Me despierto a las doce del mediodía. Necesitaba dormir después de todo lo que ha pasado estos dos días.
Me pego una ducha rápida y abro el frigorífico, a ver que hay para almorzar... Pizza congelada, dos tomates, una cebolla, un yogurt y pan de molde... Creo que optaré por la pizza; esta noche tarde antes de trabajar, haré la compra.A las diez entro a trabajar. Hoy no hay mucha gente, por lo que no tendré que servir muchas mesas subida en los patines de cuatro.
Estoy en la barra, cobrando una CokeCherry cuando se abre la puerta y aparece Nacho.
Tras cobrar, se acerca a mi y me da un beso corto en los labios y se sienta en uno de los taburetes.
Me encanta besarle porque los pelitos de su bigote-barba me hacen cosquillas en los labios.-¿Cómo estás nena?
-Intento no pensar.
-No lo merecen. Después de todo lo que te hicieron no merecen que pienses ni un segundo en ellos.
-Lo sé.
-Oye nena, me tengo que ir.-Me vuelve a besar.Nacho y yo llevamos saliendo seis meses. Cuando me mudé, la primera persona a la que conocí fue a él. Nacho trabajaba de recepcionista en el hostal donde me alojé nada más llegar. Nos llevamos dos años, aunque por sus músculos y tatuajes parezca mayor.
Fuimos quedando un par de veces como amigos, hasta que poco a poco nos fuimos acercando cada vez más... Él dejó su trabajo porque le salió otro en un salón de tatuajes, lo que a él realmente le apasiona.
A veces me gustaría que pasase más tiempo conmigo, que pudiésemos pasear o ir a cenar como una pareja normal, pero él está demasiado ocupado siempre.La noche transcurre tranquila. A las una estoy de vuelta en casa. Abro la puerta y está Nacho con su amigo Asier. No me gusta nada ese chico, pero es amigo de Nacho, lo tengo que aceptar.
-Hola nena.
-Hola chicos. ¿Ha pasado algo en tu casa?
-No, ¿por qué?
-No sé, como estáis aquí...
-¿Nos echas?-Suelta Asier, que hasta el momento estaba callado.
-No, pero yo me voy a dormir, cuando os vayáis a ir cerrad bien.Me voy a la cama molesta con Nacho; sabe que su amigo no me cae bien y encima lo entra en mi casa como si fuera suya... No debí haberle dado una llave.
No sé cuánto tiempo llevo dormida, pero un olor a marihuana me despierta. Miro el móvil: las dos de la mañana. Salgo a lo que podría considerarse salón y ahí siguen los dos, esta vez, fumando y drogándose. Les armo la bulla y me vuelvo a la cama.
Después de un rato, Nacho se mete en la cama conmigo y empieza a besarme el cuello.-Nacho, para.
-Venga nena.
-Que no, joder.
-Me tienes harto, Kenya, ¡harto!-Se levanta de la cama de un golpe.-Harto de que te quejes de mis amigos, harto de que no te pueda ni tocar, harto de tu puto trabajo...-Tiene los ojos rojos, igual que el antebrazo.
-¿Cuánto te has metido hoy?
-¿Qué coño te importa? ¿Que me vas a prohibir ahora que no me meta? Me prohibiste que fumase, y lo estoy dejando, no me pidas que no me meta porque si no no sé cómo iba a aguantar esta puta mierda.
-¡Nacho sal de mi casa y vuelve cuando no estés drogado!-Será lo mejor, no sé cómo podría acabar esto...Son las diez de la mañana y hoy es mi día de descanso ¡Por fin! Ni un sólo mensaje ni llamada de Nacho... Me preocupa que le pueda haber pasado algo en el estado en el que iba.
Estoy hablando por el chat con un tipo al que le voy a comprar una guitarra de Slash firmada por él. Es demasiado cara, no la puedo pagar con mi sueldo de camarera, además, ya mismo empieza el curso y tengo que ahorrar para comprar los libros.
El día pasa y sigo sin saber nada de Nacho... Ojalá no le haya pasado nada malo.
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De Lobo a Cordero
RomantizmKenya, 18 años. Mi vida nunca ha sido un cuento de hadas, pero ahora, gracias a él, veo luz al final del túnel; aunque esa luz se disipe por momentos.