XXXI

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Nuestro último día de vacaciones en Francia. Estos dos días anteriores han sido muy interesantes:

Un día lo pasamos viendo el Parque Walt Disney Studios, donde se encuentran los primeros dibujos de Mickey Mouse, hay una especie de museo de Disney y una atracción en la que explican cómo hacen los efectos especiales... Me fascina.
Por la noche fuimos cenar con Louis y Pierre a un bar fuera de Disneyland. Allí nos lo pasamos muy bien, Pierre y Álex se sentaron uno al lado del otro, y Louis y yo juntos. Durante la cena, los chicos tantearon la posibilidad de ir algún día a España a vernos cuando volviésemos y a mi me encantó la idea. Luego nos invitaron a su casa, son compañeros de piso.

-Álex ven, mira las vistas hay.-Álex y Pierre salieron a la terraza dejándonos así a Louis y a mí a solas.
-¿Otra copa?
-¡Claro!

Y así, entre copas y risas se nos fue la noche. Seguimos hablando y hablando y, el efecto del alcohol consiguió que nuestros labios acabasen unidos y nuestras respiraciones latiendo acompasadas.
Me llevó hasta su habitación y allí terminamos la noche, enredados entre las sábanas y el sudor en una espiral inacabable. No sé si fue por el efecto del alcohol o porque le sigo queriendo, pero cada vez que cerraba los ojos me imaginaba que era Yago el que me besaba y me abrazaba, y eso me hacía sentir aún mejor.

Al día siguiente, Álex y yo fuimos al parque y repetimos en las atracciones que más nos habían gustado, también le compramos souvenirs a nuestros amigos del instituto y a sus padres.

Por la tarde, quedamos con los chicos. Ni Louis ni yo nos sentimos incómodos al volver a vernos por primera vez tras acostarnos juntos, al contrario, somos personas maduras que saben diferenciar los sentimientos de los buenos ratos en compañía, por lo que nos tratamos con total naturalidad, e incluso, hacemos bromas, cuando ni Álex ni Pierre nos oyen, sobre lo ocurrido la noche pasada.

-Oye, dragona, cuando quieras volver a pasar un buen rato, ya sabes...-Dijo cuando ninguno de nuestros amigos nos escuchaban.
-Lo mismo digo, me lo pasé muy bien.-No mentía, fue increíble.-¿Sabes? Me he hecho fan de la lengua francesa.-Bromeé.
-Entonces, si quieres, esta noche te doy una lección.
-O dos...
-O tres...
-Me parece bien.

Pasamos otra noche juntos, y ¡vaya noche! Pero cómo no, otra vez la imagen de Yago apareció en mi cabeza haciendo con esfuerzo que Louis la borrara a base de besos y caricias.
Terminamos abrazados, separados por la fina tela de la sábana que usamos para refugiarnos del frío de diciembre.

-¿Quién es Yago?-Me preguntó Louis tras besarme la mejilla.
-Nadie, ¿por?
-Porque has dicho su nombre varias veces.-Sus dedos acariciaban mis brazos que rodeaban su torso musculoso.
-Perdón, no quería ¿te ha molestado? Es... Alguien a quien debo y quiero olvidar.
-No te preocupes, todos hemos pasado por eso.
-Gracias por entenderme. Te voy a echar mucho de menos cuando esté en España.
-Y yo, pero te prometo que siempre que tenga oportunidad iré a verte, y si quieres, seguimos pasando buenos ratos.
-Me parece perfecto.-Le sonreí, nos besamos en los labios y el cansancio hizo mella en mi.

Y llegamos al día de hoy. Hemos estado dando un paseo por un mercado navideño muy bonito, después hemos visitado una gran pista de hielo que hay en el Arco del Triunfo.
Louis y Pierre nos han llevado a comer al bar del otro día y ahora estamos viendo la Torre Eiffel... ¡Joder! ¡Es impresionante! Me da incluso vértigo mirar hacia la cima de la torre.

-¡Chicos, una foto!-Grita Álex emocionada.-Pourriez-vous prendre une photo?-Le pide a un hombre que pasa y le da la cámara.

Nos sacamos muchas fotos en grupo, ella y yo solas, ella con Pierre y con Louis, yo con los chicos, Pierre con Álex primero, y conmigo luego, ella con Louis y yo con Louis.
Nuestros amigo se sorprenden al pillarnos haciéndonos un selfie dándonos un beso.

Volvemos al hotel para coger las maletas e ir al aeropuerto. Los franchutes nos acompañan hasta el momento de subirnos al avión.
Cuando por megafonía anuncian que tenemls que embarcar, nos despedimos de Pierre y de Louis, yo a éste último le abrazo muy fuerte y prometemos hablar todos los días y hacer muchas conexiones por Skype, y quedar siempre que estemos cerca.

-Te voy a echar mucho de menos, dragona. Cuídate. Te quiero mucho.
-Yo también, gracias por todo.-Nos besamos cuando me voy a subir al avión me vuelve a llamar.
-Kenya, toma.-Se quita el gorro dejando relucir su melena negra y me lo da.-Para que te acuerdes de mí.
-Muchas gracias, toma.-Me quito una pulsera trenzada y se la doy.-Para que no me olvides.-Nos sonreímos, nos volvemos a besar, y esta vez sí me monto en el avión.

De Lobo a CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora