Voy a la habitación de Oli, que es donde hemos quedado todos.
Tras presentarnos los que no nos conocíamos, Pablo, saca de su mochila una litrona y vasos.
Dos horas y tres vasos de cerveza después, la fiesta se empieza a animar, bromeamos sobre todo y nos reímos de todo.
-Kenya, tú que eres medio rubia, ¿qué eres medio tonta?-Pregunta Lucas intentando hacerse el gracioso.
-Sí, al contrario de ti, que eres gilipollas entero.-Suelto y escucho un "Uuh" por parte del resto.
-No te enfades rubia, que yo se que lo que tú quieres es que te deje morena.-Parece un puto baboso y me da mucho asco...
-¡Vete a la mierda!
-Mejor nos vamos a mi habitación, y... Ya sabes...-Me guiña un ojo.
-Para ya, ¿no?-Sale Javi a defenderme.
-Ah, ¿que tú también te la quieres tirar?-Le pregunta el cerdo mientras el resto nos piden que nos calmemos.
-No, pero no me gusta que molesten a mis amigas.-Le responde enfadado.
-Que si quieres hacemos un trio.-Es un puto asqueroso.
-Eres un asqueroso de mierda.-Le digo.
-Kenya, perdónalo, está borracho y...-Dice Pablo.
-¿Borracho? Pablito cállate y deja hablar a los mayores.-Le rechista el guarro de Lucas.-Anda, vamos a mi habitación.-Me dice.
-Vete a la mierda, hijo de puta.-Me levanto y me voy.Javi y Oli vienen detrás de mí.
-Kenya, ¿estás bien?-Pregunta Oli.
-Sí, no te preocupes, es que no lo soporto...
-Normal, yo tampoco y me toca vivir con él hasta el martes...-Contesta Javi.
-Me voy a dar un paseo, volved con los demás.-Les digo con una sonrisa. Ellos me sueltan un beso en la mejilla y se van.Salgo del camping y empiezo a pasear sin rumbo fijo por su alrededor. A penas se ve nada porque está muy oscuro, así que decido volver al porche y sentarme en el bordillo de éste.
Saco el móvil, conecto mis auriculares y me pongo a escuchar música para relajarme.Al cabo del rato noto que hay alguien detrás de mí. Me giro y es Yago, tiene unos papeles en la mano. Me quito los cascos y se sienta a mi lado.
-¿Estás bien?-Me pregunta, pero yo apenas puedo pronunciar una palabra, tan solo giro mi cabeza en señal de negación con una sonrisa triste.-No es fácil estar aquí en esta situación, ¿verdad?
-No.-Consigo al fin decir.-¿Cómo estás tú?
-Pff...-Se limita a suspirar.
-¿Tan malo es lo que te pasó como para que...?
-Sí. Por mucho que me duela, lo es.
-Pero Yago, cuéntamelo, así a lo mejor te puedo ayudar y podemos volver a...-Bajo la voz por temor a que nos oigan.-A estar juntos.-Digo en un susurro.
-Es mejor que no lo sepas.No puedo seguir hablando con él o mi corazón se hará trizas. Me levanto y empiezo a caminar lentamente, notando su mirada fija en mí.
-Yago, voy a contar hasta cinco. Si cuando me gire sigues ahí, significará que estás dispuesto a seguir adelante con esto, si no, olvídate de mí para siempre, igual que yo lo intentaré hacer.-Le digo.-Uno... Dos... Tres... Cuatro...-Por un momento tengo la esperanza de que se ponga delante mía y mate mis estrategias a besos. Pero eso no ocurre.-Cinco.-Me giro y el porche está desierto.
Se ha ido, se ha ido para siempre. Ya está. Se acabó. Se acabó todo. Ya no más Yago. Ya no más miradas secretas. Ya no más nada. Reprimo mis lágrimas y entro en el camping para ir a mi habitación.
Por el pasillo, veo a Yago de espaldas. Esto tampoco ha debido ser fácil para él... Entra en su habitación, pero está tan ensimismado que no se da cuenta de que se han caído varios de los papeles que tenía en la mano. Voy recogerlos par dárselos, pero al tenerlos en mis manos y ver lo que ponen, me los llevo a mi cuarto para verlos más detenidamente.
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De Lobo a Cordero
RomansaKenya, 18 años. Mi vida nunca ha sido un cuento de hadas, pero ahora, gracias a él, veo luz al final del túnel; aunque esa luz se disipe por momentos.