XXVI

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Sábado por la mañana. Álex ha ido a sacar a Apolo y ha insistido muchísimo para que fuese con ella, pero he pasado la noche muy bien y me encuentro genial, supongo que el lunes cuando vaya al médico me dará el alta definitiva. Mientras, he aprovechado para comprarme  la bici y esta tarde a estrenaré yendo a casa de Yago a devolverle la bufanda.

Pedimos pizza y nos ponemos a ver una película, Pretty Woman... A pesar de ser tan pastelosa siempre me ha encantado. Apolo se sienta con nosotros en el sofá y casi lo ocupa entero, es lo que tienen los bóxers atigrados, que son muy grandes.

A la hora de la siesta, Álex se queda dormida y yo aprovecho para whatsappear con Yago, que mientras comíamos me mandó uno y no pude responderle.

-¿Cómo está hoy mi enferma/alumna favorita?
-Genial, apenas parece que haya estado en coma.
-Menos mal. Había pensado en pasarme esta tarde, pero me han surgido unos asuntos, así que no podré salir de casa en todo el día. Mañana iré sin falta.
-¿Pero estás bien?
-Sí, son algunas tonterías sin importancia.
-Eso espero.-Seguramente tendrá que corregir exámenes.
-Por cierto, Kenya, esta noche no irás a trabajar.
-Imposible. Sabes perfectamente que necesito el dinero para estar lejos de mi padre.
-Pero aún debes estar de reposo.
-Bah... Hoy he ido a comprarme una bici yo solita y no me ha pasado nada.
-Muy mal. Además, no compares ir a comprar una bici con cuidar de un crío.
-De acuerdo... Le diré a Álex que me supla.
-¿Y te quedarás sola toda la noche?
-Sí...¿o vas a venir tú a cuidarme?-Le voy a dar a la tecla de borrar, me parece muy zarpado, pero mi dedo se va un poco más abajo y le da a la de enviar...
-Por mí no hay problema.
-Yago, era broma... ¿No sabes que sólo tengo una cama?
-Bueno no pasa nada, yo duermo en el sofá.
-En el sofá duerme Apolo.
-¿Apolo?
-El bóxer de Álex.
-Bueno, pues ya me las apañaré, pero sola no te voy a dejar.
-De acuerdo. Luego hablamos.
-Hasta luego. Un beso.

¡Aaaayyyy! ¡Qué va a pasar la noche en casa! Y esta vez no es como cuando yo me quedé en su casa, ahora sé que a él le pasan cosas conmigo. ¡Quiero gritar de alegría!

Ya son las seis y voy a ir a casa de Yago a llevarle la bufanda... ¡Debe de estar tan guapo con sus gafas de pasta mientras corrige!..

-Álex, voy a salir.
-No.
-¡Por favor! Prometo no tardar mucho.
-Entonces te acompaño.
-No puedes... Es que... Voy a ver a alguien...
-¡A Yago!
-Por eso...
-Bueeeeno, entonces vale.
-Muchas gracias guapa.-Nos abrazamos.-Por cierto, te tengo que pedir otro favor, tienes que ir a cuidar a Luisito.
-¿¡En serio!?
-Por favor, no puedo perder mi trabajo...
-Prfff... Está bien, pero no te prometo nada... Ya sabes que los niños no son mi gran pasión.
-¡Te quiero!-Digo cerrando la puerta.

Por fin llego a casa de Yago. No se si son las secuelas del coma o que llevo mucho tiempo sin montar en bicicleta, pero termino más cansada de lo normal.

Escucho voces de Yago y Natalia, la puerta está entreabierta. Se puede escuchar perfectamente lo que dicen.

-¿¡La quieres!?-Grita la pelo-quemado con su voz de ratilla.
-¿¡Qué!?
-¡Lo que has oído! ¿¡La quieres!? ¿¡Te la has tirado ya!?
-¿¡Cómo puedes pensar que me la he tirado!? ¡Esas son unas acusaciones muy graves!
-¡Yago!-Tras esto, un fuerte golpe.

De repente un silencio invade todo. Termino de abrir la puerta y lo que veo no me gusta nada, me parte el alma...

De Lobo a CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora