo sabes.
-Bueno, no te pongas así, si quieres continuamos un asunto que teníamos pendiente y hago como que no he escuchado nada, ¿vale?
-Tendrás cara...-Digo sonriendo y sin pensarlo dos veces me lanzo a su boca.

De Lobo a CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora