LII

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Los días pasan y lo máximo que he llegado a hablar con Yago es a cerca de los genes, y porque tenemos examen...

Toco a la puerta del departamento de biología para hablar con Yago, quiero saber si sabe algo de que yo seré la donante.

-Adelante.-Escucho desde detrás de la puerta.
-Yago, soy yo.-Digo abriéndola.
-Dime, ¿tienes alguna duda del examen?-Dice sorprendido.
-Eh.. No... Quería saber cómo estabas.
-Bien.-Dice encogiéndose de hombros, como si no supiera a qué me refiero.
-¿Seguro? ¿No hay nada nuevo...?
-No. Estoy igual.
-¿Y se sabe si hay ya cura posible?
-No la hay.-Me está mintiendo, y aunque sepa que es para no preocuparme o para no exponerme, me duele.
-¿Si la hubiera me la dirías? Contesta honestamente, por favor.
-Kenya, tengo mucho trabajo...-Dice dirigiéndose hasta la puerta. La abre y me invita a irme.

Joder, ahora tengo más miedo por la reacción que va a tener Yago cuando se entere que la donante soy yo que a la operación... No le hace ni pizca de gracia el hecho de volver a verme en un hospital tras el coma, lo sé, él me lo ha dicho varias veces, pero necesito hacerlo.

Necesito hacerle ver que le quiero, que no me importa nada los obstáculos, que yo voy a estar siempre, por mucho que me ignore para que no tire mi vida por la borda estando con él, por mucho que las leyes del instituto quieran prohibir nuestro amor.

Estoy yendo a clase cuando noto vibrar el móvil en el bolsillo de mi pantalón. Lo saco y es el Dr. Fitz, el doctor encargado en el transplante, con el que hablé el otro día. Corro hacia el baño para atender la llamada pero se corta. Una vez allí pulso el botón de rellamar, tras unos toques, contesta.

-¿Doctor Fitz? Soy Kenya Silva, acabo de recibir una llamada suya.
-Sí, verá, le informo que la operación se realizará el jueves de la semana próxima. Hasta entonces no podrá tomar drogas, incluyendo tabaco y alcohol.
-De acuerdo. ¿A qué hora tengo que estar allí?
-A las once de la mañana, aunque la operación no será hasta las seis de la tarde.
-¿Tanto tiempo?
-Sí, para terminar algunas pruebas.
-Está bien, muchas gracias.
-A usted, adiós.

Al llegar a casa abro el ordenador y empiezo a hablar con Louis por Skype. Le cuento lo de la operación y él promete venir a verme. También le pongo al día sobre todo lo que ha pasado con Yago y me da mucha fuerza hablar con él de esto.

Los días pasan y se va acercando el momento de la operación. Hablo con mi jefa para cogerme varios días libres mientras que me recupero. Quedo con Álex casi todos los días, necesito que me apoye, que me diga que todo va a salir bien porque tengo mucho miedo a medida que se acerca el día.

-Dante, quería entregarte esto.-Le digo entregándole el certificado médico.
-¿Te operan?-Pregunta extrañado.
-Sí, la suerte es que es mañana y pasado son las vacaciones de primavera, pero te lo quería entregar para por si la recuperación se alarga y no me basta con la semana de vacaciones.
-Está bien. ¿Es de algo serio?
-Em... No... Del oído, me operan del oído.
-Espero que no sea nada.
-Muchas gracias.

Estamos en mi casa Álex y yo. Quiere estar a todas horas conmigo y yo quiero que esté.

-Amor, si quieres que vaya yo a cuidar al niño por ti mientras que te recuperas...
-No, ya le he dicho a mi jefa lo que pasa y me los ha dado de descanso.
-Mejor, ¿no?
-Sí.-Respondo con una sonrisa nerviosa.
-Kenya,-Me coge las manos.-todo va a ir genial, ¿me oyes? Vais a entrar a ese quirófano y cuando salgáis vais a estar como nuevos. No va a pasar nada malo, confía en mí.
-Tengo miedo.-Digo nerviosa.-Es la primera vez que lo digo en voz alta. Tengo mucho miedo... ¿Y si me tocan en un mal sitio y me quedo en silla de ruedas? O me quedo sin oxígeno en mitad de la operación y no salgo viva...-Álex me abraza rápidamente.
-No digas eso ni en broma, no pienso dejar que pase eso.
-¿Te imaginas que Yago se enfada conmigo por esto y no me quiere volver a ver?
-Eso es imposible, créeme, estáis demasiado locos el uno por el otro.

De Lobo a CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora