Me siento sobre la cama y empiezo a leer los papeles de Yago... Mis ojos se abren de par en par y tengo que poner una mano sobre mi boca de la impresión que me acabo de llevar.
-Kenya, ¿qué haces?-Pregunta Álex desde su cama adormilada.
-Nada, tú duerme.Vuelvo fijar mis ojos en los papeles, y ante mí aparecen un montón de palabras que no entiendo. Por lo que parece es un diagnóstico médico.
Leo y leo y por mucho que lo intento no entiendo nada de lo que pone... Hasta que llego al final del la última hoja. Las lágrimas se me saltan. Ahora lo entiendo todo... "Enfermedad degenerativa"
Joder... Eso si sé lo que es y no me gusta nada.Según dicen estos informes, Yago tiene una enfermedad que le afecta a los músculos y que poco a poco irá a más. ¡Ahora entiendo porqué vendió la guitarra! ¡Y también porqué reaccionó así cuando se le cayó el móvil! Pobrecito, lo tiene que estar pasando fatal...
Con apenas 32 años y con una puta enfermedad degenerativa... Que injusto es el destino...-Kenya apaga la luz.-Dice Álex en sueños.
Miro el reloj y son las cuatro y media de la madrugada. Guardo los papeles a buen recaudo, apago la luz y me tumbo en la cama dándole vueltas a la cabeza con el tema de Yago.
La alarma suena antes de lo que me hubiese gustado. Álex y yo hacemos el ritual de la mañana anterior y luego vamos al comedor a desayunar con nuestros amigos.
-¿Estás mejor?-Pregunta Javi poniéndome ma mano en el hombro.
-Si, gracias.-Contesto sonriente.
-¿Qué te ha pasado?-Pregunta Álex a mi otro lado.
-¿Sabes quien es Lucas?-Asiente.-Pues es un puto baboso y anoche me agobió un poco.
-Es un asqueroso.-Murmura.Seguimos hablando hasta que entran al comedor los profesores, incluido Yago. Un dolor punzante se agarra a mi estómago haciendo que tenga que posar mis manos sobre él.
-¿Estás bien?-Me pregunta Álex al ver mi situación. Yo simplemente asiento con los ojos cerrados.
El desayuno continúa y Yago no me mira en ningún momento, en cambio yo no puedo evitar clavar mi mirada en él.
-Buenos días chicos.-Dice Dante.-Los planes para hoy son ir a buscar setas. Para ello, contaremos con la ayuda de Lourdes, la cocinera, que sabe cuáles son venenosas y cuáles no. Vamos todos, ¿no?
-Dante, yo prefiero no ir.-Le digo y Yago me mira por un instante.
-¿Por qué?
-Porque no me encuentro bien, ¿me puedo quedar?
-Está bien, pero algún profesor se tiene que quedar contigo.-Gira su cabeza.-Yago, ¿te quedas tú?Antes de que Yago pueda reaccionar, Álex nos salva el culo.
-Dante, si quieres yo me quedo con ella, no me importa.
-Pero...
-Además está Paquita, por si necesitamos algo.
-Está bien. Nosotros estaremos de vuelta a la hora de comer.El resto de nuestros compañeros se van y nos quedamos Álex y yo solas, en un camping tan solo regentado por Paquita, quien se ofrece en todo momento a atiborrarnos de comida a cada instante, como una abuela. ¡Dios, cómo echo de menos a mi abuela!
Estamos en nuestra habitación, y no puedo dejar de darle vueltas al tema de Yago... No me cabe en la cabeza cómo alguien tan joven puede tener algo así... Tiene que haber una solución...
-Amor, ¿qué te pasa?-Me pregunta Álex.-Desde anoche no eres la misma.
-Ha pasado algo... Con Yago...
-¿Me lo quieres contar?
-Necesito desahogarme Álex...-Mis ojos se humedecen.
-Aquí estoy, mi vida, ya lo sabes.
-Verás, anoche estuve en la habitación de Oli con ella y Javi y gente de 2ºC, y después del incidente que te hemos contado desayunando, salí al porche a despejarme... Y apareció él...Mis ojos se vuelven a empañar y Álex me abraza. Cuando me recupero, continúo.
-Me dijo que a él también le dolía todo esto y... Le di un ultimátum...-Los recuerdos de anoche se agolpan en mi cabeza.-Le di la oportunidad de quedarse conmigo o de marcharse para siempre... Y se marchó.-Rompo a llorar.
Lloro hasta agotar mis lágrimas. Me duele mucho recordarlo. Mi mejor amiga, a la que le debo mucho, consigue calmarme y hacer que vuelva a respirar con regularidad.
-Cariño, tu cara me dice que hay algo más, ¿me equivoco?
Por un momento dudo en enseñarle los papeles... Es algo muy personal... Si Yago se lo ha ocultado hasta a su propia familia, por algo será, y no quiero ser yo quien rompa su secreto.
-Hay algo, pero es sobre Yago y muy personal...
-Entiendo. Si hay algo que pueda hacer para que estés mejor...
-Abrázame.
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De Lobo a Cordero
RomanceKenya, 18 años. Mi vida nunca ha sido un cuento de hadas, pero ahora, gracias a él, veo luz al final del túnel; aunque esa luz se disipe por momentos.