XXVIII

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Por fin es viernes, el día de las notas y las vacaciones; el día que Álex y yo nos iremos a Disneyland. Muero de ganas.

El médico me dio el alta definitiva el lunes, así que ya puedo volver a hacer mi vida normal. Las cosas con Yago no han avanzado y, aunque me duela, lo prefiero. Él me manda whatsapps para preguntarme como estoy, pero yo no contesto. La última vez que hablé con él fue el lunes, y porque me llamó a casa para preguntar que me había dicho el médico, que si no...
Realmente no sé si lo estoy haciendo bien o no, lo único que sé es que me ha hecho sentir la persona más tonta del mundo y ya estoy cansada. Al menos este viaje servirá para despejarme un poco.

Estamos en los pasillos Javi, Sara, Oli, Álex y yo charlando sobre lo que haremos estas vacaciones y cuando decimos que Álex y yo vamos a ir a Disneyland todos se sorprenden.

-Joder, ¡qué bien os lo montáis!-Dice Javi.-Yo estuve allí de pequeño y no me importaría volver, así que si os sobra una entrada...-Bromea.
-¡Qué cara tienes Javi!-Ríe Sara.
-Chicos, yo voy a ir a dejarle Apolo a mis padres, luego nos vemos.-Dice Álex.
-¿Nos traeréis algo no?-Pregunta Olivia.
-¡Por supuesto!-Respondo con una gran sonrisa.-Tengo más ganas de estar ya allí...

Álex vuelve en el momento justo para que nos den las notas. Dante va llamando uno por uno, y cuando nos dan las notas nos podemos ir.

-Kenya Silva.-Me llama y voy a por las notas.-Están muy bien a pesar de haber estado mala, enhorabuena.-Y me entrega las notas con una sonrisa.

Rápidamente busco la nota de biología, quiero saber cómo me ha evaluado Yago... Un ocho, al menos en las notas no ha mentido... Y el resto de asignaturas están todas con seis y sietes, no he suspendido ninguna.

-Te espero fuera.-Le digo a Álex al pasar por su lado.

Estoy en el pasillo mirando las notas y pensando en que tenemos que ir corriendo a mi casa a soltar las mochilas y coger las maletas para ir al aeropuerto. Menos mal que nos llevan los padres de Álex, porque yo ya no tengo coche. Alzo la vista y veo a Yago.

-Kenya, ¿qué tal han ido las notas?
-Muy bien. Adiós.-Digo fría como el hielo.
-Kenya, no podemos seguir así. Me duele que estés enfadada conmigo, por favor escúchame.
-No tengo nada que escuchar, ya te lo dije Yago.-Veo como de la clase sale Álex.-Y ahora si me disculpas, tengo un viaje que hacer.
-¿Un viaje?
-Sí, ¿es que acaso no puedo irme con mi mejor amiga de vacaciones?
-¡Nos vamos a Disneyland!-Dice Álex muy ilusionada detrás de Yago.
-Así es, así que si nos disculpas, el avión nos espera.-Cojo a Álex del brazo y nos vamos.
-¡Adiós profe!-Grita mi amiga desde el fondo el pasillo.

Llegamos a casa, soltamos las carteras y cogemos las maletas que preparamos anoche. No hemos hablado ni un momento del encontronazo con Yago, y yo lo agradezco.

Los padres de Álex nos dejan en el aeropuerto después de llenarnos a las dos de besos y decirnos mil veces que nos abriguemos y que comamos. Me tratan como si fuesen mis padres y a mi eso se me hace muy extraño, mis padres nunca me trataron como tal.
Estamos a punto de embarcar cuando la voz de Yago me asalta.

-¡Kenya!-Gritan. Me doy la vuelta y veo a Yago corriendo hacia mí.-Kenya, no te vayas.-Dice una vez que está en frente mío.
-No me puedes pedir eso.
-Lo sé y perdón. Perdón por hacerte daño, te juro que es lo último que quiero.
-Yago ¿qué coño quieres?-Digo al borde del llanto.
-Quiero que las cosas vuelvan a ser como antes. Quiero que me perdones y quiero que volvamos a estar bien.
-Eso es imposible...No sé como puedes tener tan poca vergüenza de venir aquí y pedirme eso...-Escucho como dan un último aviso para que los pasajeros de mi vuelo embarquemos y empiezo a andar.
-Kenya, espera.
-Adiós, Yago, adiós para siempre.-Digo empapada en lágrimas.

Nos montamos en el avión y empiezo a llorar como si me llevase la vida en ello. Le acabo de decir adiós al hombre al que quiero y él no ha hecho nada para evitarlo...

-Abre los ojitos, mira dónde estamos.-Grita Álex entusiasmada.
-¡Paríiiiiiis!-Le respondo con la misma ilusión cuando termino de despertarme. Aquí no va a haber nada que pueda hacer que le recuerde.

Bajamos del avión y cogemos las maletas para, acto seguido, coger un taxi que nos lleve directamente al hotel de Disneyland.

Llegamos y nos instalamos en la habitación. Todo aquí es tan precioso... Y eso que aún no hemos visto el parque...

-Kenya, ¿quieres hablar de lo que pasó en el aeropuerto?
-No, gracias, estamos aquí para divertirnos y pasárnoslo bien, no para pensar en hijos de puta.
-¡Bien dicho!

De Lobo a CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora