¿Sabes? Desde el principio supe que ibas a ser tú el que acortara mis noches, el que siempre me ofreciese un hombro para apoyarme sin necesidad de pedirlo. Me gustaría decirte tantas cosas, pero a la vez tengo tanto miedo de que esas mismas cosas te asusten. Me gustaría que supieras que jamás sentí lo que siento por ti, nunca antes; que aunque parezca que soy muy fuerte y que no necesito nada de nadie, hay veces en las que no sé que hacer conmigo misma, que me siento perdida y es cuando tú apareces, siempre en el momento justo y con una sonrisa perfecta que hace de ti el hombre más guapo del mundo. Que quiero que me despiertes a besos y que no demos tregua al colchón. Quiero que sea contigo con quien acabe mis días y quiero que seas el que acabe conmigo. Quiero que destruyas el muro que me cubre, que no deja traspasar la fragilidad que hay dentro de mí. Quiero que me sientas y quiero sentirte. El dueño de mi cielo y el que me salve de mi propio infierno, el que me conozca en mis peores momentos y aún así siga aquí, ése quiero que seas, y estoy segura de que lo eres. No me importaría pasar una y mil veces por todo lo que he pasado si sé que al final del túnel me voy a encontrar contigo y con tu abrazo salvador. Sé que no soy fácil de llevar, que soy una histérica y pierdo la razón por culpa de mis impulsos, y que aún así te siga gustando es lo que me da la vida. Quisiera que supieses que soy tan tuya que ni yo misma me lo aguanto. Quisiera que sepas que desde que te conozco creo firmemente en que nací para vivir la vida contigo, para ser tu compañera en el viaje. Quisiera que sepas que te quiero desde que te vi, aunque me costase admitirlo. Que te quiero y eso nadie lo va a cambiar.
-¿En qué piensas?-Pregunta mi profesor sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué?-Digo volviendo al mundo.
-Que te has quedado como embobada.
-Ah, ya... Es que este lugar me transmite mucha paz, ¿no crees?
-A mi quien me da la paz eres tú.
-¿Sabes? Cuando me siento perdida vengo aquí, me baño o simplemente me quedo en silencio observando el mar y me siento segura, como en casa... Es extraño ¿verdad? Es muy extraño que una persona haya tenido por primera vez la sensación de estar en casa con dieciséis años recién emancipada...
-Kenya, se me parte el alma escucharte decir eso.
-Pero es la verdad, y la verdad hay que aceptarla por triste que sea. Desde entonces esta cala ha sido una especie de refugio, y lo mejor es que nadie a parte de mí sabe acerca de su existencia.
-¿Soy el primero al que se la enseñas?
-Así es.
-¿Ni a Nacho se la enseñaste o le hablaste de ella?
-¿Nacho?-Río con desgana.-Era aquí adonde venía cuando empezaron las peleas fuertes.
-Te prometo que a partir de ahora no vas a tener que volver a venir aquí para refugiarte, al menos no por mi culpa.
-Bueno, basta de penas.-Digo reponiéndome de ese desagradable vómito de recuerdos.-Te reto a una carrera hasta el coche. ¡El último paga el almuerzo!-Digo corriendo.Corro y corro cuesta arriba pero Yago me adelanta. Llego al coche pero el chico más bonito del mundo ya está allí.
-Perdiste.-Dice sonriendo.
-¡Mierda!-Finjo estar muy disgustada, pero enseguida hace su particular guerra de cosquillas haciendo que se me pase el falso enfado.-Anda, vamos a mi casa.-Nos montamos en el coche.-Llevo sin ir desde ayer por la mañana, así que no te prometo que esté muy decente.
-Con que estés tú me basta.
-Anda, conduce Romeo.Llegamos a mi casa y no está tan mal como yo creía.
-Toma asiento, voy a pedir algo de comer.-Saco el móvil y pido la comida a través de una app.-¿Te gusta la comida mexicana?
-Me encanta.
-¡Perfecto!-Digo sonriente.Me siento a su lado y ponemos la televisión. Pronto me doy cuenta de la foto con Louis que está encima de la mesa, y por lo que se ve Yago también la ha visto.
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De Lobo a Cordero
RomansKenya, 18 años. Mi vida nunca ha sido un cuento de hadas, pero ahora, gracias a él, veo luz al final del túnel; aunque esa luz se disipe por momentos.